24 septiembre 2018

España se desacelera...


Lo vamos viendo por todos los lados. La duda es cómo será de intenso este frenazo…

El impulso de la recuperación se agota en el consumo

DESACELERACIÓN/ La desaparición de la demanda embalsada durante la crisis, la fuerte subida de los precios por la escalada del petróleo y la ralentización en la creación de empleo han provocado una ralentización en el consumo de los hogares. El textil y la alimentación son los sectores más golpeados, mientras los electrodomésticos y la automoción han conseguido sortear mejor el impacto. Las asociaciones piden al Gobierno medidas que permitan mejorar la competitividad del sector.
El buen comportamiento de la economía española requiere necesariamente de una evolución positiva del consumo, que representa más de la mitad del PIB nacional. El fuerte tirón de la demanda interna durante los últimos años ha sido uno de los principales motores que ha impulsado la recuperación, por lo que su pérdida de dinamismo durante los últimos trimestres es en gran medida responsable de la actual desaceleración. 
Así, el gasto en consumo final de los hogares ha pasado de crecer un 0,7% en el primer trimestre del año a hacerlo únicamente un 0,2% en el segundo. Una caída que marca una tendencia cuya primera causa, apunta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, es “la desaparición de la demanda embalsada, sobre todo de bienes caros y duraderos” (como automóviles o electrodomésticos), cuya compra los españoles pospusieron durante la crisis hasta que mejoraron las expectativas.
A este agotamiento se le ha sumado la fuerte escalada en el precio del petróleo, que asciende ahora a casi 80 dólares por barril de Brent frente a los 25 dólares que marcaba a principios de 2016. Éste es el principal factor detrás de la fuerte subida de la inflación, que desde el pasado mes de mayo se sitúa en tasas interanuales por encima del 2%. Esta subida se produce en un momento en el que las familias con miembros en el mercado de trabajo apenas disponen de más recursos para destinar al consumo. La tasa de ahorro se encuentra bajo mínimos (ha bajado ocho puntos desde el máximo, hasta situarse en el 5,7%), mientras que el estancamiento de los salarios hace que los trabajadores apenas dispongan de más ingresos para gastar. 
Asimismo, Ángel Talavera, analista de Oxford Economics, destaca “el impacto sobre el consumo de la desaceleración en la creación de empleo”, como reflejaron los datos del pasado agosto, los peores en los últimos diez años. Esto implica que cada vez son menos las familias que empiezan a consumir más al elevar sus ingresos, gracias a que acceden a un empleo. 
Por último, aunque los créditos al consumo han aumentado durante los últimos meses, su volumen es relativamente reducido si se compara con el del total de préstamos de los bancos a los hogares españoles, como se pone de manifiesto en el último Cuadernos de Información Económica publicado por Funcas. 
La predisposición al consumo de los españoles tampoco ha mejorado en los últimos meses, como refleja la caída en cinco puntos del Índice de Confianza del Consumidor entre junio y agosto. Esto se debe, entre otros, a los “nubarrones” en el entorno internacional y la subida de impuestos anunciada por el nuevo Gobierno, que afectará al conjunto de los ciudadanos en el caso del diesel. Además, las señales de desaceleración pueden aumentar la preocupación de estos consumidores, que reaccionarían gastando menos y ahorrando más. 
Impacto por sectores 
La conjunción de todos estos factores ha impactado especialmente en el comercio minorista, que desde mayo a julio ha encadenado tres caídas consecutivas en su tasa de crecimiento anual. Mientras las ventas en las grandes superficies, que crecen a un ritmo inferior al de otros años (subía un 0,2% hasta junio frente al 1,7% de 2017). En este contexto, destacan especialmente los malos datos de Cataluña, que el pasado julio registró la mayor caída (-2,5%) de las autonomías en el Índice de Comercio Minorista, debido a “la preocupación por la inestabilidad”, explica Àlex Goñi, presidente de Pime Comerç. 
El impacto de esta desaceleración tampoco está siendo homogéneo por sectores. Uno de los más afectados es el textil, cuya facturación acumulada en el año hasta julio había caído un 3,6%, según los datos de Acotex. El presidente de esta asociación, Eduardo Zamácola, achaca parte de esta caída “al cambio en los hábitos de consumo” que han provocado las nuevas plataformas digitales, lo que ha hecho que los resultados de la última campaña de rebajas de verano no hayan sido los esperados. 
La ralentización también está impactando en la alimentación. Asís González de Castejón, responsable de estudios de distribución de Nielsen, explica que “el volumen de ventas acumulado en el año del sector ha caído un 0,9%”. Esto se debe en gran medida al fuerte aumento en el precio de los productos vendidos –del 3,9%–, en lo que influye la mayor preferencia de los consumidores por los productos premium o envasados. Además, el sector está acusando el efecto en la hostelería y la restauración del estancamiento en la llegada de turistas extranjeros. 
La desaceleración también “se está empezando a notar” en el sector de los electrodomésticos, afirma José Manuel Fernández, coordinador de la mesa de comercio de Madrid Foro Empresarial y presidente de Acema. Los cálculos de la asociación es que las ventas hasta agosto han aumentado un 1,4% frente al 3% acumulado en 2017. No obstante, en este sector el impacto de la ralentización es más limitado gracias al vínculo que mantiene con la construcción, una de las áreas que más tira ahora de la economía tras haberse incorporado con cierto retraso a la recuperación. 
Dentro del consumo, el sector que por ahora menos está notando la ralentización es la automoción, pues la venta de vehículos ha aumentado un 14,6% en los ocho primeros meses del año. No obstante, este incremento es en gran medida un espejismo, pues como puntualizan desde Anfac, se debe “al cambio en la normativa de emisiones de CO2” anunciada por el Gobierno con el aumento del impuesto al diesel. Es por ello que se espera que en 2019, cuando entre en vigor la subida, se empiece a producir “la desaceleración en el sector”. 
Evolución futura 
Los analistas esperan que el consumo repunte ligeramente en los últimos trimestres del año gracias a la entrada en vigor de la subida en las pensiones y los sueldos de los funcionarios previstas en los Presupuestos. Pero, salvo sorpresa con una reactivación en la creación del empleo o una fuerte subida en los salarios, la perspectiva a medio plazo es que el crecimiento sea inferior al de los últimos años. 
Es por ello que desde el sector se pone el foco en las reformas que permitan elevar la competitividad. Un informe reciente de la Comisión Europea ha situado a España como el segundo país donde la legislación impone más restricciones a la actividad del comercio. El presidente de Anged, Alfonso Merry del Val, reclamaba el pasado martes “una revisión normativa sin precedentes” para simplificar esta carga burocrática y avanzar hacia la unidad en un mercado que hoy se encuentra fragmentado en 17 autonomías. Otras de las medidas que el sector reclama al Gobierno son el impulso de planes de digitalización y modernización para los pequeños y medianos comercios, la lucha contra las falsificaciones del top manta en las grandes ciudades o la equiparación de su fiscalidad con la de las grandes plataformas digitales.

Consumo minorista:
Abrazos,
PD1: Y el déficit sigue disparado… El del Estado, el del sector exterior, y el de la Seguridad Social:
Es imparable…
¿Cuándo petará?
PD2: San Braulio de Zaragoza dijo: “La esperanza de la resurrección debe confortarnos, porque volveremos a ver en el cielo a quienes perdemos aquí”. Por eso cuando vas al tanatorio a consolar a un fallecido, si es cristiano, la gente reza por el fallecido, por sus buenos recuerdos, pero no hay tanta pesadumbre, como cuando ves lo desolados que se quedan los familiares de los no creyentes…