Y eso que se ha reducido en estos años pasados:
Tres verdades y algunas mentiras sobre el recorte del gasto público
La dura recesión ha significado un duro ajuste en los últimos años. Aun así, el Estado de bienestar todavía se sitúa en niveles de 2007, que fue el mejor año de la economía
¿Ha tocado hueso el recorte del gasto público como consecuencia de la crisis? Habrá quien piense que sí, pero lo cierto es que España tiene hoy el mismo Estado de bienestar per cápita que en 2007, el último año de expansión económica. Primera verdad: el presunto desmantelamiento del sistema público de protección social es una falacia. España gasta hoy en políticas sociales, en términos reales y por cabeza, lo mismo que al comienzo de la crisis. O lo que es más significativo: igual porcentaje que en un año 'histórico' desde el punto de vista económico, como lo llegó a calificar el expresidente Rodríguez Zapaterocuando presentó en la Bolsa de Madrid el primer informe económico del presidente del Gobierno.
Como se sabe, 2007 fue el mejor ejercicio de la economía española en décadas. Hasta el punto de que el conjunto de las administraciones públicas llegó a registrar, incluso, un superávit fiscal equivalente a 21.620 millones (el 2% del PIB), un avance de la actividad del 4% y una tasa de paro del 8%. Por entonces, pocos se quejaban del nivel del gasto público y de que se estaba produciendo un derribo del Estado de bienestar. Ahora, sí.
¿Quiere decir esto que no ha habido recortes del gasto público? Todo lo contrario. Segunda certeza. En España, aunque pueda parecer paradójico con los párrafos anteriores, el gasto público en protección social se ha reducido en los últimos años. Y mucho. Pero no tanto como para haber atravesado los niveles de bienestar existentes inmediatamente antes de la crisis. En concreto, el gasto real por habitante se ha reducido en casi nueve puntos entre 2009 y 2014. Es decir, un ajuste severo que se explica por las insuficiencias financieras del Estado tras haberse desplomado los ingresos a causa del pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
¿Por qué 2009 y no 2007? Pues simplemente porque el anterior Gobierno tardó lo suyo en admitir la crisis, y eso explica que durante los dos años posteriores al pinchazo del crédito el Estado continuara gastando al margen de la evolución del PIB.
Los datos proceden de un trabajo realizado para Fedea por los economistas Ángel de la Fuente, Javier Andrés y Rafael Doménech, en el que se pone de relieve lo que han significado los años más duros de la crisis (el ajuste no ha terminado) desde el punto de vista de la protección social y, en general, del gasto público.
Estado de bienestar y renta
Su tercera conclusión -la tercera certeza- es que España, desde que comenzó prácticamente el siglo, ha aumentado de forma relevante los niveles de gasto público, algo que ha permitido que, cuando han llegado las 'vacas flacas', el Estado de bienestar haya podido compensar la pérdida de rentas derivada del menor empleo y de los bajos salarios mediante la entrada en acción de los llamados estabilizadores automáticos. Según el estudio, los recortes -esos nueve puntos- han llegado después de un incremento acumulado de 23 puntos del gasto público entre 2003 y 2009. Su conclusión es que "sigue habiendo un incremento neto de unos 14 puntos entre 2003 y 2014. O una ganancia de más de un punto anual en el gasto real por habitante durante el conjunto del periodo que estamos analizando".
¿Significa esto que el Estado es más protector que al comienzo de la crisis? O expresado de otra forma: ¿Han sido inapreciables los recortes para quienes son más dependientes del Estado protector? Tampoco es el caso.
Como sostiene el informe de Doménech, De la Fuente y Andrés, el análisis del gasto público como proporción del PIB muestra el esfuerzo fiscal de la economía en su conjunto, pero puede resultar escasamente informativo sobre la financiación de los servicios públicos, toda vez que la caída del PIB que ha tenido lugar durante la crisis (un 7,5% en términos reales entre 2008 y 2014) "tiende a aumentar el ratio de gasto". Ahora bien, como dice el estudio, para evaluar correctamente el enorme esfuerzo realizado para mantener los servicios esenciales del Estado de bienestar a los niveles de antes de la crisis, hay que tener en cuenta que entre 2007 y 2014 la renta per cápita disminuyó un 8,8%. Por lo tanto, renta y gasto público han ido de la mano.
No quiere decir esto, sin embargo, que la reducción de gasto haya sido homogénea. Por lo tanto, otro error que se produce cuando se habla de recortes 'equilibrados'. La capacidad de prestación de los servicios públicos incluye partidas que han crecido por motivos variados, por ejemplo, los intereses de la deuda, el desempleo o el gasto en pensiones, sin que eso redunde necesariamente en mejores servicios o prestaciones para el grueso de la población.
¿Qué sucede si se eliminan estas partidas? Pues que la economía española ha regresado al punto de partida. Eliminando el gasto en desempleo, las pensiones y los intereses, el gasto real por habitante destinado al resto de servicios y prestaciones ha caído casi 23 puntos entre 2009 y 2014, deshaciendo así, como dicen los autores del estudio, "todo el incremento observado durante los años anteriores a la crisis y situándose aproximadamente en el nivel de partida observado en 2003". Es decir, que eliminando los factores más asociados a la crisis (cobertura del paro), el envejecimiento (pensiones) e intereses (aumento del endeudamiento), el gasto público habría regresado a niveles de hace casi 13 años. Por lo tanto, el recorte está en el resto de partidas.
Como sostienen los autores del estudio, detrás de la evolución del gasto total se aprecia, pues, una "fuerte sustitución en favor del gasto en pensiones y desempleo, transferencias que tienen una incidencia directa sobre el bienestar de grupos importantes de ciudadanos", pero en detrimento de otros tipos de gasto social y productivo, "que se situarían en su conjunto en niveles similares a los de 2003".
¿Y qué ha sucedido en el caso de la sanidad y la educación, dos de los pilares del Estado de bienestar? Según el estudio, el gasto corriente real dividido por el número de usuarios, medido por el número de habitantes en el caso de la sanidad y por la población en edad escolar en sentido amplio (de seis a 24 años de edad) en el de la educación, muestra que se repite el patrón: "Fuertes ganancias hasta 2009 seguidas de un recorte en los últimos años que los deja en niveles similares a los existentes al comienzo de la crisis, con ganancias aún muy respetables durante el conjunto del periodo analizado". Por lo tanto, recortes ha habido, pero la cuantía depende del punto de partida.
Abrazos,
PD1: ¿Dónde ha habido más tijera, y dónde no? Sin cambiar la tendencia de las partidas grandes, esto es imposible…
¿En qué partidas de gasto no ha metido la tijera Mariano Rajoy?
Una veintena de partidas presupuestarias han crecido durante la legislatura a pesar de las exigencias de austeridad de Bruselas.
Rajoy ha sido muy criticado por la oposición por los recortes. Pero la tijera del presidente del Gobierno no ha llegado a todas las partidas de gasto.
De hecho, algunos programas del Presupuestos estatal incluso se han duplicado o triplicado durante los cuatro años de la legislatura del PP, que pueden ser consideradas como las prioridades que no han notado las medidas de austeridad. Algunos de los incrementos podrían ser considerados misterios sin resolver. Entre las prioridades, la deuda pública, los inmigrantes o la política informativa del Gobierno (ver gráfico adjunto). Éstas son las cifras más llamativas del top 25:
· Relaciones financieras con las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Esta partida se ha disparado entre 2011 y entre 2016 un 428.968%. Es decir, ha pasado de seis millones de euros a 26.008, un reflejo de que el Gobierno ha salido al rescate de las administraciones territoriales para evitar la quiebra de las regiones y para pagar las facturas a los proveedores durante la legislatura.
· ¿Aumento de la partida de cobertura informativa del 200%? Aunque el actual presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha sido muy criticado por los medios de comunicación por su falta de transparencia durante la legislatura, lo cierto es que recursos no han faltado. Si en 2011 esta partida ascendía a 18,4 millones, en 2016 asciende a 55,1 millones, un 199% más que el último Presupuesto que aprobó su antecesor José Luis Rodríguez Zapatero.
· Las prioridades sociales del Gobierno de Mariano Rajoy. A pesar de que ha sido famoso por fomentar los recortes en sanidad y en educación, durante la legislatura sí que han crecido las partidas destinadas a ayudar a los inmigrantes, a actuaciones policiales para perseguir el narcotráfico o a impulsar el derecho de asilo o la Formación Profesional. Por ejemplo, el programa 231H, bajo la denominación "Acciones a favor de los inmigrantes" ha crecido un 111%, hasta los 312,7 millones en 2016. En 2011 sólo ascendió a 147 millones. El impulso de la FP dual ha hecho que el Estado destine un 84% más a esta partida en la legislatura. El Gobierno también ha duplicado, hasta 161 millones.
· Elaborar previsiones, hacer la política económica y gestionar la deuda pública, también cuesta más dinero. Curiosamente, unas de las partidas que más han subido son aquellas que justamente se encargan de velar por la gestión de la política económica y elaborar las previsiones. La partida 931M "Previsión y política económica" ha crecido un 529%, hasta los 349 millones de euros. Asimismo, la gestión de la deuda y de la tesorería del Estado ha pasado de 11,7 millones en 2011 a 57,3 en 2016, un 387% más. Una de las razones: que la partida destinada a la "amortización y gastos financieros de la deuda pública en moneda nacional" asciende en 2016 a 33.354 millones, un 30% más que en 2011.
· La misteriosa partida 929M: el gasto imprevisto. Otra de las partidas que más ha aumentado en la legislatura es una especie de Expediente X. Se denomina "imprevistos y funciones no clasificadas". Es astronómica, 3.030 millones y ha aumentado un 30%. No obstante, pese a su denominación, la mayor parte de sus gastos están explicados en las miles de páginas que componen las Cuentas Públicas cada año. La mayor parte va a parar al bolsillo de los funcionarios. Eso sí, en torno a 40 millones sí se destina a gastos que puedan surgir.
PD2: No es bueno saber la verdad…
Aunque casi todos estamos de acuerdo en que aportamos más de lo que recibimos, creo que la inmensa mayoría estamos de acuerdo en que merece la pena luchar por mantener nuestro estado del bienestar. Incluso los que llevan a sus hijos a colegios y universidades privadas, no usan la sanidad pública y probablemente nunca cobren ni los 426€ ni las pensiones asistenciales, creo están de acuerdo en que todo eso exista. Primero porque la vida da muchas vueltas y nunca se sabe y segundo porque es difícil no conocer a alguien cercano que no reciba algún tipo de ayuda de la caja común, aunque sea en forma de beca de estudios por ejemplo. Hay quien cree que dicho estado del bienestar está agonizando por culpa de la crisis iniciada en 2008 y de lo mal que la han gestionado nuestros políticos pero lo cierto es que esto sólo ha acercado el problema en el tiempo, los problemas de salud del estado del bienestar son comunes a toda Europa y tienen una raíz demográfica: hay poca población activa para tanta población pasiva. Hay muy pocos que ingresan en la hucha y muchos los que sacan de ella. Y aunque es algo común al mundo desarrollado, el caso español es extremo ya que sólo el 37% de la población total del país trabaja (en comparación por ejemplo al 53% de Alemania).
Por supuesto se pueden hacer muchas cosas para reducir gastos y aumentar ingresos pero lo cierto es que 2015 –a pesar de haberse creado más de medio millón de empleos y haber crecido el PIB por encima del 3%- lo cerramos con 50 mil millones de € de desfase entre lo que ingresamos y lo que gastamos y con una deuda pública real de las AA.PP. por encima del 140% del PIB. Pensar que con esta situación financiera podremos mejorar el actual sistema del bienestar incluso por encima de lo que teníamos en 2007 con por ejemplo una renta básica es engañar a la gente. Imaginemos que algunos políticos tienen razón y que con la lucha contra el fraude fiscal y con mayores impuestos a los más ricos no se resiente la actividad económica y conseguimos esos 50 mil millones de € cada año para eliminar el déficit. No se lo creen ni ellos pero imaginemos que pasa, eso tampoco significaría que podamos aumentar aún más el gasto público como se promete. Porque está el tema de las pensiones.
Las pensiones son el mayor gasto de los PGE de 2015: 115.669 millones de € que hasta ahora se han podido abonar recurriendo para completarlas al Fondo de Reserva de la Seguridad Social (hay 13 CC.AA. que no pueden abonar las pensiones sólo con las cotizaciones) que se acabará en 3 o 4 años a lo sumo. ¿Qué pasará después? Las únicas dos soluciones para las pensiones son o recortarlas (rebajando su cuantía o aumentando la edad de jubilación –aún más- para ahorrarse durante años el pagar las nuevas, ambas medidas injustas, durísimas e impopulares) o financiarlas con impuestos (bien en el presente, con cargo a los PGE, o bien en el futuro, emitiendo más deuda con lo que en ambos casos el desfase ingresos/gastos aumentará). Claro, otra cosa sería si creáramos millones de puestos de trabajo pero ni con todos los creados en 2015, que han sido muchos, se ha conseguido no evitar recurrir al Fondo de Reserva porque el importe de las cotizaciones de los nuevos salarios no son suficientes.
La percepción que los españoles tenemos de nuestra economía está nublada por la situación que vivimos los primeros años del actual siglo pero si eliminamos la época de la burbuja inmobiliaria y todo el contagio benéfico que eso provocó (mayores ingresos por impuestos, mayores ventas de coches y electrodomésticos, mínimos en la tasa de paro etc.) resulta que la situación económica española actual es similar a la de la crisis de 1993: alto desempleo, temporalidad y ayudándonos de la política monetaria para poder salir del hoyo (entonces devaluando, ahora con la ayuda de BCE). Lo mejor es que ahora exportamos más pero la clave está en que si no podemos recuperar los trabajos que la burbuja generó (directa e indirectamente), ¿qué nos queda? Los políticos hablan de crear empleos como si fueran ellos los que contratan cuando al final en la actualidad los empleos creados surgen del consumo y del turismo, actividades que no dejan márgenes para grandes salarios y que, por su estacionalidad, promueven los contratos temporales. Cliqueando AQUípodéis ver los grandes empleadores españoles.
Pensemos por ejemplo en los más de 60 mil empleos que ha perdido estos años el sector financiero español, eran puestos de trabajo de una remuneración aceptable que nunca se recuperarán porque eran un exceso, los usuarios bancarios podemos seguir realizando nuestras gestiones sin ellos, ¿qué empresas, qué sectores pueden recolocar a esos trabajadores y ofrecerles un sueldo similar? Lo peor es que en la Europa más rica, con menor tasa de paro, sistemas educativos más eficientes y con menos contratos temporales también han asumido que el estado del bienestar no va a mejorar y es común el copago sanitario o elevar la edad de jubilación por ejemplo. Es evidente que deberíamos haber cambiado el sistema productivo español hace muchos años y haber gestionado la crisis de otra manera pero de nada vale lamentarnos del pasado, ahora toca tomar medidas hoy con situaciones reales actuales.
Y no se puede mejorar el estado del bienestar y es incluso complicadísimo mantener el que tenemos sin antes haber arreglado nuestra situación financiera y haber conseguido que nuestros trabajadores puedan ofrecer un valor añadido que genere la posibilidad de un mayor salario. Y para eso hacen falta varias cosas como crear un clima propicio para que surjan negocios que no sean bares o supermercados o recortar lo que los empresarios deben gastar por cada contratación nueva. Por eso aumentar salarios por decreto (como pretenden hacer elevando el SMI) es contraproducente salvo que el mayor gasto en el sueldo no recaiga en el empleador. No nos dejemos engañar, los próximos años, gobierne quien gobierne, o se recortará el actual estado del bienestar o se mantendrá a duras penas con el parche de emitir más deuda que antes o después habrá que pagar con más impuestos.
Pasará en el resto de Europa y por supuesto pasará en España, país que sólo consiguió bajar del 10% de tasa de paro en un momento de burbuja irreal que ninguno queremos que se repita. La estructura demográfica es la que es y cambiarla en el corto plazo es una imposibilidad. Ya esquivamos la bala hace 20 años con la emigración pero hoy hay tan poco trabajo que somos los españoles los que emigramos. Yo no quiero que perdamos lo que tenemos pero es que las cuentas no salen. Si a alguno sí le salen, que por favor nos diga cómo.
PD3: Por cierto, el acuerdo de los socialistas y Ciudadanos es bochornoso. Más impuestos y más déficit, justo lo que no necesitábamos… Un auténtico brindis al sol. Espero les paren los pies y salgan otros políticos con mejores ideas que las propuestas… Y desde el punto de vista humano, es deleznable…
PD4: ¡Cuántas veces descargamos en nuestros hijos nuestras frustraciones! Hay que animarles a que elijan su camino, lo que quieran hacer, no lo que a nosotros nos hubiera gustado ser… Hay que formarles y prepararles para que vuelen.