¿Tenemos la mejor sanidad del
mundo? Ni lo dudes. Y los mejores médicos (una de ellas una hija mía que se
deja los cuernos en el Hospital de Puerta de Hierro) y de enfermeros, ni lo
dudes. Los mejores preparados, los más voluntariosos y con más determinación,
aunque presumiblemente los que menos protección han tenido en este contagio
masivo).
Sin embargo, España ha sido
el país más afectado por el virus, medido en términos de muertos por millón
de habitantes, que es lo comparable, ya que sin tests fiables y sin saber el
número de contagiados reales, que puede ser descomunal
(asintomáticos), hay una diferencia sustancial de afección y muertes en España:
¿Por qué tenemos más muertos
que nadie? No es porque seamos más viejos que otros, Italia tiene una
demografía similar y unas costumbres parecidas. Es porque no ha habido más que
mentiras y más mentiras. Todo ha sido un enrome engaño. Los políticos no han
hecho más que maquillar la realidad, como fuese, no estaban dispuestos a
decirnos la verdad. Y esta verdad no es otra más que los contagios en España
han sido muy superiores a ningún otro país, el COVID19 se ha extendido sin
ningún control por toda España y este debe alcanzar cifras descomunales para
que la mortandad del virus sea de casi el doble que la de Italia. Y esto
sabiendo que el recuento de muertos (que no salen en los telediarios), han sido
muchos más, según las funerarias… Hemos ganado, el virus nos ha invadido mucho
más que a los demás países, y sus consecuencias económicas serán mucho mayores
que a los demás. La estrategia de salida dependerá de los políticos de nuevo y
de sus decisiones, ese postureo permanente…, así que mala cosa.
Otros países el producto
interior bruto no depende tanto como el nuestro del turismo. Nuestros políticos
se han sentido siempre cómodos con el modelo ladrillo y turismo, que no son
precisamente modelos digitales, o fácilmente asimilables al
teletrabajo. Elegimos un mal modelo para un virus…
Expectativas de crecimiento
económico y déficit (aunque es muy pronto ponerse a estimar cuando ni sabemos
cómo será la salida…):
Deutsche Bank lo ve bastante
negro, incluso para Alemania:
Interesante estudio de Google
sobre el confinamiento de distintos países: España ha demostrado que
es fiel cumplidora de las normas puestas por los gobernantes, no como otros
países… Esto puede implicar que los efectos económicos en España serán más
severos, dado que hemos parado el conjunto de la economía mucho más que el
resto (impresionan los vuelos de aviones en todo el mundo salvo en EEUU que no
paran…)
Y esto es lo que dicen los
gurus: Esta es la visión de Deloitte sobre España:
No sé si acertarán o no, pero
como se decía ayer, la recuperación será como el logo de Nike: una V cuya rama
derecha tiene menos pendiente que la izquierda.
Los
efectos económicos del COVID-19 y los posibles escenarios globales en función
de su desarrollo
Más
allá del impacto sobre la vida de millones de personas en todo el mundo, la
pandemia del nuevo coronavirus también ha asestado un duro golpe sobre la
evolución de la economía a nivel global. Aunque los gobiernos de los
principales países que se han visto sacudidos por la crisis del COVID-19 han
impulsado medidas para paliar la ralentización económica provocada por este
virus, se vislumbra que su propagación podría tener un triple efecto sobre la
economía mundial: impacto directo sobre los volúmenes de producción a nivel
global; disrupciones y trastornos sobre las cadenas de suministro y
distribución; e impacto financiero en las empresas y los mercados de
valores.
Impacto
directo sobre la producción global
La
producción china ya se ha visto sustancialmente afectada por el cierre de las
industrias en la provincia de Hubei y otras zonas de vital interés para las
exportaciones de componentes chinos. En consecuencia, la desaceleración china
ha tenido un efecto colateral inminente sobre los niveles de producción de los
principales exportadores de este país: Estados Unidos, Hong Kong, Corea del
Norte y Japón.
En
paralelo, la expansión en el contagio del coronavirus ha motivado que el
impacto directo sobre los niveles de producción también se haya dejado sentir con
gran virulencia en el resto del continente asiático y en los principales países
de Europa y Norteamérica.
Interrupción
de las cadenas de suministro y de distribución
Numerosos
productores y fabricantes de bienes de consumo dependen de los componentes y
piezas importadas de China y de otros países asiáticos afectados por la
pandemia. Asimismo, muchas compañías también dependen de las ventas en China
para alcanzar sus objetivos financieros.
De este
modo, se prevé que la desaceleración de la actividad económica y las
restricciones en el transporte de los países afectados por el coronavirus
repercutirán en la producción y la rentabilidad de determinadas empresas
mundiales. Principalmente, de aquellas que integran el sector de las
manufacturas y las que están relacionadas con la obtención de materias primas
utilizadas para la producción de bienes de consumo.
En el
caso de las empresas que dependen de los componentes intermedios de las
regiones afectadas y que no pueden cambiar fácilmente sus fuentes de
abastecimiento, la magnitud del impacto puede depender de la duración de las
medidas de paralización de la actividad. En este escenario, las empresas
pequeñas y medianas tendrán mayores dificultades para sobrevivir a la
perturbación provocada por el coronavirus.
Particularmente
dramática puede ser la situación de las empresas vinculadas al sector
turístico, que han visto limitada su capacidad de maniobra como consecuencia de
las restricciones impuestas por los gobiernos de todo el mundo para frenar el
contagio del coronavirus. El sector vaticina que sus empresas se enfrentarán a
pérdidas que probablemente no serán recuperables.
Repercusiones
financieras en las empresas y los mercados bursátiles
Las
perturbaciones temporales en la producción de bienes y componentes podrían
poner en tensión a algunas empresas, en particular a las que tienen una
liquidez insuficiente. El impacto sobre los mercados se materializará en
valoraciones negativas y en un aumento del riesgo. A su vez, el consiguiente
aumento del riesgo se traducirá en posiciones de inversión que no serán
rentables en las condiciones actuales, lo que debilitará aún más la confianza
en los instrumentos y mercados financieros.
Un
posible acontecimiento derivado de la afirmación anterior sería una importante
perturbación de los mercados de valores, a medida que aumente la preocupación
por el riesgo de contrapartida. Con ello, una posibilidad más que probable
sería una disminución significativa de las cotizaciones bursátiles y de los
bonos corporativos, ya que los inversores preferirían mantener los valores
gubernamentales (en particular los del Tesoro de los Estados Unidos) debido a
la incertidumbre creada por la pandemia.
Posibles
escenarios económicos en función de la expansión del coronavirus y de cuándo se
controle la pandemia
Ante
los efectos financieros que ya está generando la expansión de la pandemia por
el mundo, se manejan tres posibles escenarios sobre el impacto que podría tener
en la economía, en función del grado de rapidez con la que se controle el
contagio del virus y se recupere la situación previa a la irrupción del
COVID-19.
• Escenario
1. El año del coronavirus. Aunque la propagación de la
enfermedad en China se ralentizase, los brotes de nuevos contagios se
producirían de forma continuada en todo el mundo. Cada brote requeriría de una
desaceleración de la producción en esa zona. En un mundo globalizado, esto se
traduciría en una sucesión de interrupciones de la producción en diferentes
regiones e industrias, a medida que se producen y controlan los contagios. Como
resultado, se asistiría a una perturbación de la actividad económica con la
suficiente magnitud como para desacelerar considerablemente el crecimiento
mundial. En este escenario, las empresas que tendrían una ventaja
competitiva serían aquellas lo suficientemente ágiles como para gestionar un
cambio de proveedores y, en paralelo, las que dispusieran de suficiente
liquidez como para sobrevivir a una drástica reducción en sus ventas e
ingresos.
•
Escenario 2. El coste de una respuesta global al coronavirus. Los
centros económicos de todo el mundo estarían sujetos a cierres como el de
Wuhan, mientras la población mundial entraría en pánico por la propagación del
virus. Las decisiones descoordinadas de cada país interrumpirían el movimiento
de personas, bienes y mercancías.
En consecuencia, se produciría un descenso en los niveles de producción, ya que los negocios con cadenas de suministro internacional solo podrían operar de manera intermitente. El turismo, así como las empresas y regiones dependientes de este sector, se verían fuertemente afectadas y disminuirían drásticamente su volumen de ingresos.
Ante este escenario, se necesitaría más de un año para que la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas elaborasen una respuesta global que priorizase las medidas sanitarias coste-eficientes, de forma que resultase bien recibida por las principales economías mundiales.
Con todo ello, el PIB mundial se estancaría y el comercio internacional descendería, lo que supondría la entrada en recesión de la economía mundial
En consecuencia, se produciría un descenso en los niveles de producción, ya que los negocios con cadenas de suministro internacional solo podrían operar de manera intermitente. El turismo, así como las empresas y regiones dependientes de este sector, se verían fuertemente afectadas y disminuirían drásticamente su volumen de ingresos.
Ante este escenario, se necesitaría más de un año para que la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas elaborasen una respuesta global que priorizase las medidas sanitarias coste-eficientes, de forma que resultase bien recibida por las principales economías mundiales.
Con todo ello, el PIB mundial se estancaría y el comercio internacional descendería, lo que supondría la entrada en recesión de la economía mundial
•
Escenario 3. La crisis del sistema financiero. Los
retrasos en los envíos y en los calendarios de producción generarían problemas financieros
para las empresas con grandes deudas, especialmente en Estados Unidos. El
declive de los mercados bursátiles y la huida de los inversores de riesgo, que
venderían activos como bonos de alto rendimiento y acciones volátiles, dejarían
expuestos a los inversores que hubieran infravalorado el riesgo.
Con
ello, la preocupación por el riesgo de contrapartida reduciría al máximo la
liquidez en los mercados financieros. Se produciría entonces una recesión y los
bancos centrales deberían impulsar medidas coordinadas para gestionar la
situación. Tras la aplicación de políticas de estimulación, los mercados
financieros -y la economía mundial- comenzarían su recuperación después de una
recesión en forma de V.
Abrazos,
PD1: KPMG
hace también su propio estudio sobre el impacto del COVID19 que te resumo:
En el caso de España, el fuerte peso que tiene en el PIB el sector
servicios y la atomización de su tejido empresarial, representado en un 80% por
pymes, suponen un reto añadido. Tras la declaración del estado de alarma, los
expertos estiman que la
actividad económica en España se mantendrá en el 60%.
Continuará casi a pleno rendimiento en la administración pública (95%), la
agricultura (90%), la construcción (80%) y en la informática y comunicaciones
(75%), mientras que se verá muy mermada en los sectores más expuestos a las
limitaciones sobre la movilidad de las personas y actividad empresarial incluidas
en el estado de alarma. Así, el comercio, las inmobiliarias o las actividades
de ocio reducirán su actividad al 30%.
Como señala, Carlos Cuatrecasas, socio de Estrategia de KPMG, más
allá de los efectos actuales de la pandemia, las empresas deben considerar los
cambios que provocará en los próximos meses. “El impacto del
coronavirus en la economía no solo afectará negativamente en el corto plazo a
las empresas con una reducción parcial o total de su actividad, sino que
cambiará el comportamiento de los consumidores y mercado a medio plazo,
obligando a las empresas a reinventar sus productos y servicios adoptándolos a
una nueva realidad, que comportará cambios profundos en las entidades que deben
diseñar y planificar con urgencia para estar preparados”, explica.
Actividad prevista en España
durante el estado de alarma por COVID-19
Las empresas se están viendo obligadas a revisar sus planes de negocio para
este 2020 con el fin de recoger el impacto que tendrán en
sus cuentas fenómenos como la disminución del nivel de
demanda, los periodos de subactividad, los costes derivados de ERES o la propia
incertidumbre generada por la emergencia sanitaria.
Analía Alvarez, socia de Accounting Advisory de KPMG, comenta: “En
esta disrupción de la actividad recurrente, resulta clave poner foco en el
fondo de maniobra y la gestión de tesorería, de forma que se gestionen las
tensiones de liquidez a través del propio efectivo, y en las líneas de crédito.
También es recomendable evaluar opciones como la renegociación con acreedores,
la restructuración de operaciones y deuda o reducir costes operativos, entre
otras acciones. Asimismo, las empresas deberían evaluar las medidas adoptadas
por las autoridades, que pueden mitigar parte de los impactos”.
Los efectos a largo
plazo
Más allá de los efectos de la crisis en 2020, la pandemia de
COVID-19 ha revelado vulnerabilidades en los sistemas de producción y el
funcionamiento interno de las empresas que deberán abordarse con premura con el
fin de que estén preparadas para afrontar episodios similares en el futuro.
En lo que respecta a la cadena de producción, ha quedado
demostrado que la dependencia de proveedores únicos puede conllevar la
paralización de todo el proceso de producción si la fuente de suministro falla.
Por esa razón, es recomendable que las
empresas comiencen a diversificar sus cadenas de suministro para
reducir este riesgo.
Ramón Cañete, socio responsable de Supply Chain Transformation,
señala que, para afrontar esta situación, las compañías deberían crear equipos de respuesta a la
crisis, que coordinen las acciones necesarias y mantengan informados a los
stakeholders de la compañía. “En primer lugar, será
necesario revisar todos los flujos críticos dentro de la cadena de suministro,
identificando y analizando todos los posibles factores de riesgo que pudieran
generar un impacto significativo en los costes. También será crítico localizar
los componentes de alto valor para la compañía que permita reasignar los
recursos escasos de forma eficiente”, explica.
Cañete, además, considera que, de cara a futuro, “las compañías
deberían pensar en sistemas más flexibles de organización de la cadena de
suministro, que le permitan dar respuesta de forma más inmediata a
circunstancias imprevistas como esta del COVID-19”. Y añade: “También sería
recomendable avanzar
en la implantación de modelos de gestión del riesgo proveedor, basados en
soluciones tecnológicas de vanguardia, que permitan anticipar
las situaciones de riesgo y tomar medidas de forma proactiva que anulen, o al
menos minimicen, el impacto de los potenciales riesgos cuando estos ocurren”.
Hasta el pasado 11 de marzo, más de la mitad de las compañías del
país no disponían de un plan de contingencia para
dar respuesta a situaciones de emergencia como la del COVID-19, lo que
demuestra el grado de vulnerabilidad del tejido empresarial ante este tipo de
crisis. En esos planes, soluciones como el teletrabajo y otras formas de trabajo no presencial deberán
tener un papel destacado.
El futuro depende de las
medidas que se tomen ahora
Debemos tener en cuenta que estamos ante una situación temporal:
aunque a corto plazo, el impacto será mayor que en la Gran Recesión, la pandemia no ha generado
sobreendeudamiento, ni desequilibrios macroeconómicos, por lo
que la recuperación debería ser más rápida. La velocidad con la que se
manifieste esa recuperación vendrá determinada por la duración de la pandemia
(conforme más tiempo dure, mayor será el impacto negativo sobre el PIB), así
como por las medidas que se tomen para limitar su huella en los agentes
económicos.
Evolución del impacto según la
duración del estado de alarma
A este respecto, el Gobierno español aprobaba el pasado 17 de
marzo el Real Decreto-ley 8/2020,
que incluía la creación
de una línea de avales de garantías públicas para
facilitar liquidez a empresas por importe de 100.000 millones de euros o
la flexibilización
de los expedientes de regulación temporal de empleo. Ambas
medidas habían sido ampliamente demandadas por los empresarios para mitigar los
efectos sobre el empleo y facilitar la recuperación una vez que la emergencia
finalice. Sin embargo, la posibilidad de aplazar las cotizaciones a la
Seguridad Social, que constituía otra de las reclamaciones de los empresarios,
no fue recogida.
Jordi García Viñas, director en el Área Laboral de KPMG Abogados,
señala que aún es pronto para predecir el impacto de esta crisis sanitaria en
el ámbito laboral. “Muchas empresas se han visto obligadas a cerrar en virtud
del estado de alarma y aquellas que permanecen abiertas deben hacer frente a
problemas de suministro de materias primas o caída de los clientes. En este escenario,
las compañías deben tomar decisiones precisas para poder mantener su actividad
económica, teniendo en cuenta no sólo aspectos estrictamente jurídicos, sino también
estratégicos y, por qué no, reputacionales. Las soluciones son
variadas, pero todas ellas deben ser útiles, no sólo durante este periodo de
emergencia, sino también durante el periodo posterior; y, preferiblemente,
estar consensuadas con los representantes de los trabajadores”, explica.
Otras disposiciones recogidas en el Real Decreto-ley orientadas a
garantizar el sostenimiento de rentas (garantía de prestaciones por desempleo,
nueva prestación para autónomos por cese de actividad, protección a familias
vulnerables) son positivas, aunque será necesario un impulso fiscal que
garantice una rápida recuperación y disipe la incertidumbre.
Y esto dice el FMI:
Y McKinsey:
Mientras tanto en Alemania
piden a Italia y España que pidan un rescate del MEDE…:
Y la reunión de ayer del
Eurogrupo fue otro fiasco. Ninguna noticia en la prensa de hoy salvo ésta:
Ofrecían medio billón de euros:
200.000
millones de garantías paneuropeas del Banco Europeo de Inversiones (BEI), otros
tantos que podrían llegar como líneas precautorias de crédito del MEDE a cambio
de condicionalidad 'light', aunque este sigue siendo un punto de choque, y por
último el plan de apoyo al empleo (SURE) de la Comisión Europea, que podría
alcanzar los 100.000 millones de capacidad.
Con esto no nos da ni para
pipas. Quieren más y sin control… Italia no cede a la condicionalidad del
rescate por el MEDE (no quiere que se le apliquen medidas adicionales (los
famosos hombres de negro que decidan la política económica del país)), y España
quiere un rescate light, que sea un rescate pero no se diga… No way. Los del
Norte no quieren nada de eso… Habrá más reuniones, pero no veo que se quiera
aprobar nada light y sin condiciones, dada la gravedad y el severo castigo de
la recesión extrema por la que vamos a pasar los españoles e italianos…
PD2: Lo que marca la diferencia
estos días a los cristianos es que sabemos que Dios no nos abandona. Nos quiere
a cada uno con nuestro nombre y apellidos. Nos cuida y mima cada día. Nos
regala cosas muy buenas, incluso en estos días de crisis y miedos. Se preocupa
de nosotros y de nuestro bienestar. Sabemos de sus providencia y de que no nos
olvida. Por eso rezamos continuamente por todos nuestros hermanos, para que
sean ayudados y les llegue la fe y esperanza, tan perdida hoy en día.
Todo esto malo a lo que nos
estamos enfrentando y no entendemos, será para el bien de muchos, para nuestro
bien también. Hoy no lo entenderemos, pero quizás en un tiempo sí veremos el
por qué de muchas cosas, el por qué nos pasó esto o aquello. Y si no lo vemos
ahora, cuando muramos y los que estemos con el Señor, entenderemos todo lo que
pasó en nuestra vida...
Feliz Semana Santa!