12 noviembre 2014

12 noviembre 2014 Estamos en la Tercera Guerra Mundial

No se disparan balas, pero si que vivimos una guerra y ésta es económica.
Estamos en la Tercera Guerra Mundial y ni nos hemos enterado… Las cosas han cambiado, pero veremos las consecuencias algún día. Las guerras son catastróficas
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La crisis de 2008 es como si hubiéramos tenido una guerra inmensa y nos haya dejado desolados.
¿Quién tuvo la culpa? Los bancos:
Lo que hemos vivido ha sido una crisis de deudas a lo bestia. Su consecuencia fue una recesión económica que ha durado mucho más de lo debido por culpa de los políticos. Pero en el origen, la culpa fue de los bancos. Y por omisión de las autoridades reguladoras y del gobierno de Aznar que generó una burbuja inmobiliaria de aúpa, y del de ZP que estaban por uvas… Ahora el Banco de España se ha quedado sin funciones. La regulación y supervisión bancaria pasa al BCE de Dragui… Ay madre!!!

La grave enfermedad y las aspirinas

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El anterior gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, publicaba recientemente en un importante diario nacional un artículo que podríamos calificar como auto-exculpatorio. En mi opinión, es difícil negar la falta de acierto de la autoridad bancaria durante la crisis, cuando se intentó curar una enfermedad gravísima con aspirinas, sobre todo en los primeros años; pero tampoco puede olvidarse que la génesis de tal enfermedad estaba dentro de las entidades financieras desde antes, sobre todo en el mandato del anterior gobernador, Caruana.
La crisis bancaria se intuía al menos desde el verano de 2007, cuando la liquidez en los mercados era ya un problema agudo y nadie podía ignorar que nuestras entidades financieras se habían endeudado en ellos enormemente para incrementar el crédito en una proporción desconocida. Pero nuestras autoridades económicas y bancarias actuaron con una premiosidad desconcertante, a pesar de los avisos de su propia Inspección. Se argumenta que, tras la pertenencia a la UE y también por la politización de las cajas, no existían ya las armas con las que se enfrentó la crisis bancaria de finales del siglo XX. Es cierto pero, por eso mismo, la urgencia era mayor y, sin embargo, el FROB no se creó hasta mediados de 2009. Mientras tanto, en otros países se actuaba con contundencia: en EE.UU. el TARP se creó en octubre de 2008. En diversos países europeos se dotaron provisiones gigantescas y se rescató o dio una solución con inmediatez a las entidades afectadas, por ejemplo al RBS en octubre de 2008 o a Fortis en los meses siguientes.
Es verdad que la pérdida latente que existía en la mayor parte de los activos bancarios nacionales de mayor riesgo –los créditos promotor, sobre todo– resultaba difícil de cuantificar en los primeros compases porque dependía de la evolución futura de la situación económica; pero resulta evidente que la pauta de dotación de provisiones fue demasiado lenta e inadecuada. Basta con echar un vistazo a la secuencia del saneamiento realizado por el sector bancario: las provisiones dotadas contra resultados en 2009 y 2010 (28 y 26 mil millones) no fueron muy diferentes de las de 2008 (unos 20 mil millones), a pesar de que la crisis estaba en toda su crudeza; y el esfuerzo importante no se hizo hasta 2011 (46 mil millones) y 2012 (122 mil millones), para volver en 2013 a una cifra parecida a la de los primeros años (28 mil millones
En definitiva, cuando en España nos decidimos por fin a sanear en serio, lo que aconteció en 2012 tras la catastrófica gestión por parte del gobierno del asunto Bankia, en el resto del mundo desarrollado ya se estaba recuperando el dinero puesto por los gobiernos en las entidades bancarias tres o cuatro años antes.
Se perdió el tiempo también con los famosos SIPs, con los que se intentó promover una integración de baja intensidad de las ex cajas de ahorros venciendo resistencias políticas y buscando la generación de plusvalías contables para dedicarlas a sanear. Pero una crisis tan intensa como la existente requería la aportación de dinero fresco, no apuntes contables. Algunas de las operaciones así realizadas fueron desastrosas (Bankia, Catalunya Banc, Nova Galicia…) aunque al menos luego se acabaron reconduciendo a fusiones plenas y logrando ahorros de costes operativos para la racionalización del sector, tan necesaria por el exceso de capacidad existente.
Pero, en cualquier caso, como decíamos al principio, el problema ya estaba dentro de «las tripas» del sector cuando el anterior gobernador llegó a su puesto, en 2006. Es increíble repasar ahora las tasas de crecimiento del crédito a lo largo de la etapa de expansión. Algunos datos son los siguientes:
–desde 1997 hasta 2007, todos los años hubo un crecimiento de dos dígitos en el total de crédito al sector privado; en concreto en 2005 y 2006, el avance anual fue superior al 27 y 25% respectivamente, lo que resulta realmente descomunal
–y, en el caso del crédito promotor, por ejemplo en 2005 y 2006, el crecimiento anual era del 40/50%, acumulable a tasas superiores al 30% en años anteriores.
Está claro que, a toro pasado, es muy fácil opinar. Pero esas tasas solo podían engendrar lo que luego nos encontramos: un pinchazo de la burbuja crediticia y un nivel de mora brutal que solo se está consiguiendo empezar a revertir siete años después (y recurriendo para ello a maniobras contables como canjes por otros activos, ventas de cartera o traspaso a fallidos).
Los principales responsables del desaguisado son las propias entidades, cuyos directivos gestionaron muy mal. Antes de la crisis y también durante la misma (hubo un diagnóstico erróneo sobre la intensidad/duración de la crisis que llevó a refinanciaciones y falta de provisiones). Pero no cabe olvidar la responsabilidad por omisión de de las autoridades económicas y bancaria, desde principios de la década. Por obviar la situación real de un sector muy mal gestionado desde principios del 2000; y por perder la oportunidad en los primeros años de la crisis de dar un golpe de mano efectivo y contundente, sincerando el valor de los activos, reduciendo el patrimonio de los accionistas y aportando dinero en cantidades importantes (pero no tanto como se necesitó luego) como se hizo en otros países.
La actuación preventiva, antes de una crisis bancaria, y, tras desencadenarse, la celeridad en la toma de decisiones y la aportación de dinero fresco para resolverla resultan absolutamente fundamentales. En nuestro caso falló todo ello.
Abrazos,
PD1: Hablando de bancos, acaban de publicar los resultados trimestrales el Banco de Santander y el BBVA.
La diferencia fundamental es que el Santander está más diversificado que el BBVA.
Diversificación del Santander:
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Diversificación del BBVA:
España, 7,6%
EEUU, 9,7%
Eurasia 15,1
México 43,3%
América Sur 24,2%
Pero el peso del Santander en Brasil gusta menos, frente al gran peso mexicano del BBVA… Diferencia de PER:13,9 veces para SAN, casi 20 veces para BBVA. En el fondo, subyace un mejor sentimiento del mercado hacia México que Brasil.
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PD2: Y adicionalemente a esto, estamos en una guerra de divisas.
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Estos movimientos no suelen ser muy comunes:
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El dólar se está apreciando frente a todo:
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Las previsiones son que llegará a la paridad el euro y el dólar:
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Fundamentalmente por esto:
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A pesar de que juega a favor del euro su saldo externo:
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Y el yen se ve fuertemente castigado… No hacen más que emitir billetitos a lo bestia…
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¿Qué factores dan alas a la subida del dólar?

La divergencia de políticas monetarias a uno y otro lado del Atlántico es sólo una de las explicaciones para la apreciación del billete verde.

El regreso a la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal y el arsenal de medidas que ha aplicado el BCE son una promesa del fortalecimiento del dólar, especialmente contra el euro. Pero no es la única razón para justificar el camino ascendente que está tomando el billete verde; Fidelity Worldwide Investment distingue los factores contribuidores y señala a los ganadores y perdedores del cambio de tendencia de la divisa.
Factores de apoyo
Tres son los factores que destaca Fidelity. El primero de ellos es la mejora del doble déficit. El aumento de la actividad económica está impulsando los ingresos fiscales, hasta el punto de que el déficit federal descendió casi un tercio en el ejercicio de 2014, hasta los 468.000 millones de dólares. Esta cifra supone el saldo más bajo desde 2008 y una fuerte reducción, frente al déficit de 1,4 billones de dólares con el que se cerró el ejercicio de 2009. Entre tanto, el déficit por cuenta corriente también ha disminuido considerablemente desde la crisis financiera, pasando del récord del 6% del PIB registrado en 2006 hasta el 2,3% de 2013.
El segundo factor señalado por la gestora es la ya citada divergencia entre políticas monetarias: mientras que el QE3 será definitivamente retirado este mes y el mercado está poniendo en precio una subida de tipos en EE.UU. a mediados de 2015, en Europa el BCE ha renovado su promesa de tipos extraordinariamente bajos y el Banco de Japón también está actuando para debilitar el yen y generar inflación. 
La tercera explicación está en la evolución del crecimiento económico y el descenso del paro en EE.UU., que ha pasado del 6,6% de enero al 5,9% en septiembre. Los expertos de Fidelity especifican que se han registrado subidas constantes en el empleo no agrícola, con la generación de 248.000 empleos nuevos en septiembre, frente a una media mensual de 213.000 durante los últimos doce meses.En cuanto al PIB, recuerdan que la cifra prevista para el segundo trimestre era una tasa anualizada del 4,6%, la más alta en dos años y medio.
Ganadores y perdedores
Activos estadounidenses, exportadores a EE.UU. y acciones japonesas son los principales beneficiarios de la fortaleza del dólar. "Los activos estadounidenses deberían beneficiarse de la revalorización de dólar y, para los inversores extranjeros, las ganancias cambiarias pueden aportar un plus de rentabilidad", indican desde Fidelity. 
Ángel Agudo, gestor del FF America, explica al respecto que "aunque las multinacionales estadounidenses podrían enfrentarse a más obstáculos que las empresas centradas en el mercado interno en una coyuntura de fortaleza del dólar, habrá que analizar cada negocio individualmente. En lo que respecta a mis carteras, soy consciente de las implicaciones cambiarias para cada valor, pero en general sigo poniendo toda la atención en los fundamentales".
Asimismo, EE.UU. es el primer destino de las exportaciones japonesas, por lo que una revalorización del cruce dólar/yen mejoraría los resultados de los exportadores japoneses, que su vez debería impulsar las cotizaciones de la bolsa nipona. Ojo, esto también es extensible a las empresas de otras nacionalidades que exporten a EE.UU., ya que podrían beneficiarse de la evolución de los tipos de cambio. 
Tampoco se debe menospreciar el abaratamiento del petróleo, que está denominado en dólares, y del que se beneficiarían EE.UU., Japón y también la zona euro. "El descenso del déficit por cuenta corriente de EE.UU. se ha debido en gran parte a la explosión de la producción nacional de petróleo y gas de esquisto durante los últimos años. Este aumento de la producción ha significado menos dólares con destino al extranjero para pagar las importaciones de energía", recuerdan desde la gestora. 
En Fidelity también tienen claro quienes van a sufrir presiones por la apreciación del billete verde: las materias primas y los grandes mercados emergentes. Cabe recordar que las commodities suelen evolucionar a la inversa que el dólar estadounidense: hace poco tanto el oro (también apodado "el antidólar") como el crudo registraron sus niveles más bajos desde febrero y diciembre de 2010 respectivamente, al caer el metal amarillo por debajo de los 1.200 dólares la onza y los futuros sobre el petróleo por debajo de 90 dólares el barril.
En cuanto a los emergentes, aquellos mercados como Brasil o Rusia podrían verse más expuestos precisamente por ser grandes exportadores de materias primas, así como los países con grandes déficits por cuenta corriente e importantes cantidades de deuda en dólares. "Las monedas emergentes también podrían verse presionadas", terminan los expertos de la firma americana.
PD3: Interesante lo que dicen aquí: Falta de autoridad:
No es que falte, es que no la ejercemos. No queremos someternos a ninguna autoridad, por eso no nos atrevemos tampoco a ejercerla (sobre todo, a nivel privado). Apenas nos cuesta llevar el mando en el entorno empresarial o social; sin embargo, nos resulta tremendamente difícil proceder con la autoridad que nos corresponde en un contexto más cercano, como el familiar.
De ahí que podamos corroborar de muy diversas maneras que los padres ya no tienen autoridad sobre sus hijos, que la han perdido, que ya no se atreven a ejercerla, a hacer de padres. Las causas de esta disipación son muchas y complejas; hay que buscarlas, sin duda, en el debilitamiento de las estructuras familiares y sociales, pero, sobre todo, en una incorrecta interpretación de lo que es la autoridad.
Muchos padres no la entienden como lo que es, la forma de querer y hacer crecer a sus hijos, sino como una manera despótica de atravesar los límites de la intimidad. En el fondo, late un concepto de amor filial confuso, mezclado con el cariño, la condescendencia, el proteccionismo, la permisividad, la blandura… y no nos atrevemos a exigir nada a los hijos, a marcarles límites, a hacer que crezcan.
Y más que andar mandando todos los días a los chicos, hay que enseñarles con el ejemplo y con el cariño que les tenemos, con lo que les queremos…
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