Al margen de la política, que  como ves ando muy fino y reservado (no he dicho ni pum de Rato, me sigo  mordiendo los puños), la cosa anda chunga. Tuvimos en el boom económico de los  2000 un tirón de la economía muy grande para todos, se generó una amplia clase  media, todo el mundo se compró de todo, pudieran o no, y ya sabes cómo acabó,  con una ruptura de esta amplia clase media, y una vuelta, de nuevo, rumbo a las  dos Españas, la de los pudientes y la de los que no llegan a fin de mes. Sí, la  salida de la crisis es para aquellos que nunca entraron, que no se enteraron de  que había crisis…, los que han seguido haciendo negocio en medio de la crisis…  Los más desfavorecidos, siguen sin llegarles la camisa al cuello…
Cinco factores en España de inestabilidad macroeconómica y  social
1 - La presión fiscal es inadecuada e  insuficiente; los ingresos públicos de España en porcentaje del  Producto Interior Bruto (PIB) no superan el 40%. La recaudación  fiscal de España es la cuarta por la cola en el conjunto de dieciocho países de  la Zona euro. En Francia, por ejemplo, la recaudación pública se eleva por  encima del 50% -hasta el 53%-, es decir, supera en más de quince puntos  porcentuales la actual presión fiscal  de España.
2 - La competitividad  en precios de la economía española no está generando riqueza social;  al contrario, está acrecentando las desigualdades y forzando una espiral  descendente de salarios. Optar por competir en precios con países tan  históricamente competitivos como Alemania solo puede terminar desembocando en  una situación de reducción sostenida y general del nivel de los precios, es  decir, en una situación de deflación.
3 - Los jóvenes no acceden al mercado  laboral; porque es prácticamente imposible encontrar un empleo.  A los que quieren trabajar les espera una tasa de paro superior al 50%. Y los que  encuentran la forma de poder trabajar, se enfrentan a elevadísimos niveles de  precariedad laboral, con retribuciones próximas al Salario Mínimo  Interprofesional (SMI). La alternativa  consiste en emigrar o en prolongar la formación a la espera de la oportunidad soñada.  Es decir, en huir del presente, con la esperanza de que el futuro sea  sustancialmente mejor. Pero, ¿lo será?
4 - La reducción del paro es insuficiente;  y los documentos  macroeconómicos de previsión futura elaborados por el poder ejecutivo del  Partido Popular (PP) confirman  que la exasperante lentitud de la recuperación no constituye más que una  estrategia: garantizar en el medio plazo las actuales políticas empresariales:  es decir, contratar mano de obra barata para competir en mercados de productos  y servicios de bajo contenido tecnológico y nivel de precios. En resumen, y por  si no alguien no conoce la teoría de la Nairu (tasa natural de paro no  aceleradora de la inflación); una cantidad ingente de parados en el mercado  laboral fundamenta y sostiene la capacidad coercitiva de los empresarios para  imponer sus condiciones en la negociación salarial.
5 - Aumento crónico de  la deuda; es un problema que sigue sin resolverse, insertado en una  espiral paralela y condicionada a la evolución de la inflación, mejor dicho, de  la deflación (repetimos: de-fla-ción), de los bajos niveles retributivos de los  trabajadores, y, en consecuencia, de la recaudación fiscal. Por lo tanto, el  problema de la deuda no constituye la raíz de la crisis, sino un efecto  derivado de la misma. Luego, ¿hemos superado esta crisis? Obviamente, no. Y si  esperamos que por esta vía se pueda llegar algún día a solucionar, nuestros  ojos no lo verán jamás.
Hace unos días publicamos en  este mismo blog de economía cinco  de los factores causantes de inestabilidad macroeconómica y social  en España. Hoy completamos dicha lista con otros cinco factores  más;
6 - Paro de larga duración;  más del 60% del paro computado en la Encuesta de Población Activa (EPA)  elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se compone de parados  cuya búsqueda de empleo se prolonga en el tiempo con una duración superior al  año. Y más de dos millones de personas acumulan no más de uno, sino más de dos  años tratando de encontrar un empleo. Estamos hablando de cifras relativas a  finales del ejercicio 2014 y principios del año 2015 y un problema ante el que,  por supuesto, los minijobs tampoco son la solución. ¿Motivos pues  para la satisfacción?
7- Arrastre perpetuo del déficit público;  el sector público español alcanzó su último superávit en las cuentas de la  administración pública en el año 2007. Desde entonces ha consignado año tras  año sucesivos déficits públicos. Según el Programa de Estabilidad, no será  hasta el año 2018 -al menos- cuando se consiga revertir esta contraproducente  circunstancia. Como consecuencia, otro objetivo de suma importancia como es la  erradicación de la deuda pública, encarnará una tarea de muy difícil  materialización. No crezcas económicamente y no rediseñes fiscalmente las  cuentas del sector público, que las políticas de austeridad y de recortes del  gasto público terminarán por lastrar el exiguo margen de maniobrabilidad que el  sector estatal ha poseído históricamente al objeto de combatir la aparición de  una recesión.
8- Desconexión del circuito de crédito  bancario; lo analizamos en un artículo reciente semanas atrás  en el blog. España es el país de la Zona euro en el que más se ha reducido el  saldo del crédito vivo en el periodo 2007-2014. Concretamente, el recorte del  crédito en circulación se ha cifrado en más de medio billón -con b- de euros. La  magnitud de esta contracción no se ha experimentado en estos términos en ningún  otro país europeo. Muchos proyectos no pueden iniciarse por falta de  financiación. Y muchos otros mueren y desaparecen por una deliberada y  permanente obstaculalización en el acceso al crédito por parte de las entidades  financieras.
9- La puerta trasera de los paraísos  fiscales; ¿saben  ustedes que un porcentaje mayoritario de las empresas de mayor facturación en  España poseen sociedades filiales en paraísos fiscales?  ¿Con qué motivo participan empresas como Iberdrola en sociedades radicadas en  las Islas Caimán? ¿Ustedes creen que es normal que las Islas Vírgenes  Británicas reciban "Inversión Directa Extranjera" en un solo año por valor del  10.150% de su Producto Interior Bruto (PIB)? ¿Por qué no se armoniza la  política fiscal?
10- Corrupción política;  no siempre, pero este factor se encuentra vinculado extremadamente a menudo con  las puertas traseras ubicadas en los paraísos fiscales, cómplices y artífices  de la desigualdad mundial. Se ha demostrado reiteradamente que existe un  sendero secreto y directo entre el dinero obtenido ilícitamente y las cuentas  bancarias de los países off-shore. Y también conocemos la exasperante lentitud  de la justicia cuando se trata de solucionar escandalosos casos de corrupción  institucional. Hoy ya no es ni siquiera un secreto: la lentitud de la  recuperación en España es directamente proporcional a la ineficacia de su  sistema judicial.
Tristes abrazos,
PD1: Y la gran lacra es que  tenemos un desempleo de aúpa, algo que nuestros socios europeos no tienen, y  alucinan viendo lo que nos pasa aquí…, que no somos capaces de resolverlo, y  nos dedicamos a crear empleo por horas, temporal y muy mal pagado…
¿Por qué solo a España? ¡Qué mal  nos sentó la bonanza, qué cantidad de excesos!
En España cualquiera  que analice la situación económica, y en particular el mercado laboral, llega a  la conclusión que los dirigentes políticos actuales, y los anteriores, les  resbala la situación del desempleo. Da igual que hablemos del PP o del PSOE, se  dedican únicamente a restregar la propaganda cuando los ciclos alcistas las  cifras del desempleo mejoran, y se resignan a culpar a la herencia recibida,  cuando los ciclos son bajistas.
El drama del desempleo no preocupa de verdad a los  políticos en España
El  gran problema es que nadie habla claro a la ciudadanía, tampoco los economistas  que, algunos, siguen apostando por el pleno empleo en España si se cumpliesen  las máximas del modelo neoclásico del mercado laboral: es decir bajar el  salario hasta que la oferta iguale a la demanda de empleo. Otros abundan en el  factor institucional: si no existiese negociación colectiva la flexibilidad y  eficiencia alcanzarían el punto máximo y la contratación sería inmediata.
También  se ha puesto de moda el mal llamado Contrato Único. Según sus partidarios el  gran problema del mercado laboral, al menos el de la precariedad, es que existen  demasiados tipos de contratos temporales y eso es un gran incentivo para los  empresarios a contratar de forma temporal. Con un único contrato, la gran  mayoría seriamos trabajadores indefinidos con un incremento de las  indemnizaciones por despido, respecto a la situación actual. Por último, los  alérgicos a los impuestos, propugnan reducir hasta el mínimo los impuestos o  cotizaciones sobre el factor trabajo, solo con eso, en un ejercicio inaudito,  aseguran que el problema del desempleo prácticamente se solucionaría.  
Las recetas liberales y neoclásicas no acabarán con las  tasas de empleo y actividad tan bajas
Pero  todos los gurús que bendicen esta panoplia de medidas, que incluyen  conservadores, liberales y socialdemócratas, apenas dedican tiempo a estudiar  la realidad más tozuda del mercado laboral español. Que  no hay trabajo para todos, dada la matriz de producción que tenemos, el nivel  formativo de los hogares, la propensión a contratar que tienen las empresas en  España y los colectivos que más difícil tienen el acceso al mercado laboral.
Para  ello les recomiendo que lean y consulten el magnífico resumen que la Revista  Alternativas Económicas ha  hecho en dos volúmenes con los 83 gráficos para entender la crisis y sus  efectos. Ahí podrían saber que la tasa de empleo en España, ratio casi más  importante que el desempleo, es del 54%, es decir apenas la mitad de la  población activa está ocupada, otra cosa es que en qué condiciones. La media de  la zona euro se sitúa en el 63%. Pero más preocupante es que en las mejores  épocas de creación de empleo en España, años 2004, o 2005, dicha tasa de empleo  apenas superaba el 60%, lo que da idea de las dificultades de España para  alcanzar tasas de empleo compatibles con el pleno empleo. Alemania, Dinamarca,  Reino Unido o Países Bajos alcanzan tasas de empleo superiores al 70%.
Otro  factor que abunda en la gravedad del mercado laboral, ignorado por políticos y  muchos economistas, es la población activa. Para un político en España, del PP  o del PSOE, esta variable juega a su favor siempre en los últimos años. Se  alcanzó un máximo en 2007, con 20,7 millones de personas y ahora se sitúa en  17,5. Ha sido una bendición porque así, los distintos gobiernos han podido  reducir la tasa de paro sin tener que crear empleo. Pero de nuevo, incluso en  las mejores épocas de la burbuja inmobiliaria, la tasa de actividad apenas  superó el 65%, también muy lejos de las tasas de actividad de los países  nórdicos.
¿Dónde  se encuentra la gran diferencia con los países más avanzados?. Pues en colectivos  concretos. Por un lado, la gran bolsa de trabajadores sin cualificación,  parados de larga duración, jóvenes, mujeres y mayores de 45 años. En materia de  parados de larga duración, España colidera la UE con Grecia (18,4% en Grecia y  13,1% en España. Esta situación es particularmente grave en mayores de 45 años,  más de 1,7 millones de desempleados, con una probabilidad de encontrar empleo  que tiende a cero. En el grupo de 50 a 59 años, el 62% de mujeres y 59% de  hombres eran parados de larga duración.
Mujeres, jóvenes, mayores de 45 años y trabajadores poco  cualificados son los abocados a la exclusión social
En  lo que respecta a la formación. En España el 35% del desempleo corresponde a  trabajadores de baja cualificación, lo que ahonda el riesgo de pobreza absoluta  entre dichos trabajadores. En cifras, más de 10 millones de desempleados en la  UE tenían una formación inferior a la educación secundaria. Los jóvenes apuntan  todavía a una peor situación. Casi el 70% de los jóvenes de 16 a 19 años estaba  en paro al finalizar el año 2014, el 50% entre 20 y 24 años y el 32% de 25 a 29  años.
Todas  estas cifras, y otras más cualitativas, configuran un panorama tenebroso en el  mercado laboral español. Solo con construcción o servicios de bajo nivel  añadido, donde se crea el poco y malo empleo que se genera, no es posible  absorber todo el stock de trabajadores. Pero yendo más allá, ya no solo hay que  recuperar el empleo perdido, es que habría que crear unos 3 o 4 millones  adicionales para que la tasa de empleo y actividad llegasen al 70%.
No hay empleo suficiente para alcanzar tasas de empleo y  actividad razonables
En  resumen, no hay que mentir a los ciudadanos. España no creará suficiente empleo  para alcanzar tasas de empleo y actividad homologables a los países nórdicos y  centroeuropeos. Este problema no es únicamente español. EEUU ha alcanzado una  tasa de paro del 5,5% con una tasa de actividad del 63%, la mínima desde hace  muchos años. Las soluciones están claras. Para la gente joven más preparada, la  emigración. El resto, subsistir con subsidios, trabajo en negro o precario,  tirar de la familia y el abismo de la exclusión social. Ni siquiera creciendo  al 3% alcanzaremos esas cifras, por lo que solo cabe no engañar y cambiar la  matriz de producción.
Y la gente se desapunta de  buscar trabajo, se queda en su casa mano sobre mano, o se larga fuera a  buscarse la vida…:
España "pierde" medio millón de activos en los dos últimos  años
España ha perdido medio millón de personas dispuestas a trabajar en los últimos nueve trimestres, según la  Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de  Estadística (INE). Así, la población  activa de España, es decir, el conjunto de personas con una edad  superior a los 16 años en actitud y disposición de trabajar, ha descendido desde los 23,5 millones de personas en el tercer trimestre de  2011 hasta los 23 en  el último trimestre de 2014.
Por el contrario, la población inactiva de la economía  de España, esto es, el conjunto de personas que contando con  una edad superior a los 16 años se encuentra en una situación de inactividad  respecto al mercado laboral, acumula ocho trimestres consecutivos de incrementos interanuales.
No obstante, la cifra de inactivos  en España no ha ascendido en los últimos trimestres con la misma intensidad que la contracción observada en la  población que o bien se encuentra trabajando o bien se encuentra en situación  de búsqueda de empleo (ver la evolución de la población activa reflejada en el gráfico inicial).
Ampliando el horizonte de análisis de las poblaciones económicamente activas e  inactivas en España desde el año 2002, se puede perfectamente apreciar que los fuertes incrementos experimentados en el primer grupo -de un ritmo de  entre 600.000 y 800.000 personas por trimestre hasta finales de 2008- tampoco se correlacionaron con los descendentes registros  experimentados por el grupo de los segundos con idéntica e intensidad similar.
Como resultado  de esta  evolución, la población activa de España ascendió en cerca de cinco millones de personas en dicho periodo -desde los 18,6  millones hasta los 23,3-, al tiempo que la contrapartida de inactivos apenas varió en medio millón,  desde 15,8 millones hasta 15,3 (cuantificándose en la actualidad en 15,5 millones de personas).
PD2: Es que en España somos muy  distintos:
Seat reduce sus pérdidas operativas hasta 127 millones  La firma automovilística española Seat,  propiedad del consorcio Volkswagen, cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas  operativas de 127 millones de euros, lo que representa una disminución del 16,3%  si se compara con los números rojos de 152 millones contabilizados en 2013.
Volkswagen gana un 19% más y prevé elevar las ventas este año.  El grupo automovilístico alemán cerró el  pasado ejercicio con un beneficio neto atribuido de 10.847 millones de euros.
¿Cómo es posible que el SEAT sea  una de las marcas que más vende y exporta en España y, sin embargo, no gane  dinero la filial de la VW alemana? Mala eficiencia española…, seguro.
PD3: Estaremos en 2020 como  en 2006, o como en 1992…
Tras años de arranques  en falso, brotes verdes ilusorios y promesas de futuros mejores a la vuelta de  la esquina, parece que la recuperación económica en España empieza a  consolidarse. El paro está disminuyendo, las empresas expandirse de nuevo, las  cuentas públicas poco a poco recuperan el pulso, y los políticos andan de nuevo  poniéndose medallas. En un eco de tiempos pretéritos, el PIB español está  creciendo por encima de la media de la eurozona. Queda mucho, muchísimo camino  por recorrer, pero parece que tras ocho años horribles lo peor ya ha quedado  atrás.
Aún  así, es mejor no caer en el optimismo. Del mismo modo que es importante  entender las causas de una crisis económica para evitar repetirla, no está de  más echar un vistazo a los motores de la recuperación para saber si hemos hecho  los deberes y cambiado nuestro dichoso modelo productivo que todos dicen querer  superar.
Para  empezar, crecer por encima de la media de la eurozona puede parecer meritorio,  pero es casi lo mínimo exigible. España ha destruido mucha más  riqueza que la media y viene de un agujero mucho más profundo,  así que nuestra tasa de crecimiento va a ser más rápida simplemente porque  estamos convergiendo con la media. Mirando las previsiones de  la comisión, nuestra proeza resulta ser poco remarcable – seríamos  decimoterceros en crecimiento en una lista de veintiocho.  Las cifras de  empleo son algo más halagadoras (quintos) pero contando que nadie en la UE  excepto Grecia y Lituania han sufrido una catástrofe laboral parecida, es casi  lo mínimo que podríamos exigir.
De  todas las previsiones económicas, sin embargo, hay una que debería alarmarnos  especialmente: el crecimiento  de la  productividad. En esta lista España está vigésimo tercera, con  una aumento del0,4% este año. Polonia, el líder de la  clasificación (un país con una población similar a España y que está convergiendo rapidísimo),  va a rozar el 3%, algo que debería  darnos un punto de referencia sobre a qué deberíamos estar aspirando. El  crecimiento de la productividad español recuerda, otra vez, al que veíamos en  los años anteriores a la crisis, cuando el crédito fácil impulsaba el  consumo y podíamos gastar lo que no teníamos a base de deuda.
Esta  cifra, la productividad que no llega, es una señal meridianamente clara de que  aunque la economía vuelve a dar cifras positivas, es muy probable que el modelo  productivo que tenemos detrás sea casi el mismo de antes.
Ahora  mismo España (y el resto de la eurozona) disfruta de varios factores que están  sirviendo como vientos favorables para la recuperación: la caída del precio del  petróleo, que ha actuado como un "estímulo fiscal" externo, la caída del euro,  que está favoreciendo las exportaciones, y una política monetaria al fin  claramente expansiva por parte del Banco  Central Europeo. Si a esto le sumamos que tras ocho años de  recesión probablemente habíamos llegado a un punto que no quedaba demasiada  riqueza que destruir, nos hemos empobrecido lo suficiente  como para que la gente quiera comprar nuestros saldos, y que  gracias a la tímida recuperación el sector público ha empezado a abandonar las  políticas de austeridad más dolorosas (eso, y que es año de elecciones y no  tocan recortes) creo que basta para explicar casi toda nuestra  recuperación.  No es difícil ver que en esta lista no hay nada que  realmente tenga mucho que ver con el gobierno; el  crecimiento, casi en su totalidad, está viniendo por una combinación entre pura  inercia y factores externos, no un cambio en nuestra estructura productiva.
¿Qué  quiere decir esto? Si no hay reformas, el ciclo expansivo de la economía  española de los próximos años va a ser tristemente familiar. La mayor parte del  crecimiento no vendrá de ser más eficientes, ofrecer mejores servicios o  desarrollar nuevas tecnologías; lo que veremos será una lento  retorno de nuestras hordas de parados a empleos de segunda en trabajos poco  productivos con contratos temporales de escaso futuro. La  economía concentrará la creación de empleo en sectores con poco valor añadido,  el mercado laboral seguirá horriblemente segmentado, y el PIB aumentará más  porque tenemos a más gente haciendo trabajos de tercera que por haber inventado  nada nuevo.
Gracias  a la purga sufrida por nuestro sistema financiero, esta vez al menos no  tendremos cajas de ahorros construyendo elefantes blancos y viviendas lejos de  ninguna parte en otra burbuja inmobiliaria. Esto quiere decir que nuestra  expansión no será tan rápida, extravagante ni artificial como la de la primera  década del siglo, pero también que la tasa de paro se quedará encallada a medio  plazo en un nivel deprimentemente alto (15-16%)  antes de empezar a sufrir presiones inflacionarias.
La España del 2020, en otras palabras, será muy parecida a la España del 2006 o la del 1992: un país  que incluso cuando las cosas van bien tiene una tasa de desempleo grotesca,  genera empleo de baja calidad con demasiadas PYMEs incapaces de crecer debido a  un mercado laboral absurdo y trabas burocráticas y un estado de bienestar que  sigue sin redistribuir riqueza de forma eficaz. 
La  realidad es que a pesar de todos los aspavientos, proclamas y grandes  declaraciones de este gobierno (y en parte también del anterior) España  apenas ha aprobado reformas de calado para salir de la crisis.  Con la excepción del sector financiero, saneado y purificado gracias al rescate  europeo (sí, fue un rescate), el resto de la política económica de  Rajoy ha sido una cuestión de matices, sin cambios substanciales en casi  ninguna parte. El mercado laboral, con la posible  excepción de la negociación colectiva, es igual de disfuncional que siempre;  la educación apenas se ha tocado nada relevante; el mercado de servicios sigue  lleno de trabas; la financiación autonómica ni siquiera se ha estudiado; no se  ha liberalizado nada relevante; la administración pública no ha visto ninguna  reforma; el sistema político no ha pasado de retoques; no hay medidas creíbles  contra la corrupción. Fuera de imponer recortes a las autonomías y proclamar  que los austeros eran ellos, el gobierno de Rajoy no ha hecho  nada remotamente relevante para sacarnos de esta crisis o prevenir crisis  futuras.
El  resultado es que tenemos una recuperación como las de antes, con el país  volviendo a los mismos problemas de siempre. Veremos qué gobierno sale de las  elecciones de noviembre, pero de momento no aprendemos. 
PD4: Tengo un amigo que se ha  ido a vivir a Alemania, a trabajar ahí. Y me escribe esto: los precios por  Alemania increíbles. Alimentación, carburantes, todo más barato que en España.  Compré una tableta a 80€ (con posibilidad de meterle más tarjetas SIM y pillar  internet en cualquier lugar) y un portátil (el mío estaba viejísimo) de  17" (enorme!) a 300€... Si es que España sigue muy caro, en todas las  cosas. La vida en España no ha corregido a pesar de la cacho crisis que hemos  tenido. Nos hemos pasado avisando del temor a una deflación, y lejos de haber  llegado, seguimos siendo mucho más caros que otros países que tenemos muy  cerca… ¿Tiene algún sentido? Pues no.
PD5: Y mientras, el debate  político es si merece la pena acabar las nuevas líneas del AVE, o no. Por  supuesto que hay que acabarlo y no tirar más dinero a la basura. Fue una locura  como aquí te he contado en muchas ocasiones…
Es absurdo!!! ¿Por qué llegó a  Huesca, y a Albacete, y a Cuenca, ha sido una coña? ¿Por qué queremos que  llegue a Granada, y a Cartagena? ¿Qué sentido tiene hacer un AVE vasco, se va a  usar, o solo lo cogerán los adinerados políticos? ¿Merece la pena terminar el  gallego? NO y NO, joder, basta ya de estupideces caras!!!, que somos pobres y  no nos lo podemos permitir, de verdad…
PD6: Este fin de semana hizo la  Primera Comunión mi hija pequeña. Impresionante. La catequista de la parroquia  la dejó muy bien preparada, las clases del colegio también (tuvieron hasta un  retiro!!!), y nosotros en casa hemos aportado mucho. El domingo hizo su segunda  comunión y el próximo fin de semana, la tercera… ¡Ay si los demás niños sus  padres siguieran las pautas del colegio y no se dejaran embaucar por la  pereza…! Hay muchos niños que hacen la Primera Comunión y nunca mais,  ¡qué pena!








 
