Es bastante urgente. Esto es lo que hay:
La reforma de las pensiones intenta garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones español, que se ve afectado por el incremento de la esperanza de vida y por la disminución de la población activa. En España, desde los años 70, las pensiones se han ido reduciendo de manera sistemática.
Cuando pensamos en la pensión pública de la jubilación hay que tener en cuenta que en muy pocos casos será posible mantener el mismo nivel de vida que se ha llevado a lo largo de la etapa laboral, salvo que se disponga de un ahorro para complementarla.
Vamos a ver unos datos. La pensión media en 2019 se sitúa en 1.137,99 euros, a la que hay que aplicarle una retención del 7%. La prestación de jubilación contributiva máxima alcanza los 2.659,41 euros brutos al mes (37.231,74 euros brutos al año). Para este nivel, la retención en el IRPF asciende al 19,5% y la cuantía mensual neta queda en casi 2.100 euros. Hoy solo el 12,37% de los contribuyentes tienen derecho a una pensión superior a los 2.000 euros brutos. Un dato a tener en cuenta. Si nuestro salario anual hoy es superior a los 37.000 euros, estaremos cotizando más que el dinero que vamos a cobrar por nuestra pensión.
En la reforma de las pensiones de 2013 se incorporaron varios cambios. Vamos a verlos:
Edad de jubilación
En 2019 la edad legal de jubilación se alcanza con 65 años y ocho meses, aunque si se llevan cotizados 36 años y nueve meses la edad de jubilación se mantiene en los 65 años. Es importante recordar que la edad de jubilación aumenta de forma progresiva año a año, a razón de 2 meses por año, hasta llegar a los 67 años en 2027, que es cuando quedará fijada.
No en vano, como indican todos los organismos oficiales, la sociedad española envejece progresivamente debido al aumento de la esperanza de vida y, por el contrario, la tasa de natalidad (futuros trabajadores) disminuye, como puede verse en este gráfico.
Años cotizados
Si en 2013, año de la reforma de las pensiones, los años de cotización necesarios se situaban en los 35, en 2027 serán de 38 años y seis meses. Hasta 2027, la edad mínima de cotización aumentará a razón de trimestre por año. En 2019, si un trabajador tiene cotizados 36 años y nueve meses, podrá jubilarse a los 65 años; si tiene menos, tendrá que esperarse hasta los 65 años y ocho meses.
El índice de revalorización de las pensiones
Hasta la última reforma de las pensiones en 2013, éstas se revalorizaban en función del IPC. Es decir, si el Gobierno preveía una subida de los precios, ésta se aplicaba en las pensiones y con los meses se corregía al alza, nunca a la baja, si era el caso. De este modo, el pensionista no perdía poder adquisitivo con los años. Sin embargo, ahora el sistema ha cambiado y se revalorizan las pensiones mediante el índice de revalorización. ¿Qué es? Se trata de una fórmula matemática que tiene en cuenta numerosos factores y que, en resumidas cuentas, señala que las pensiones subirán cuando el sistema tenga más ingresos y menos gastos y bajarán cuando haya más pensionistas, más paro y más gastos de la Seguridad Social. El mínimo que subirán anualmente por ley es el 0,25%, como ya ha pasado desde 2014. Si la economía fuese a la perfección y el resultado fuera superior al IPC más 0,5% (el techo que marca la ley), el ‘excedente’ iría a la hucha de las pensiones. En los últimos Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno –y que todavía están pendientes de aprobación– está prevista una subida de las pensiones más bajas de hasta un 3%.
Factor de sostenibilidad
El factor de sostenibilidad es un coeficiente que se aplica en la primera pensión de un jubilado. ¿Para qué? Para ajustar lo que se cobra de pensión a los años de esperanza de vida. Así, dos personas que hayan cotizado lo mismo cobrarán pensiones diferentes si la esperanza de vida es mayor o menor en un momento dado. ¿Quiere decir esto que cuanto mayor sea la esperanza de vida, menos pensión cobraré? Sí. De hecho, informes oficiales estiman que con este cambio las prestaciones de jubilación podrían experimentar un recorte de un 5% nominal por década. Como ya hemos visto en otras ocasiones en el blog de VidaCaixa, la esperanza de vida en España aumenta cuatro años cada década, con lo que es fácil adivinar si las cuantías de las pensiones irán al alza o a la baja. Esta norma afecta a las pensiones a partir del 1 de enero de 2019 y cada lustro se renovará para las siguientes primeras pensiones.
¿Cuánto voy a cobrar de pensión?
Es la pregunta clave. No existe una respuesta sencilla, aunque sí estimaciones que ayudan a prever cuál será la tendencia. Muchos factores influyen en la cantidad final que se cobrará una vez jubilado. El aumento de la esperanza de vida, la demografía o el desempleo son algunos de ellos. Ahora bien, existe una herramienta, el simulador de jubilación, que sirve para aportar algo de luz sobre este tema. Se trata de una página web que calcula, en función de una serie de datos que aporta el interesado, el dinero que previsiblemente cobrará de pensión pública de jubilación y cuánto debería ahorrar para lograr unos ingresos determinados una vez haya concluido su etapa laboral. Mediante este ejercicio es posible comparar la idea que uno podía tener acerca de cómo sería su nivel de vida una vez jubilado y lo que con toda seguridad será, algo útil para replantear, si acaso, la estrategia para prepararse para el futuro. Planes de pensiones, PIAS o SIALP juegan en este punto un papel clave, dado que son soluciones, con interesantes ventajas fiscales, que pueden servir de complemento a la pensión pública de jubilación en el futuro.
En el caso del PIAS se destaca su interés garantizado, cuya aportación máxima es de 8.000 euros anuales, y 240.000 euros la aportación máxima total. El objetivo del PIAS es la renta vitalicia. ¿Y qué es una renta vitalicia? Un ingreso mensual para toda la vida con el objetivo de cubrir una caída de ingresos o para cuando nos jubilemos.
¿En qué afecta a mi plan de pensiones la reforma de las pensiones?
1. Podrás rescatar el plan de pensiones a los 10 años: Todos aquellos fondos de pensiones que se realicen a partir del año que viene podrán rescatarse transcurridos los 10 años sin necesidad de estar jubilado y sin tener que justificar un motivo. Así pues, la persona que contrate un plan de pensiones en el 2015 podrá rescatarlo en el 2025.
2. Pagarás menos comisiones: Se reduce la comisión máxima en un 30% (del 2,5% al 1,75%), por lo que aún podrás ahorrar más. En concreto, la comisión de gestión baja del 2% al 1,5% sobre el patrimonio del plan, y la comisión de depósito pasa del 0,5% al 0,25%. Según los cálculos del Gobierno, 4,5 millones de partícipes con un ahorro de 121 millones de euros anuales podrán beneficiarse de esta rebaja.
3. Estarás mejor informado: Al cierre de cada ejercicio recibirás por parte de la gestora el detalle de todas las inversiones de los fondos de pensiones, además de la información sobre la rentabilidad generada por el fondo en los últimos 20 años.
Para finalizar, y para dar cuenta de los cambios que se han producido en materia de pensiones para tratar de garantizar su viabilidad en el futuro, vamos a detallar los principales cambios desde la década de los 70.
¿Cuántas veces se han reformado las pensiones?
Desde 1970 se han producido reformas importantes que, sin embargo, no han afrontado la reforma necesaria a nivel estructural.
1. En 1985 se realizó a la primera gran reforma, que aumentó el Período Mínimo de Cotización (PMC) de 10 a 15 años y el número de años utilizados para el cómputo de la base reguladora desde dos años hasta los ocho previos a la jubilación. Con esta reforma, la reducción de la prestación oscila entre un 5% y un 10%.
2. Entre 1980 y 1995 el gasto en pensiones contributivas pasó del 5,6% del PIB al 8,4% y la relación entre afiliados a la Seguridad Social y pensionistas disminuyó del 2,7% al 2,1%. Esta situación llevó a que el Pleno del Congreso aprobara, el 15 de febrero de 1994, una proposición para crear una Ponencia en la Comisión de Presupuestos. Su finalidad era la elaboración de un informe sobre los problemas y las posibles reformas del sistema de la Seguridad Social. Fue lo que se conoció como el Pacto de Toledo. Entre las modificaciones que introdujo en el sistema dicho Pacto, destaca el aumento de 8 a 15 del número de años para el cálculo de la base reguladora de la pensión, la revalorización de las pensiones según la evolución prevista para el IPC y la eliminación gradual de los topes de cotización por debajo del máximo establecido. Con el Pacto de Toledo, la reforma de las pensiones supuso una reducción de entre un 7,5% y un 10% de las prestaciones a recibir por los jubilados.
3. En el año 2011 se aprobó una nueva reforma, que entró en vigor el 1 de enero de 2013, cuya repercusión real sobre el cálculo de la pensión de jubilación no se verá totalmente hasta el momento en el que se aplique de forma íntegra (Enero 2027). Esta reforma retrasa la edad de jubilación en 2 años (hasta los 67) y reduce aproximadamente un 9% la pensión de jubilación. A mayor base de cotización, mayor es el porcentaje de reducción de la prestación a recibir en relación con la normativa anterior. Además, las personas que no dispongan de 38 años y seis meses cotizados, no percibirán el 100% de la jubilación, y las que no acrediten un período de cotización de al menos 25 años no tendrán derecho a percibir la pensión contributiva (hasta esta reforma, el requisito mínimo eran 15 años).
2. Entre 1980 y 1995 el gasto en pensiones contributivas pasó del 5,6% del PIB al 8,4% y la relación entre afiliados a la Seguridad Social y pensionistas disminuyó del 2,7% al 2,1%. Esta situación llevó a que el Pleno del Congreso aprobara, el 15 de febrero de 1994, una proposición para crear una Ponencia en la Comisión de Presupuestos. Su finalidad era la elaboración de un informe sobre los problemas y las posibles reformas del sistema de la Seguridad Social. Fue lo que se conoció como el Pacto de Toledo. Entre las modificaciones que introdujo en el sistema dicho Pacto, destaca el aumento de 8 a 15 del número de años para el cálculo de la base reguladora de la pensión, la revalorización de las pensiones según la evolución prevista para el IPC y la eliminación gradual de los topes de cotización por debajo del máximo establecido. Con el Pacto de Toledo, la reforma de las pensiones supuso una reducción de entre un 7,5% y un 10% de las prestaciones a recibir por los jubilados.
3. En el año 2011 se aprobó una nueva reforma, que entró en vigor el 1 de enero de 2013, cuya repercusión real sobre el cálculo de la pensión de jubilación no se verá totalmente hasta el momento en el que se aplique de forma íntegra (Enero 2027). Esta reforma retrasa la edad de jubilación en 2 años (hasta los 67) y reduce aproximadamente un 9% la pensión de jubilación. A mayor base de cotización, mayor es el porcentaje de reducción de la prestación a recibir en relación con la normativa anterior. Además, las personas que no dispongan de 38 años y seis meses cotizados, no percibirán el 100% de la jubilación, y las que no acrediten un período de cotización de al menos 25 años no tendrán derecho a percibir la pensión contributiva (hasta esta reforma, el requisito mínimo eran 15 años).
¿Qué factores tensionan el sistema público de pensiones?
El envejecimiento de la población, el aumento de la tasa de dependencia y la cuantía de las pensiones respecto a la productividad hacen inviable nuestro sistema público actual. Tanto es así que desde hace nueve años, desde 2010, las cotizaciones de los ocupados son insuficientes para financiar las pensiones contributivas.
Las pensiones se han modificado con distintas medidas a lo largo de los años: alargar el número de años necesarios para cobrar el 100% de la pensión, incrementar la cuantía máxima y la mínima o aumentar la edad de jubilación. Una cuantificación aproximada de estas reformas en las pensiones se traduce en unos recortes del 10% de media. A esto hay que añadirle que, en los últimos años, los topes mínimos y máximos de cotización se han incrementado por debajo del IPC, lo que supone una reducción encubierta de la pensión de jubilación.
Abrazos,
PD1: Según la RAE, sinónimos de soberbia:
Altivo, inmodesto, presuntuoso, orgulloso, altanero, arrogante, vanidoso, engreído, impertinente, jactancioso, endiosado, hinchado, fatuo, pedante.
¡Cuántas cosas hay que corregir! Es el principal pecado que cometemos, del que se derivan los demás…