03 diciembre 2013

22 noviembre 2013 España

Sus aciertos y sus continuos problemas… Hoy la UE nos dice si hay que ajustar más… Y quizás no nos enteremos porque se lo digan a los políticos a cargo de nuestra gestión.

Cinco problemas de España que se han arreglado con el rescate... y cinco que no

El jueves pasado el Gobierno lanzó las campanas al vuelo porque el Eurogrupo decidió oficialmente el fin de la asistencia financiera a España (vulgo rescate). Aunque este fin no da paso a la libertad total sino a una especie de 'libertad vigilada' con visitas de la troika dos veces al año hasta 2025, lo cierto es que lo peor ha pasado. Para conseguirlo, nuestro país ha tenido que cumplir un estricto programa de medidas contenidas en el famoso MoU (Memorándum de Entendimiento) que ha conseguido solucionar algunos de los grande males que nos llevaron al borde del abismo en verano de 2012. Pero hay otros problemas muy importantes que siguen sin resolverse y cuyo futuro es muy incierto pese a todo el tiempo transcurrido. Éstos son los principales:
Lo que ha solucionado el rescate
1. La banca se ha recapitalizado: era el principal objetivo del rescate y, sin duda, se ha cumplido. Con un coste brutal, 41.333 millones, que se han repartido así: 17.959 para BFA-Bankia, 9.084 para Catalunya Banc, 5.425 para NCG Banco, 4.500 para Banco de Valencia (adjudicado a La Caixa), 730 para BMN, 604 para Ceiss (en proceso de fusión con Unicaja), 407 para Caja3 (absorbida por Ibercaja), 245 para Banco Gallego (adjudicado al Sabadell) y 124 para Liberbank; esto suma 39.078, el resto se ha usado para financiar la participación del FROB en el banco malo. Con esas ayudas, todas estas entidades son ahora sobradamente solventes yaprobarán sin problemas los test de estrés del próximo año. Pero incluso este rescate ha permitido que las entidades no rescatadas hayan reforzado sus solvencia mediante ampliaciones de capital en mercado, tanto algunas que habían suspendido los test de Oliver Wyman del año pasado (Popular) como otras que habían aprobado pero iban justas (Sabadell).
2. Las entidades españolas tienen acceso al mercado: el saneamiento del sector y la mejora de la prima de riesgo han reabierto los mercados para los bancos españoles, que antes sólo podían acceder a costes prohibitivos y dependían absolutamente de la barra libre del BCE para tener liquidez. Ahora esa apelación a la ventanilla de Fráncfort se ha reducido en 130.000 millones, aunque sigue siendo muy elevada, de 237.390 millones. Y el coste de financiación de nuestros bancos se ha reducido notablemente, lo que incrementa su rentabilidad en un momento de gran presión sobre los márgenes.
3. Se ha creado Sareb y funciona: una de las exigencias del MoU era la creación del banco malo al que tanto se había resistido Mariano Rajoy, para traspasar los activos tóxicos de las entidades rescatadas. Ha costado sangre, sudor y lágrimas, con episodios como las urgencias del Gobierno para que el 51% de su capital fuera privado y que así no computara para el déficit y la deuda públicos, y el rechazo del BBVA a entrar en una aventura que considera ruinosa mientras el resto de las grandes entidades acudía al rescate del Ejecutivo. O la polémica por su gobierno corporativo con el nombramiento como presidenta de Belén Romana, una política que llegó al banco malo como premio de consolación tras no poder entrar en el BCE. O la política inicial de poner unos precios de venta muy superiores a los de traspaso desde los bancos, que fue corregida posteriormente para impulsar las ventas y empieza a acercar la oferta inmobiliaria a la demanda. Ahora, éstas parecen estar cogiendo velocidad y se han cerrado las primeras operaciones institucionales, aunque con grandes ayudas al comprador.
4. Se ha dado una solución a las preferentes: la exigencia más polémica del MoU era la de que los titulares de híbridos debían compartir la carga de la reestructuración para rebajar la factura para el contribuyente. Inicialmente Bruselas pretendía que lo perdieran todo, pero el Gobierno consiguió que la quita no llegara al 100%. Aun así, el escándalo social que provocaron estas quitas y los canjes obligatorios por acciones obligó a buscar un mecanismo para resarcir a los clientes minoristas a los que se engañó o se vendió estos títulos de forma irregular: los arbitrajes. Un sistema que está funcionando bastante bien y con el que están recuperando su dinero los afectados más débiles, aunque no exento de cierta polémica por el uso de consultoras con conflictos de interés. Se ha aplicado en NCG, Catalunya Banc y Bankia, y ahora se va a abrir también para Ceiss.
5. Se ha mejorado la supervisión: el Banco de España ha tenido que hacer un auténtico examen de conciencia y reconocer las prácticas impresentables de la época de la burbuja, y presentar unos nuevos procedimientos. No obstante, el BCE ha preferido asegurarse y asumir bajo su control directo a todo el sistema financiero español salvo las cooperativas y las dos mini-cajas que quedan, por lo que lo relevante ahora serán los criterios del supervisor único. Sea como fuere, lo importante es que se han tomado medidas para evitar que la catástrofe se vuelva a repetir.
Y lo que sigue pendiente
1. El crédito sigue sin fluir: el gran fracaso del rescate, puesto que el Gobierno siempre lo justificó como necesario para que las entidades estuvieran en condiciones de volver a dar crédito a empresas y familias para impulsar la recuperación. La banca se ha recapitalizado pero el crédito sigue cayendo. ¿Por qué? Como explicaba recientemente José Ignacio Goirigolzarri en El Confidencial, venimos de una crisis de sobreendeudamiento y ese exceso todavía no se ha reducido pese a los esfuerzos de las empresas, sino que nos encontramos en los niveles de 2007. Por ello, el desapalancamiento tiene que continuar y es razonable que el crédito siga bajando, porque el nuevo es inferior al que va venciendo de la época de la burbuja. Desde las asociaciones empresariales, en cambio, se afirma que es la banca la que tiene que desapalancarse y que la altítima morosidad (ya en el 12%) hace que no quiera asumir ningún riesgo. En todo caso, las previsiones más optimistas sitúan el inicio de la recuperación del crédito en la segunda mitad de 2014.
2. El coste para el contribuyente va a ser enorme: es verdad que las preferentes y subordinada han ayudado a reducir la factura y que el coste de pedirle dinero al Mede (Mecanismo Europeo de Estabilidad) es mucho más bajo que el de emitir deuda en mercado. Pero los 41.300 millones hay que devolverlos y el rescate a la banca, aunque no cuenta para el procedimiento de déficit excesivo, supuso 3 puntos de PIB en 2012. Y las expectativas son que se va a recuperar muy poco de lo inyectado. Ya se ha perdido todo el rescate (y más) en Banco de Valencia y Banco Gallego, y está por ver lo que se pierde en las subastas de NCG y Catalunya Banc, y qué parte de lo recibido se puede recuperar en las futuras ventas de paquetes de Bankia. El FROB da de momento 36.000 millones por perdidos debido a la caída de valor de las entidades rescatadas, aunque no todo eso corresponde el rescate: anteriormente, el erario público ya había inyectado otros 14.400 millones a través del FROB 1 y el FROB 2. Y ese dinero también se ha tomado prestado por los mercados y tenemos que devolverlo.
3. Todavía no se ha cerrado la reestructuración: quedan por venderse NCG y Catalunya Banc, el FROB tendrá que salirse de Bankia y BMN en algún momento, y va a inyectar todavía más dinero para que se cierre la eterna fusión de Unicaja y Ceiss. Hay que recordar que la subasta de la entidad catalana se ha suspendido dos veces, y ahora se ha aplazado de nuevo hasta una fecha indeterminada de 2014... salvo que se venda en un pack con la gallega, algo que han propuesto los bancos interesados en esta última (Caixa, BBVA y Santander) para hacer frente al favoritismo de la oferta del fondo Guggenheim, apoyada por la Xunta de Galicia y por la dirección actual de la entidad. Esta batalla está retrasando enormemente la venta de NCG y la solución es muy incierta a día de hoy.
4. La reforma de las cajas sigue empantanada: el único punto del MoU que no ha cumplido España es la reforma de estas entidades para acabar con el control político que las ha llevado al desastre. Esta reforma se va a plasmar en la nueva Ley de Cajas, pero su redacción ha chocado con la troika en dos puntos: la necesidad de que vendan la mayoría del banco filial a través del que ejercen su negocio si no quieren dotar un fondo de reserva (las cajas pretendían no tener que vender ni que dotarese fondo, sino que fuera parte del capital del banco) y la prohibición de que los presidentes y consejeros de las nuevas fundaciones estén también en el banco. En el primer punto, la troika se ha impuesto, aunque ha concedido a las cajas cinco años para vender el banco; en cuanto al segundo, el sector encabezado por La Caixa se opone radicalmente, y el PP pretende sortearlo aprobando una enmienda en el Senado tras el fin del rescate, pero el propio comisario Olli Rhen advirtió explícitamente al Gobierno sobre este asunto el jueves al anunciar el fin del rescate.
5. El buen gobierno, asignatura pendiente: la Ley de Cajas ejemplifica que lo que más cuesta imponer a nuestro país son las buenas prácticas internacionales y los mejores estándares de gobierno corporativo. Algo que ha quedado demostrado definitivamente con el 'caso Roldán', el intento de la AEB de nombrar como presidente a un exdirector general del Banco de España, a lo que se ha opuesto Luis de Guindos con gran revuelo mediático. Ante esta situación, Bruselas ha decidido tomar cartas en el asunto e instar al Gobierno a que prohíba las 'puertas giratorias' entre el sector público y el privado. Pero las viejas estructuras de poder en España son demasiado poderosas, hoy por hoy, y parece difícil que asistamos a cambios radicales a corto plazo.
Pues eso, seguimos con esa sensación de que hay una corrupción salvaje sin visos de mejoría, que los jueces dan asquito, que se mira el corto plazo y dejamos España empantanada para las siguientes generaciones, que no se hacen los deberes, si no que se ayuda a los bancos, que habría otra forma, pero no se quiere hacer… Abrazos,
PD1: Y más:

Nueve indicadores que demuestran que la recuperación todavía está lejos

Un escaso crecimiento de la economía después de cinco años encadenando recesiones ha servido al Gobierno de Rajoy para apuntar con una bandera blanca hacia la luz al final del túnel. El rescate que nos perseguía cual Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street se ha dejado atrás. La fuga de capitales que abocaba al Estado a la suspensión de pagos se ha detenido. La inflación está controlada y las exportaciones tiran. Ahora todo es cuestión de que se asiente la recuperación...
Un escaso crecimiento de la economía después de cinco años encadenando recesiones ha servido al Gobierno de Rajoy para apuntar con una bandera blanca hacia la luz al final del túnel. El rescate que nos perseguía cual Freddy Krueger en Pesadilla en Elm Street se ha dejado atrás. La fuga de capitales que abocaba al Estado a la suspensión de pagos se ha detenido. La inflación está controlada y las exportaciones tiran. Ahora todo es cuestión de que se asiente el llamado desapalancamiento hermoso o beautiful deleverage, una teoría ideada por el gurú Ray Dalio que consiste en que con un poco de austeridad, un poco de reestructuraciones de deuda y un poco de impresión de billetes se puede conseguir un crecimiento lento pero sostenible y, sobre todo, menos doloroso.
Sin embargo, ni Europa arranca, ni la deuda se reduce, ni el BCE se ha lanzado todavía a una expansión monetaria más allá de los manguerazos de liquidez a la banca. En septiembre y octubre del año pasado, la actividad se desmoronó. Y en parte por la comparación con estos meses tan malos, ahora se aprecia un cierto rebote empujado por el efecto estadístico. De hecho, varios indicadores recogidos por Vozpópuli demuestran que la recuperación se antoja todavía muy titubeante.
1) La deuda externa: tal y como han explicado en numerosas ocasiones Montoro o Guindos, la deuda externa era la principal debilidad de la economía española. Debíamos mucho al exterior y por ello se nos penalizaba en los mercados. En los casos de Japón o Italia se encuentra en manos domésticas, se la deben a ellos mismos y eso hace que resulte bastante más fácil refinanciarse. Pues bien, después de que volviesen unos 50.000 millones de dinero foráneo a comprar emisiones del Tesoro, la deuda externa continúa en unos niveles similares, sobre el 90 por ciento del PIB. El desequilibrio sigue ahí.
2) La productividad: la productividad prácticamente evoluciona de la mano del paro. Cuanto más desempleo, más productividad, lo cual implica que estamos mejorando nuestra competitividad a costa de echar a trabajadores y hacer lo mismo con menos gente. Sin duda, semejante estrategia no parece la solución ideal, pues perjudica al consumo, un elemento esencial para que la recuperación se consolide en una economía del tamaño de la española. Y así se da la increíble paradoja de que todo lo que vendemos fuera se consigue a fuerza de vender menos dentro.
3) Los beneficios de las empresas y la inversión: aunque los beneficios de las empresas cotizadas mejoran, todavía seis de cada diez empresas acumulan pérdidas, de acuerdo con los datos de la Agencia tributaria. Y sin beneficios no puede haber inversión y por ende empleo.
4) El desendeudamiento de los hogares: pese a que las empresas avanzan a buen ritmo en su proceso de desapalancamiento, no sucede así con las familias. Y ello puede tener en parte una explicación. Mientras que los costes de las empresas se han reducido drásticamente, los precios no se han recortado en la misma medida. Y por lo tanto se puede afirmar que toda la ganancia en competitividad se la han llevado las empresas. En un ciclo virtuoso, las compañías en principio terminarían destinando esos ahorros a la inversión y generarían empleo. Pero en tanto en cuanto no haya perpectivas de una demanda libre de deudas, lo más probable es que la reapertura del ciclo se demore.    
5) El número de empresas exportadoras: las exportaciones avanzan a tasas anuales auténticamente portentosas. Sin embargo, aunque aumenta la cifra de compañías que venden fuera, el número de empresas que exportan regularmente se mantiene estable en torno a las 40.000. Un hecho que supone un freno a las exportaciones y que pone de relieve las debilidades a la hora de emprender en España: la falta de tamaño, de expertise y de financiación.
6) La fragmentación financiera: las pymes españolas no consiguen crédito para circulante o inversión. Y cuando lo logran, pagan por ello el doble que una empresa grande española o casi el triple que una pyme alemana. Las inyecciones del BCE no llegan, se atascan en la banca y únicamente se destinan a financiar al sector público. Consciente de esta realidad, hace poco un alto cargo europeo de origen español señalaba al presidente del BCE que la recuperación española difícilmente podría consolidarse sin financiación para los nuevos proyectos y la actividad productiva. A lo que Draghi le contestó: “Qué me vas a decir, si soy italiano...”. La batalla entre halcones y palomas en el seno del banco central se enquista y posterga cualquier solución.
7) La morosidad: la mora constituye un serio problema se mire por donde se mire. Es un problema para la banca, pues amenaza con erosionar de nuevo sus balances. Es un problema para las pequeñas empresas proveedoras de las grandes, ya que según el observatorio de Cepyme el 66 por ciento sufren retrasos a la hora de cobrar. Y es un problema en las Administraciones, como demuestra el hecho que según fuentes patronales sólo tres comunidades, Galicia, Navarra y País Vasco, atiendan puntualmente sus compromisos de pago.
8) La fragilidad de los ingresos públicos: pese a haber tomado medidas tributarias para aumentar la recaudación por valor de 30.000 millones, los ingresos apenas han aumentado en unos 10.000 millones, debido a que las bases imponibles se hunden y una parte de la actividad se desplaza hacia la economía sumergida buscando la supervivencia. Durante los años de bonanza, el sistema tributario español estaba orientado hacia la construcción. Cuando un ciudadano compraba una vivienda, hacía su mayor contribución a las arcas del Estado aportando el IVA y los impuestos para CCAA y ayuntamientos. Pero ese esquema se acabó, y la tarea de recomponer los impuestos asignada a los expertos de la reforma fiscal se antoja complicada, sobre todo si se han de incluir rebajas impositivas de cara a las elecciones de 2015.
9) El déficit presupuestario: pese a que aparentemente el déficit público ya no preocupa a nadie, de acuerdo con las estimaciones de la Comisión Europea su cumplimiento todavía presenta riesgos en 2013 y 2014. Respecto al año que viene, Bruselas pone en duda el crecimiento previsto y por tanto la recaudación; los ingresos de las Comunidades y los resultados de la lucha contra el fraude. El mayor reto se atisba sin embargo en los Presupuestos de 2015 y 2016. El Gobierno ha prometido que recortará en el conjunto de esos dos ejercicios unos 10.000 millones en personal y unos 8.000 millones en prestaciones sociales. Sin embargo, todavía no ha especificado ninguna medida que reporte semejantes ajustes.
El objetivo de un déficit del 2,8 por ciento allá por 2016 aún va a conllevar más esfuerzos presupuestarios. La misión no se ha cumplido. No obstante, parece como si la legislatura se haya acabado en cuanto a su agenda reformista y todo se fíe a una reforma fiscal que difícilmente puede traer muchas alegrías tributarias.
Aunque a Europa le interese vender que sus recetas funcionan, el camino hasta que se estabilice la deuda será largo y complejo. Las palabras mágicas del presidente del BCE afirmando que haría todo lo que fuese necesario para salvar el euro surtieron efecto y calmaron el pánico. Pero la recuperación en ciernes todavía se vislumbra temporal, cíclica y, en definitiva, demasiado frágil. Esperemos que la luz al final del túnel no sea otro tren.
PD2: Te acuerdas que hace unos meses te alerté de que el futuro de los bancos será más complicado ya que todos quieren acudir a ese pastel, sobre todo las empresas tecnológicas… Pues ya están. Empieza Google sacando una tarjeta de débito pre-pagada para que puedas usarla en todas las tiendas que tengan Mastercard… Es el futuro, aprovechar todos los nichos del mercado. Sobre todo, los que no implican riesgo alguno y tiene un gran margen para el que las emite…
PD3: Es difícil desarraigar un hábito adquirido. Es natural que la fuerza de la costumbre a veces se imponga a la voluntad… Es la lucha entre la virtud y el vicio. Para mí, el puñetero tabaco. Lo tengo que dejar, pero no tengo la voluntad necesaria.