Ya sabes que la finalidad de la
guerra de aranceles es la hegemonía mundial. De eso se trata, de conseguir que
EEUU siga siendo el rey del mundo. Aunque las cifras marquen cosas muy
diferentes:
La Figura del día de
hoy, muestra cuánto aportan los países al crecimiento global, dicho de otra
forma, es una manera de ver cómo afectaría la desaceleración de una economía al
resto de la economía global. La actual guerra comercial entre los Estados
Unidos y el resto del mundo (a veces con China y otras con México, Canadá y
Europa) está acelerando un proceso que ha estado en marcha desde hace tiempo,
en el que pareciera que se está colapsando y convirtiéndose en algo nuevo.
Sólo China y la India
contribuyen con casi un 42 por ciento al crecimiento de la economía global, si
a eso le agregamos la contribución de la economía estadounidense, supondría la
mitad (52.2).
17 economías, entre las
desarrolladas y las emergentes (ojo que según esta figura, las economías
emergentes contribuyen más al crecimiento de la economía global que los países
más desarrollados) contribuyen con un 25.3 por ciento al crecimiento global.
Abrazos,
PD1: Jesús elige a los doce
Apóstoles, símbolo del “nuevo” Israel, llamado a dar frutos
de vida eterna y a anunciar a todos los pueblos la salvación.
Este nuevo Israel es la
Iglesia, todos los bautizados. Nosotros hemos recibido, en la persona de Jesús
y en su mensaje, un regalo único que hemos de hacer fructificar. No nos podemos
conformar con una vivencia individualista y cerrada a nuestra fe; hay que
comunicarla y regalarla a cada persona que se nos acerca:
El primer fruto es que vivamos
nuestra fe en el calor de familia, el de la comunidad cristiana. Esto será
sencillo, porque «donde hay dos o más reunidos en mi nombre, yo estoy allí en
medio de ellos» (Mt 18,20).
El segundo fruto: La Iglesia es
una comunidad cristiana abierta, es decir, eminentemente misionera. Por la
fuerza y la belleza del Resucitado “en medio nuestro”, la comunidad es
atractiva en todos sus gestos y actos, y cada uno de sus miembros goza de la
capacidad de engendrar hombres y mujeres a la nueva vida del Resucitado.
Y un tercer fruto es que
vivamos con la convicción y certeza de que en el Evangelio encontramos la
solución a todos los problemas.