04 julio 2017

CONFLICTO INTERGENERACIONAL

¿Qué país le estamos dejando a las siguientes generaciones? Van a pasar su particular calvario, teniendo que soportar a tantos mayores y sus pensiones…

La Deuda Pública y el conflicto intergeneracional

En 2007, cada español asumía alrededor de 8.400 euros “per cápita” de deuda, y a día de hoy, esa “mochila” se sitúa en 23.600 por habitante. Es decir casi se ha multiplicado por 3 en una década.
Esta semana pasada hemos conocido los mejores datos de la historia relacionados con el paro y la subida de la afiliación a la Seguridad Social en un mes de abril. El paro se ha reducido en 129.000 personas en ese período y los cotizantes han crecido en alrededor de 229.000, y, lo más importante, se recupera la cifra de 18 millones de afiliados alcanzada en 2009. En términos absolutos, el número de ciudadanos en paro se sitúa ligeramente por debajo de los 3.6 millones. Todo, en su conjunto, son buenas noticias para el Gobierno.
Mientras todo esto leía, y tratando de digerir la euforia incontenida de quienes hacían suyas tan buenas noticias, reflexionaba sobre los miles de jóvenes españoles que pudieran conocerlas a través de las redes sociales, a miles de kilómetros de sus hogares y familias. Desplazados por haber tenido que salir de su país ante la falta de oportunidades en él.
Todos los que tenemos más de 50 años, y que en su momento buscábamos nuestro primer empleo, excepcionalmente, lo hacíamos en el extranjero
Todos los que tenemos más de 50 años, y que en su momento buscábamos nuestro primer empleo, excepcionalmente, lo hacíamos en el extranjero; raramente en una provincia diferente de la que residíamos; con poca frecuencia en alguna población vecina de la nuestra y, mayoritariamente, en la misma ciudad o pueblo en el que vivíamos y, a ser posible, cerca de nuestro domicilio. Por supuesto, aspirando, sin pudor alguno, a tener un contrato indefinido. 
Sin embargo, nuestros jóvenes de hoy, los que han llegado al mercado laboral en los últimos años, tras la entrada en la profunda crisis económica provocada por el estallido de la “burbuja inmobiliaria” y sus múltiples efectos en el conjunto de nuestra sociedad, difícilmente hoy lo encuentran en España. Tienen claro, lo sufren en primerísima persona, que han de abandonarlo todo e irse al extranjero. Puede no ser del todo malo para ellos, pero sin duda lo es para nuestro país que habiendo invertido en su formación, renuncia a la conservación del talento. Más de 120.000.- jóvenes, con estudios superiores han tenido que emigrar, de manera indefinida, de nuestro país para encontrar un trabajo digno, acorde con su preparación y conocimientos. 
A los jóvenes no sólo les castigamos con un injusto mercado laboral, sino con un excesivo endeudamiento
La crisis económica está pasando y el PIB crece en términos razonables para poder crear empleo, pero nuestros jóvenes encuentran el mismo problema: escasez de empleo digno y retribuido con arreglo a su formación. La emigración de capital humano, como bien dice Miguel Sebastián, reduce la tasa de desempleo a corto plazo, pero nos hace perder talento, y empeorará el reto demográfico y el de la productividad a largo plazo. A los jóvenes no sólo les castigamos con un injusto mercado laboral, sino con un excesivo endeudamiento. ¿Éste continuará en el futuro? Pues parece que sí ya que no somos capaces de estabilizar el ratio de deuda pública, que es ya superior al 100% de nuestro PIB, y no tiene apariencia de frenarse. Y si a ello añadimos una más que previsible subida de los tipos de interés, nos encontraremos con un servicio de la deuda difícil de asumir por las generaciones futuras.
Por lo tanto, es responsabilidad de los gobernantes, llevar a cabo las reformas estructurales necesarias para disminuir nuestra deuda pública -de las generaciones actuales y de las que vendrán y se la encontrarán sin haber participado del disparate de su creación- reduciéndola a los porcentajes que se tenían cuando entramos en la Unión Monetaria, 35.5%, a finales de 2007 y por encima del 100% en la actualidad. Es cierto que habrá que tomar medidas impopulares, pero recordemos que sólo los políticos que lo hacen pasan a la posteridad como verdaderos estadistas. La autocomplacencia es el cáncer del éxito y, por ello, cuando las cosas van bien es cuando hay que hacer los cambios necesarios para consolidar las estructuras económicas que impidan recaídas incontrolables.
De lo contrario entraremos en un conflicto intergeneracional del cual los jóvenes de hoy no son responsables. Se está lastrando su futuro. Hipotecando sus capacidades de desarrollo personal. Y ello, no asumir la responsabilidad de acometer las reformas estructurales necesarias que nuestro actual modelo de desarrollo económico exige y demanda sean acometidas sin más dilación, pasará una factura impagable. 
No se puede continuar gastando más de lo que se produce, endeudándonos hoy y pretendiendo que sean los jóvenes del mañana quienes asuman la carga que no han generado
No se puede continuar gastando más de lo que se produce, endeudándonos hoy y pretendiendo que sean los jóvenes del mañana quienes asuman la carga que no han generado. ¿Sería moral traspasarles esta responsabilidad?
Las familias y las empresas españolas, con enorme sentido común, durante los últimos años de esta crisis, que sólo desaparecerá, definitivamente, cuando nuestra tasa de paro sea homogénea con las de las principales economías de la Unión Europea, se han “desapalancado”, reducido notablemente su nivel de endeudamiento, mientras que durante ese mismo período, las Administraciones Públicas acrecentaban su endeudamiento irresponsable, particularmente las Comunidades Autónomas, juguetes de nuestros mediocres políticos desconocedores de la regla de oro de la estabilidad presupuestaria.
Serán las generaciones venideras las que habrán de asumir las consecuencias de este bochornoso despilfarro
Serán las generaciones venideras las que habrán de asumir las consecuencias de este bochornoso despilfarro. En este escenario, acomodarnos a la recomendación de la Unión Europea de que la deuda pública no supere el 60 por ciento del PIB, será un objetivo inalcanzable durante los próximos cincuenta años. Es decir, y volvemos a lo mismo, nuestros hijos y nietos trabajarán para no poder hacer frente a una deuda que no crearon, pero que condicionará, irremediablemente, sus vidas en el futuro.
En 2007, cada español asumía alrededor de 8.400 euros “per cápita” de deuda, y a día de hoy, esa “mochila” se sitúa en 23.600 por habitante. Es decir casi se ha multiplicado por 3 en una década.
Dos tercios de ese billón largo de deuda vencerán a medio y largo plazo o lo que es lo mismo, corresponderá a los españoles de entonces hacer frente a la misma, reduciéndola, en la medida de lo posible, o endeudándose, más todavía, para atender el gasto financiero que supondrá renovarla.
No olvidemos que en 2016, el Tesoro Público tuvo que realizar emisiones brutas de deuda por encima de los 220.000 millones de euros, para cubrir, mayoritariamente, amortizaciones y pago de intereses.
Abrazos,
PD1: Además, la tecnología destruirá muchos empleos y no será capaz de generar otros sustitutivos… Según Santiago Niño Becerra:
¿La tecnología que está llegando destruirá más demanda de trabajo que la que creará?.
Se verá, pero hay dos aspectos que se consideran muy poco cuando se aborda este tema y sobre los que aún se debate menos.
Uno. Nunca jamás en la Historia la tecnología existente en un momento determinado ha sido capaz de generar PIB con cero horas de trabajo humano. Hoy eso ya es posible. Hoy, que nos hallamos al inicio del principio de la actual fase de evolución tecnológica.
Dos. Tomando un horizonte temporal cuya dimensión temporal tiende a la baja, la tecnología cada vez es más sofisticada, más barata y más fácil de utilizar. Es decir, hace más cosas
Ejemplos, miles. Habitualmente cuando se habla de tecnología, a) se piensa lo que con la tecnología sucedió en el pasado y se extrapola al presente y al futuro, y b) se produce un rechazo inconsciente a admitir que una máquina puede llegar sustituir a un humano en cuestiones que hoy son privativas de los humanos por razones de especie.
La gran ventaja de este debate es que, a no ser que ocurra un cataclismo que nos haga retroceder al siglo XVI veremos en pocos años la respuesta a sus planteamientos.

Las empresas buscan al empleado digital

Los trabajos del futuro tendrán un componente tecnológico y estarán centrados en la creatividad

La plataforma de fotografías Instagram fue vendida por 1.000 millones de dólares en 2012. Tenía 13 empleados fijos (y 30 millones de usuarios). Ese mismo año desaparecieron en España más de 18.000 empresas y se perdieron 250.000 puestos a tiempo completo. Son las mutaciones del presente, y parece que las del futuro.
Los economistas Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford, advirtieron el año pasado que el 47% de las ocupaciones corre el riesgo de desaparecer bajo la dictadura tecnológica que impondrán los robots, una tesis que otros expertos y organismos como la OCDE rebaten –sólo están en peligro el 9%, según la organización-. A la vez, algunas investigaciones apoyan la llamada paradoja de Solow, que determina que las nuevas tecnologías no tienen efecto en la productividad porque necesitan unas inversiones que obedecen a unos criterios de rentabilidad demasiado elevados. En suma, el mundo puede estar viviendo una ilusión y, pese a todo, no es capaz de contener el pánico a que la tecnología aniquile el trabajo.
¿Lo hará? Una respuesta cerrada a esta cuestión es tan fiable como un horóscopo. Lo único en lo que coinciden la quincena de expertos consultados es que el trabajo se transforma. Y lo hace muy rápido. EAE Business School acaba de publicar un estudio que determina que los puestos más demandados dentro de dos o tres años por grandes empresas serán, por este orden: especialista en análisis de datos, ingeniero informático, responsable de estrategia digital y comercial (digital). Así de concreto. “Claramente las dos familias más destacadas serán las que tengan que ver con comercio y tecnología. El Big Data en 2014 ocupaba la posición 20 y ha subido hasta la primera”, destaca Pilar Llácer, directora del estudio.
El apellido “digital” es la nueva esperanza blanca. “Todas las posiciones relacionadas con tecnología que se demandarán son de reciente creación”, dice. Es la reconversión de las profesiones de toda la vida, como la del comercial, que ahora tendrá que fidelizar a un cliente al que no le ve la cara, en un entorno online. Muchos otros puestos están por descubrir, porque, igual que la aplicación de mensajería Whatsapp no existía hace ocho años, habrá tecnologías y desarrollos que no se conozcan “y que exijan otros conocimientos”, añade Llácer.
En InfoJobs, la mayor plataforma online de intercambio de ofertas, saben que los empleos más requeridos ahora mismo son los llamados transversales: aquellos que todas las empresas necesitan. “Perfiles que se engloban en las categorías comerciales y ventas; informática; telecomunicaciones y atención al cliente, que acumulan el 56% del total de puestos ofertados”, explica Dominique Cerri, su directora. En los últimos años han detectado una explosión del fenómeno digital en puestos como programador, experto en Big Data, HTML5, desarrollador de aplicaciones móviles o en la nube o experto en redes sociales. A la vez, determinadas posiciones, por su volumen de vacantes y baja competencia, son una excelente oportunidad de empleo y una buena guía para los que quieran orientarse en el mercado laboral que se avecina: se buscan programadores en lenguajes como J2EE, Oracle, Java, Net, Abap o Cobol, arquitectos informáticos, programadores de aplicaciones móviles o asesores energéticos. “Todos, excepto el último, vinculado a energías renovables, tienen que ver con la tecnología”.
Robótica, inteligencia artificial, ciberseguridad, internet de las cosas o nanotecnología son las áreas más prometedoras. Pero no todos los trabajadores serán ingenieros con varios cursos de posgrado. En la empresa de trabajo temporal Nortempo añaden otras profesiones más usuales a la lista. “En el horizonte 2020 la automoción y la logística relacionada con el consumo online absorberán la demanda de mano de obra intensiva de cualificaciones medias-bajas”, apunta Mercedes Elipe, directora. En puestos concretos habla de atención al cliente, telemarketing especializado, cocineros, camareras de piso, sommeliers, manipuladores de piezas para control de calidad en automoción, soldadores, matricieros o jefes de tráfico (logística).

Un cambio cultural

Las empresas tienen en sus manos este cambio. Miguel Premoli, vicepresidente de Recursos Humanos en PepsiCo, avanza el nuevo rumbo laboral en multinacionales como la suya, con 76 fábricas en todo el continente y 44.000 empleados, 2.500 en España. El equipo de marketing, ecommerce e infraestructura digital que tienen en Europa ya ronda las 150 personas. “Es una tendencia enorme que se va apuntalando, y tiene que ver con cómo se comunican las marcas. Antes estaba la publicidad, era algo estático. Ahora hay multitud de canales para los que necesitamos reclutar un tipo de talento que antes no teníamos”.
Otro ejemplo está en la Corporación Mondragón, con 12.110 millones de facturación y 74.355 puestos de trabajo, donde se esfuerzan en conseguir, a menudo sin éxito, profesionales de ciclos formativos de grado superior. “Un 54% de las cooperativas piden técnicos en electrónica, mecatrónica, electricidad… otro 25% demandan aplicaciones mecánicas y otras, como informática”, enumera Íñigo Larrea, director de gestión de talento. En el área de distribución (fundamentalmente por Eroski, que forma parte de CM), los nuevos perfiles están en el análisis de datos, marketing digital y ciberseguridad. Y en la división financiera, personas que conozcan el universo fintech (aplicaciones informáticas bancarias). “Internamente tendremos unas organizaciones más planas, con menos niveles jerárquicos y con entornos culturalmente más diversos”, añade.
Los cambios laborales apuntan en varias direcciones, según detalla un estudio del IESE. “Los trabajos rutinarios, ya sea manuales, como llenar cajas, o cognitivos, como comprobar registros, están en peligro, porque se pueden automatizar rápidamente por poco dinero. Los no rutinarios están más protegidos: por ejemplo, sería difícil y costoso automatizar la jardinería”. La consultora McKinsey, cita el estudio, concluye que pese al elevado porcentaje de puestos que pueden ser automatizados, “en realidad son muy pocos los susceptibles de serlo totalmente”.
Así que, como dicen en el fútbol, balón al suelo. En una investigación de sistemas de autoservicio en supermercados, por ejemplo, los profesores del IESE Alejandro Lago y Philip Moscoso descubrieron que el empleo de cajeros en el comercio ha crecido un 2% (de media) cada año entre 1980 y 2013. “Esa es otra parte importante de la historia, los ordenadores no solo reemplazan a los trabajadores, sino que cada vez más complementan su labor, pero no tienen por qué ser necesariamente una amenaza”.
En las Cámaras de Comercio tampoco ven los cambios tan radicales como para que puedan desbaratar de golpe la estructura laboral española. A medio plazo, según sus encuestas, las ocupaciones más demandadas, tanto en niveles altos como medios y bajos, corresponderán con operadores y trabajadores cualificados de industrias y construcción (alrededor del 13% del total de empresas contratarán estos perfiles), técnicos y profesionales científicos e intelectuales (11,2%) y trabajadores de los servicios de restauración, personales, de seguridad y vendedores (10,5%). Finalmente, el 6,7% de las compañías estima que ampliará su plantilla con personal administrativo, mientras que un 0,5% de las empresas prevé contratar a corto plazo a directores y gerentes.

Carreras o competencias

Para David Navarro, coordinador del programa de empleo PICE de la Cámara de España, las innovaciones “no son tan rupturistas como nos las imaginamos. Pensemos que las TI [tecnologías de la información] llevan siendo el futuro los últimos 20 años”. Observa una tendencia que no tiene que ver con títulos académicos, sino con capacidades. “Probablemente vamos a tener una vida laboral con proyectos distintos o trabajos distintos. Se necesitan perfiles multidisciplinares que puedan enfrentarse a esos desafíos”.
En esta línea, el profesor de dirección de personas José Ramón Pin apunta dos cualidades que jamás tendrá un robot: “Cariño e imaginación”. Y dibuja un futuro donde los profesores tendrán que seguir enseñando marketing, finanzas, sistemas de producción… pero instruyendo en el manejo de situaciones complejas. “¿Habrá departamentos de recursos robóticos en vez de humanos? Puede ser. Lo que es seguro es que las máquinas no tienen imaginación ni pueden dar conversación a un anciano o realizar cualquier tipo de cuidado personal”. Difícil, entonces, elegir una carrera: “Si hay algo que te gusta realmente, estúdialo. Pero incluye en tu currículum las matemáticas y más de un idioma”, recomienda.
José Luis Casado, director de Desarrollo Profesional de Esic, lo resume así: “Aparecen nuevos empleos, pero esto ya ha pasado en otras etapas de la historia. Lo que parece claro es que seguiremos teniendo que vender productos, servicios o soluciones a otros”. Entonces, ¿cómo se preparan los centros educativos? Es complicado, cree Martin Boehm, decano del IE Business School. “Podemos aprender del mundo anglosajón. Hay que madurar y desarrollar la capacidad de pensar. Vamos a tener que estudiar a lo largo de toda la vida, reinventarnos. Podremos ser abogados, tener una segunda carrera laboral como periodistas y terminar como emprendedores. El problema es el tiempo de ajuste, porque se necesitarán dos o tres décadas para que se creen nuevos negocios y profesiones”. La especialización como se entendía antes tendrá poco recorrido, porque los conocimientos se harán obsoletos rápidamente. “Ya hay hasta plataformas que están sustituyendo en cierto modo a los abogados. Pensemos en Watson [el sistema informático de inteligencia artificial creado por IBM]. Hay estudios que dicen que toma mejores decisiones que los humanos, porque una máquina no tiene prejuicios”. Para José Luis Guillén, director del grupo CEU, lo importante es algo que no se suele mencionar demasiado, “el enfoque ético. La empresa tiene que ayudar a mejorar las cosas, no enfocarlo todo a maximizar beneficios”.
El futuro se ve como una página en blanco llena de desafíos interesantes, pero la realidad es más inquietante y oscura. Ocurre con una de las principales fuentes de riqueza del país, el turismo, donde ahora son necesarios más idiomas y destrezas. César Galiano, responsable del sector en UGT, denuncia que las crecientes exigencias no tienen su reflejo en un esfuerzo de los empresarios por la formación. “No hay planes de carrera. En restauración, las buenas escuelas están en el extranjero o son privadas. ¿No decimos que el Turismo forma parte de la Marca España? Muy al contrario, suele ser un sector de paso, un refugio temporal con horarios irreconciliables con la vida y salarios bajos”.
Es sólo un ejemplo que desbarata la idea de una España que brillará con la tecnología. Las 302.000 empresas del sector facturan 93.574 millones y emplean a 1,2 millones de personas, pero la crisis ha empeorado sus condiciones: el empleo parcial ha aumentado del 19,3% al 26,7%; el empleo temporal ha crecido del seis puntos y el salario bruto medio no llega a los 19.000 euros.
PD2: ¡Recuerda que nunca estás solo, Cristo está contigo en el viaje de tu vida, cada día!, San Juan Pablo II. Me encantan estas frases solemnes… Y trato de reconocerlo, de ver su mano, en muchas cosas que me van pasando cada día.