¿Hay riesgos? Con los bancos
centrales actuando no parece, aunque se sigue tensionando la cuerda…
La
resistencia y fortaleza de una cadena es la del eslabón más débil.
Es irrelevante si casi todos los eslabones son tremendamente sólidos, si dentro
de la cadena existe uno solo endeble y sin la resistencia del resto de
eslabones. Las cadenas se rompen siempre por el eslabón menos resistente, el
más débil.
En los
análisis de las distintas inversiones financieras es fundamental detectar
si dicho activo forma parte de una "cadena". De ser así, la
fortaleza aparente de dicho activo puede no ser tal si existe otro activo en la
cadena cuya fortaleza es sensiblemente inferior.
Este
error ya se cometió con los distintos tramos de las titulizaciones de
préstamos antes de la crisis financiera. Los inversores sufrieron los
efectos de dicho error. Simplificando mucho, se agrupaba una gran cartera de
préstamos en un vehículo y posteriormente se vendían en distintos
tramos, de tal forma que las primeras pérdidas por impagos se les asignaban
a los tramos inferiores con peor calificación crediticia pero mayor
rentabilidad esperada. Se consideraba que los tramos más elevados nunca
llegarían a sufrir pérdidas, asignándoles las agencias de rating la máxima
calificación crediticia.
Una vez
estallada la crisis financiera, la realidad mostró que incluso los
tramos teóricamente más seguros formaban parte de una cadena. Por lo tanto,
era erróneo analizar cada tramo por separado sin tener en cuenta el efecto en
los tramos más seguros del deterioro de los tramos inferiores. La caída de
valoración de los tramos con mejor calificación crediticia (rating) llegó a ser
dramática.
El
análisis del riesgo de la inversión en los distintos bonos soberanos de la
Eurozona puede pecar del mismo error. El euro es una cadena formada por
19 eslabones. La solidez de los emisores teóricamente más solventes está
condicionada por la solidez de los menos sólidos. Teóricamente el bono español
tiene menos riesgo que el bono italiano, reflejado en un mejor rating y, por
tanto, una menor rentabilidad para el inversor. En la práctica, en el
eventual y teórico escenario de un impago de la deuda italiana, el efecto sobre
los bonos españoles sería inmediato, aunque su rating sea superior al
italiano.
Es
cierto que antes de producirse dicho hipotético impago las oscilaciones de
precio de los bonos pueden diferir significativamente. Por tanto, los
inversores, institucionales o no, que no tengan problema de mantener los
bonos hasta el vencimiento de los mismos, tienen un aliciente para invertir
en deuda italiana en lugar de hacerlo en deuda española. La rentabilidad es
sensiblemente superior, y en caso de impago o de reestructuración de la deuda
transalpina, el efecto sobre los bonos españoles sería casi un acto reflejo.
Antes
de la crisis financiera de la década pasada nadie parecía poner en duda el
esquema de las distintas calificaciones crediticias (rating) de los distintos
tramos de las titulizaciones. Posteriormente, la realidad mostró que todos los
tramos formaban parte de una cadena, habiéndose roto por el eslabón más débil.
Ahora, en el análisis de los bonos soberanos europeos es posible que se esté
cometiendo el mismo error. Se analiza la fortaleza de cada eslabón, pero no de
la cadena.
Abrazos,
PD1: Darse es la expresión del
amor. Tenemos que abrir nuestro corazón a ese amor-donación. Igual que nuestra
relación con Dios: rezar, servir, trabajar, superarse, sacrificarse... todo son
caminos de donación, de amor. Que tengamos un corazón sincero, un corazón
generoso y abierto a las exigencias del amor.