08 abril 2015

China: su bolsa avanza a todo ritmo...

Todo el mundo habla de la bondad del nuevo banco creado por China que compite con el FMI, el Asian Infraestructure Invesment Bank (AIIB), ¿por qué?

China institucionaliza su poder financiero

"Tantas veces va el cántaro a la fuente..." que al final China ha optado por replicar parte de las instituciones multilaterales, proponiendo la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraetsructuras o Asian Infrastructure Investment Bank (AIIB), cuyas funciones no serán muy distintas a las que hoy tiene el Banco Mundial.
Se trata de una respuesta a la insuficiencia de representación que ese y otros países considerados emergentes tienen en las instituciones nacidas en Breton Woods: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Desde 1944, Europa y EEUU mantienen la prerrogativa de designar a los máximos dirigentes de esas dos instituciones. Poco ha importado que la escena económica y financiera internacional haya cambiado de forma radical, en especial en los últimos veinte años. Y uno de los cambios más explícitos haya sido el creciente poder económico y financiero de algunas de las potencias emergentes. China, en todo caso.
La contestación a esa infrarrepresentación de las nuevas potencias en el FMI y el Banco Mundial, no es única de China. Otras iniciativas de algunos de los BRICS ( Brasil, Rusia, Indica, China, África del Sur) como la creación de un banco de desarrollo, el New Development Bank, también han tratado de contestar el statu quo. En realidad, en la propia administración de EE.UU. llevan tiempo intentando esa adecuación mediante propuestas ante el Congreso que permitan el ajuste de los votos, pero sin éxito hasta ahora.
La respuesta oficial de la administración americana se ha ido por las ramas: ha invocado el insuficiente respeto a los derechos humanos y al medio ambiente de las autoridades chinas para oponerse a la creación del AIIB, en particular para que no entraran en su accionariado otras potencias amigas. Pero la desautorización ha sido manifiesta.
El primer movimiento solicitando la participación en ese banco fue del gobierno británico. Ahora todos los aliados de EE.UU., con la excepción de Japón, han decidido suscribir acciones aspirando a sentare e el consejo de administración del banco, España incluida. Serán, al menos, 33 accionistas frente a los 21 inicialmente previstos.
Está por ver la completa trascendencia de este movimiento, más allá de la escenificación de la pérdida de influencia estadounidense que ya está teniendo. Sobre lo que no cabe duda es que más allá de la posibilidad de financiar infraestructuras, propósito muy en boga actualmente, este banco puede amparar decisiones en la dirección de hacer de la china una de las monedas de 
reserva más importantes del mundo. Si se avanza en la completa convertibilidad externa del yuan y se dan pasos adicionales para garantizar la libre movilidad de los capitales, China habrá institucionalizado el poder financiero que de hecho viene ejerciendo desde hace años. Entre otras vías, mediante la financiación del déficit por cuenta corriente de los propios Estados Unidos.
Todavía está a tiempo la Casa Blanca: el plazo de suscripciones preferentes, para disfrutar de los derechos de voto de los fundadores, vence el próximo día 15. Madeleine Albright, antigua Secretaria de Estado estadounidense, forma parte de los que consideran que la administración de su país se equivoca manteniéndose al margen de esta iniciativa.
Abrazos,
PD1: China sigue erre que erre…
A lo largo del año 2014, las autoridades chinas hicieron gala de un amplio abanico de impulsos, bien revelador de los grandes objetivos señalados para la presente década, un tiempo que debe culminar buena parte del esfuerzo modernizador iniciado, como poco, a finales de los años setenta del siglo pasado y bautizado por Xi Jinping como el “sueño chino”.
En el orden interno, tres han sido los principales caballos de batalla. En el ámbito económico, la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo que incorpore factores hasta ahora desdeñados como el medio ambiente, la justicia social o la innovación tecnológica, desembocó en lo que se da en llamar la “nueva normalidad” económica. Esta, en resumidas cuentas, viene a reivindicar la interiorización de que aquel tránsito exige un ritmo de crecimiento inferior a los dos dígitos, cifras a las que China nos tenía acostumbrados desde hace varios lustros. El objetivo del 7 por ciento parece hoy el más realista y, por otra parte, mínimo exigible para alcanzar el objetivo de duplicar el PIB per cápita en 2020 con respecto a 2010, así como satisfacer la importante demanda de empleo en el gigante asiático.
El curso de las reformas, con la Zona Económica Especial de Shanghai como paradigma, avanza entre importantes dificultades. La reducción del intervencionismo administrativo y la desconcentración de competencias se desarrollan en paralelo al fomento del papel del mercado y de la economía privada. En 2014 se crearon varias decenas de millones de nuevas pequeñas empresas, convertidas en auténtico vivero del empleo. Por otra parte, la apertura de sectores estratégicos al capital privado al igual que las grandes empresas del sector público, ya sean dependientes de gobiernos locales o del central, sugiere nuevos espacios para la capitalización. Por otra parte, las reformas en el sector financiero apuntalan la internacionalización del yuan o renminbi, la moneda china, al tiempo que favorecen el engarce de este sector con el mundo financiero global, del que China permanece básicamente al margen.
Las reformas en el medio rural evolucionan contra reloj en un contexto marcado por el desinterés de las nuevas generaciones por el cultivo de la tierra y la apuesta gubernamental por culminar el tránsito de la pequeña agricultura individual a las grandes explotaciones mecanizadas que mejoren la rentabilidad y la eficiencia y, no menos importante, preserven la seguridad alimentaria de un país que solo dispone de un 7 por ciento de superficie cultivable con el 20 por ciento de la población mundial.
Las tensiones con las empresas extranjeras se han multiplicado. Las autoridades, esgrimiendo la ley antimonopolio, han expedientado e impuesto sanciones a numerosas multinacionales implantadas en el país en un ejercicio de clara protección de la industria nacional en sectores clave, ya sea por razones estrictamente económicas o estratégicas relacionadas con la seguridad.
En el orden social, la apuesta por el consumo como uno de los vectores del crecimiento económico, exige una fuerte inversión en sectores clave (educación, salud, tercera edad, etc.) que mitiguen la importancia tradicional del ahorro. Este esfuerzo, que arranca en la década anterior, se ha mantenido y debe proseguir. La cobertura del sistema de salud y de las pensiones ha experimentado algunos avances, al tiempo que arrecia el debate sobre la necesidad de aplazar la edad de jubilación (55 para las mujeres y 60 para los hombres, actualmente). La reforma del hukou –permiso de residencia- o de la política del hijo único se han abierto camino de forma experimental a la espera de que el Grupo Dirigente para la Reforma Integral sancione su generalización progresiva a escala de todo el país. En un contexto de enfriamiento del sector inmobiliario, la apuesta por la urbanización y la integración de los cientos de millones de inmigrantes rurales en el medio urbano se afianza como una de las tareas centrales de la presente década que debe apuntalar la definitiva transformación del gigante asiático en una sociedad urbana.
En lo político, la lucha contra la corrupción se ha cobrado miles de funcionarios de diverso rango a lo largo y ancho del país desatando cierto pánico en este colectivo. El Comité Permanente del Buró Político del PCCh se ha planteado el combate a la corrupción como el talón de Aquiles de la credibilidad del PCCh. Iniciado en el ámbito civil, con el paso del tiempo se ha ido desplazando a otras áreas, y muy especialmente al sector castrense, donde las luchas contra las redes organizadas al máximo nivel se han cobrado importantes trofeos. Con este planteamiento, el liderazgo chino sugiere un discurso –respaldado con acciones prácticas- de mayor acercamiento a las inquietudes cívicas con el propósito de evitar que estas deriven en un cuestionamiento de su magisterio.
Las tensiones políticas han tenido su máxima expresión en el orden territorial. De una parte, la crisis de Hong Kong por la reforma del sistema electoral, abiertamente contestada por amplios sectores de esta región administrativa especial. El movimiento Occupy Centralplanteó a Beijing la eliminación de las restricciones impuestas a la elección directa de las máximas autoridades del otrora enclave británico, si bien el gobierno central no parece dispuesto a ceder un ápice en esta cuestión. De otra, el agravamiento de la situación en Xinjiang, con la multiplicación en paralelo de las acciones terroristas y la represión policial y militar configura un escenario de inestabilidad en una región clave para el éxito de las estrategias chinas en un contorno estratégico de gran importancia. Finalmente, la inminencia de un cambio de tendencia en la política taiwanesa, hasta ahora conducida por un KMT proclive al entendimiento con el continente, sugiere la eclosión de aguas turbulentas en el Estrecho de Taiwan.
El Estado de Derecho, la independencia judicial, el imperio de la ley, han pasado a formar parte del nuevo vocabulario político y expresión de una gobernanza moderna que se correspondería con la voluntad de un Partido que ya no aspira a ser sinónimo de vanguardia política sino de voluntad de servicio a la ciudadanía. Esta transformación no tiene como propósito una transformación cualitativa del sistema político para homologarlo con los occidentales. Por el contrario, se trata de adaptar estas experiencias para erigirlas en santo y seña de un PCCh que a punto de celebrar su primer centenario (2021), sueña con prolongar su hegemonía política administrando el “socialismo con peculiaridades chinas”.
Por otra parte, el nuevo dinamismo que presenta la política china no ha cedido un ápice a la obsesión por el control ideológico, la censura en Internet o, en general, la no permisividad con la influencia extranjera. Estas manifestaciones se han acentuado a lo largo de todo el ejercicio, instando a un efectivo blindaje contra aquellas intromisiones exteriores que podrían desestabilizar el país en una coyuntura decisiva como la presente.
Las sombras y contradicciones de este proceso no son menores y su gestión requerirá del liderazgo del PCCh una peculiar destreza. La persistencia de las desigualdades sociales o el hartazgo con los problemas ambientales señalan factores de tensión que podrían manifestarse con notoria intensidad de no efectivizarse con la presteza debida los correctores introducidos. La onda expansiva de los conflictos territoriales internos no debiera menospreciarse. Asimismo, las resistencias a las reformas, ya sea entre los clanes instalados en las elites burocráticas, en las empresas estatales o en los poderes locales, pueden derivar en frentes internos abiertos obligando al actual sanedrín del PCCh a moderar sus impulsos y aceptar compromisos de diverso signo.  
En el plano exterior, el despliegue de propuestas chinas se ha revestido de un peculiar énfasis en la diplomacia de vecindad. La promoción de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda, el establecimiento de diversos corredores económicos regionales, la propuesta de creación de Fondos o del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, además del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, la bendición de la CICA (Conferencia sobre Interacción y Medidas de Construcción de Confianza en Asia), entre otros, señalan un peculiar envite de la diplomacia china, claramente dispuesta a reducir la influencia de EEUU en entornos sensibles y, más ampliamente, a desoccidentalizar el orden global propugnando alternativas necesariamente superadoras del status quo.
China ha pasado a la acción, multiplicando sus propuestas en todas las direcciones y continentes, desde su vecindad más próxima hasta América Latina o los PECO, con el afán de sortear los diques que pretenden contener su definitiva emergencia. Ello no obsta para seguir mimando sus relaciones con los principales actores del sistema internacional, pero busca sin duda una diversificación y reestructuración de sus prioridades.
Asimismo, la persistencia de las tensiones con sus principales competidores estratégicos (India, Japón o EEUU) ha coexistido con claros intentos de apaciguamiento y la habilitación de fórmulas de cooperación de resultado, por el momento, incierto. Las grandes apuestas económicas (inversión, comercio…) para la región de Asia-Pacífico, conjugadas con un persistente aumento del gasto militar, sugieren igualmente en no pocos países una diversificación de sus relaciones con una clara diferenciación de sus vínculos económicos (a sostener con China) y de seguridad (a afianzar con EEUU).
PD2: UBS nos dice los siete factores por los que ellos consideran que está subiendo el mercado de valores chino desde noviembre pasado:
With no significant change in China's macro or corporate fundamentals, the visible rebound in China's A-share market since November appears to have been largely liquidity driven. We think this, in turn, may have been fuelled by a number of factors including:
+ new funds flowing into the stock market from household saving, real estate, commodities and trust markets;
+ banks' bridge loans provided to investors who lost access to other high-yield shadow banking products as the result of tighter regulation;
+ the PBC's easing of liquidity conditions via a variety of "targeted easing" tools (e.g. MSL, PSL, etc.);
+ the official launch of Mutual Market Access (MMA) between the Hong Kong and Shanghai exchanges;
+ long-term expectations for SOE reform and A-shares entering the MSCI index next June;
+ increased use of leverage by retail investors via margin trading; and
+ market sentiment being boosted by expectations for further policy easing. Meanwhile, February’s RRR cut failed to meaningfully lower China’s interbank rates, likely due to continued sizable capital outflows and significant liquidity withdrawals from China’s money markets by recent IPO applications.
PD3: Nosotros anunciamos la resurrección de Cristo cuando su luz ilumina los momentos más oscuros de nuestra existencia y podemos compartirla con los otros; cuando sabemos sonreír con quien sonríe y llorar con quien llora; cuando caminamos junto a quien está triste y corre el riesgo de perder la esperanza; cuando contamos nuestra experiencia de fe a quien está buscando el sentido y la felicidad. Con nuestra actitud, con nuestro testimonio, con nuestra vida, decimos: ¡Jesús ha resucitado! Lo decimos con todo el alma. Esto lo dijo el Papa Francisco el otro día.