Esas medidas que parecían
temporales, cada vez son más permanentes…
Cuando medidas
inicialmente coyunturales y transitorias se usan durante un largo
periodo de tiempo de forma ininterrumpida, crean adicción, se
convierten en permanentes y pierden su eficacia. Lo mismo que los médicos
recomiendan no abusar del consumo de antibióticos porque acaban perdiendo sus
efectos beneficiosos, la actual política monetaria se ha
convertido en permanente, siendo su eficacia cada vez menor.
Una de
las medidas adoptadas por el BCE en su reunión de la semana pasada que ha
pasado bastante desapercibida en los análisis, es la aplicación de un
nuevo programa de compra de bonos (QE: Quantitative Easing) de
20.000 millones de euros al mes de forma indefinida. La gran diferencia
respecto a todos los programas anteriores es que el nuevo programa de compras
no tiene fecha de finalización. En todos los programas precedentes, existía un
límite temporal de vigencia del plan. Al vencimiento del mismo, el Consejo de
Gobierno del BCE debía aprobar explícitamente una extensión del mismo. De no
aprobarse de nuevo, el plan de compras dejaba de aplicarse.
Dada
la división existente dentro del órgano decisor de la política
monetaria del BCE, tiene mucha relevancia que ahora para poner fin a las
compras mensuales de bonos de 20.000 millones sea necesario contar con una
mayoría del consejo. La oposición de los representantes de Alemania,
Holanda, Austria, Finlandia o Estonia, pese a su indudable peso político,
no es suficiente para frenar la perpetuación de las compras de bonos.
Aun
así, no tardarán en producirse tensiones dentro del BCE por la
necesidad de modificar las normas actuales de compras de bonos establecidas por
el propio BCE para seguir aplicando el programa de compras.
La
compra de bonos de cada país se realizará de forma proporcional a la
participación de cada país en la Clave de Capital del BCE (participación
en el "capital" del BCE). Así, se comprarán el 18% en bonos alemanes,
mientras que sólo se comprará un 8,3% en bonos españoles.
El límite
de cada emisión que puede adquirir el BCE es del 33%.
Dado
que Alemania presenta un superávit presupuestario y, por
tanto, cada año emite menos bonos de los que vencen, la escasez de
bonos alemanes y la presión compradora por parte del BCE hace que los
precios de dichos bonos suban y los tipos de interés se sitúen incluso en
negativo. En apenas un año, el BCE habrá llegado al límite del 33% de activos
comprados de los bonos alemanes entre 1 y 30 años. Para que pueda seguir
comprando bonos el BCE se verá obligado a modificar sus normas actuales: o bien
modifica la proporción de compra de bonos de los distintos países en función de
la Clave del capital, o bien amplía el porcentaje de bonos que puede poseer de
una emisión.
En
cualquier caso, y a pesar del regalo envenenado de Draghi, al
dejar un QE perpetuo a su sucesora, el mantenimiento en el
tiempo de la compra de bonos requerirá la modificación de las normas actuales,
lo cual creará considerables tensiones dentro del BCE. Ni siquiera se discute
el escaso efecto positivo que tenga esta política.
El
propio exvicepresidente del Banco Nacional de Suiza, Danthine, que
fue uno de los miembros que aprobó situar el tipo de referencia suizo en el
-0,75% en 2015, reconoce ahora que es escéptico sobre si los tipos
negativos pueden ayudar a impulsar la demanda. En cualquier caso, ya no
discute si la actual política monetaria es efectiva o no, sino si es posible
salir de esta situación y "normalizar" la política monetaria en algún
momento futuro. Cuanto más tiempo transcurra, más difícil será dejar de
dopar al sistema con más y más liquidez, a pesar de sus escasos efectos
beneficiosos
Abrazos,
PD1: Al levantarme cada mañana,
le doy gracias a Dios por el nuevo día que me ha dado para vivir, le pido ayuda
para que me eche una mano durante el día en las dificultades, y sobre todo, le
ofrezco todo lo que haré durante el día. ¿Cómo lo hago? De la manera más
simple, diciéndole en voz baja: “Gracias por el nuevo día. Ayúdame en lo que se
tuerza. Te ofrezco todo lo que voy a hacer durante este día”. Así de simple. Y
mañana otra vez, y así llevo muchos años…
Se pueden ofrecer la obras del
día como se quiera, pero no te rompas el coco, se tardan 10 segundos y te
quedas más contento que unas castañuelas…
Y por supuesto que sirve. ¿Qué
pasaría si no le ofreciera mi día, ni le pidiera ayuda, ni le diera las
gracias? Nada. Pero ofreciéndole todo lo que hago, le doy una visión
sobrenatural a los rollos que luego me trago, convierto cada hora del nuevo día
en un rato de oración…, que luego, cuando me voy acordando, suelo ir
aplicándola por diferentes personas. Y es muy bueno ser agradecido con mi Padre
Dios, al menos yo creo que le gusta que se lo diga...