Y eso que sabemos que tenemos
muchos turistas prestados, que antes iban a Egipto, Túnez y Turquía, que
dejaron de ir por miedo, y que van a volver sí o sí…, ya que es mucho más
barato que España…
Y la PII (Posición de Inversión
Internacional) española, lo que debemos fuera, sigue dando mucho miedo. Somos
el segundo país del mundo que más debe al exterior…
La economía española se sostiene… a costa del sector
exterior
La economía española está manteniendo niveles
de crecimiento notables, pero el sector exterior está deteriorándose
rápidamente
La economía española está
aguantando mucho mejor que el resto de las economías europeas el crecimiento
económico, pero esto, lejos de ser una buena noticia –salvo probablemente
para Pedro Sánchez y sus
aspiraciones electorales–, se trata de algo de lo más
preocupante.
Como
vemos en la evolución
de la balanza por cuenta corriente, esta ha pasado de ser
positiva durante todo o casi todo el año a serlo cada vez menos y durante menos
meses. Esto sucede porque la actividad económica española sigue creciendo pero
la economía de nuestros clientes exteriores está estancada o casi en buena
parte de ellos, especialmente los clientes europeos. Es decir, que es un
crecimiento basado en el aumento
de la demanda interna.
Evolución
de la balanza por cuenta corriente. Fuente D. G. de Análisis Macroeconómico. S.
G. de Coyuntura y Previsiones Económicas.
No
obstante, la situación de la balanza por cuenta corriente no tendría por qué
ser preocupante, puesto que aún es positiva. Esto significa que la economía
española aún
no se está endeudando (más) con el exterior. Pero
desafortunadamente sí que lo es por la situación que arrastramos de la época
del 'boom' inmobiliario, que se ve reflejada en el siguiente gráfico, en que
vemos la posición neta de inversión internacional de la economía española, que
es 'grosso modo' la deuda que mantenemos todos los españoles con el exterior.
Aquí vemos cómo durante la locura
de la expansión crediticia, en la que llegamos a tener déficits
por cuenta corriente del 10% del PIB, llegamos a amasar una deuda de
aproximadamente un billón de euros, que solo se ha reducido de forma testimonial.
Tan delicada es la situación de elevadísimo endeudamiento exterior que nos
hemos tenido que refinanciar parcialmente a través del BCE, lo que
se traduce en que el Banco de España sea titular de más de
200.000 millones de esa deuda externa. Si no hubiera existido esa posibilidad
no cabe duda de que nos hubiéramos visto sometidos a presiones indescriptibles
para poder encontrar ese dinero en los mercados internacionales.
La
pregunta evidente que surge ante esta situación es que por qué esto debería ser
un problema, a lo que posiblemente nuestro presidente, economista de formación,
haya respondido que por ninguna razón. Pero Pedro Sánchez,
desgraciadamente, se equivoca.
El
pacto por el cual se ha permitido a España refinanciar esta inmensa deuda exterior, la segunda mayor del mundo,
con el Banco de España, incluye el compromiso tácito de no utilizar los
mecanismos habituales de la economía española para estimular la demanda
(expansión del gasto público y expansión crediticia). Y España ahora mismo lo
está haciendo, con una fuerte creación
de empleo público y aumentos muy importantes en la concesión de nuevo crédito.
Esto, y no otra cosa, es lo que está sosteniendo el crecimiento. Pero como las
causas de este crecimiento no son mejores salarios y mayores exportaciones
fruto de incrementos en la productividad –la única forma sostenible en el
tiempo de crecer– nos encontramos con que la economía española, salvo que la
economía europea se reactive antes de final de año, se enfrenta de forma
inevitable a que Europa reaccionará de forma violenta y sumamente desagradable
ante la ruptura del acuerdo por parte de España.
Como
publicó recientemente la Fundación BBVA (ESENCIALES Fundación BBVA – Ivie No.
33/2019), estos problemas a los que se enfrenta la economía española no son
casualidad, sino fruto de la enorme negligencia de los gobiernos sucesivos que
hemos venido padeciendo desde hace décadas. Si analizamos la evolución de la productividad total
de los factores de la economía española vemos que, de los países analizados, es
la peor con diferencia, casi igualada con Italia. EEUU ha tenido una
trayectoria relativamente positiva (aunque la productividad está estancada
desde hace más de una década) y Alemania, tras sufrir mucho con la crisis, otra
vez está viviendo fuertes aumentos de la productividad desde 2009. Francia tuvo
una buena época en el período estudiado, los diez primeros años, pero desde
2006 la productividad ha ido disminuyendo; síntoma inequívoco de la cada vez
peor situación de Francia.
Me
comenta muchas veces la gente joven lo difíciles que están las cosas para
ellos. Y es verdad. Pero esto ocurre precisamente por esta razón, pues una economía sin
inversión inteligente está abocada a la decadencia, y a
que las personas vivamos cada vez peor. Y esa inversión, sin el apoyo decidido del
sector público, nunca se dará, como estamos comprobando.
Los
cantos de sirena de la izquierda parlamentaria sobre que el problema es que hay
que repartir mejor no son más que un modo bastante estúpido de desviar la
atención del problema fundamental. Es cierto que debemos aspirar a una sociedad
más igualitaria, pues las encuestas de opinión son claras al respecto,
pero si no creamos más riqueza solo
lograremos repartir miseria. Y la derecha es aún peor, pues se
desentiende tanto del problema de la desigualdad como del de
la falta de inversión, fiándolo todo a un 'deus ex machina' –el libre mercado–
que se supone que hará todo por nosotros sin que nos tengamos que preocupar por
nada. Un desastre para nosotros que sufrimos por desgracia en nuestro día a
día.
Abrazos,
PD1: Ayer me encantó lo que
vi. Entré a cerrarle la persiana a una hija que tengo acabando la carrera con
21 añitos y vi que tenía un post-it pegado a la mesa con su intención por la
siguiente hora de estudio. La compartía al cien por ciento. Se lo dije, que
insistiera más horas de estudio con la misma intención. Es así de simple:
escribes en un post-it por algo concreto que vas a hacer en la siguiente hora
de estudio/trabajo, y tu esfuerzo en el trabajo o estudio sirve para algo más
que aprobar o que te paguen… Es la generosidad de rezar por los unos y los
otros, por cosas espirituales, por el bien para el otro… Tras hablar con ella
un rato, salí del cuarto feliz.