Y los precios inmobiliarios no van a servir, como en otros casos, para compensar una renta a futuro. Si vamos a un largo periodo de crecimiento bajo sin inflación como parece, seguiremos con una bajada de precios general de todo: sueldos, precios, casas…
Las pensiones bajarán un 30% hasta 2050
La prestación máxima bajará de 2.561 euros mensuales a 1.797 euros constantes
(Alejandro Meraviglia)
Las cuantías de las pensiones públicas perderán de forma acelerada poder de compra en los próximos años, si no se introducen modificaciones normativas inmediatas. Tanto la pensión máxima del sistema, como la mínima habrán perdido nada menos que un 30% de su valor en 2050: la máxima de ahora de 2.561 euros brutos por 14 pagas se reduciría a 1.797 euros mensuales de hoy, y la mínima de 634 euros por 14 pagas quedaría en el ecuador del siglo en 445,2 euros; en ambos casos, la pérdida relativa sería de un 29,8%.
Esa es la conclusión de los cálculos realizados por los profesores Javier Díaz-Giménez (IESE Business School) y Julián Díaz-Saavedra (Universidad de Granada). Los números que arrojan sus exploraciones salen manteniendo el absentismo regulatorio, aplicando la legislación actual –incluido el factor de sostenibilidad financiera que entra en vigor en 2019– y considerando un comportamiento moderado de las tres variables básicas que afectan al sistema de pensiones: una inflación del 2% de media cada año, un crecimiento económico medio anual del 2% real y una evolución demográfica que se ajuste a las estimaciones centrales diseñadas por Estadística hasta 2064.
La evolución de la economía y de los precios tiene visos de credibilidad, y la de la demografía, aún con flujos migratorios moderados, calcula que España perderá un millón de habitantes (ahora tiene 46,42 millones) en los próximos 15 años y hasta 5,6 millones en los próximos 50 años; eso supone que en 2064 los moradores en España serán menos de 41 millones de personas, con un grado de envejecimiento muy superior al actual.
Estas proyecciones económicas y demográficas manejadas en el estudio citado suponen un alejamiento paulatino pero inevitable de los estándares de protección que la OCDE marca para los sistemas de Seguridad Social maduros en Europa. Este organismo internacional establece que el nivel de protección económica de los jubilados (la llamada tasa de sustitución) debe ser de un 60% de su remuneración como activo.
Todas las proyecciones económicas y financieras realizadas a tan largo plazo están sujetas a un elevado grado de incertidumbre, puesto que hay un sinnúmero de variables, tanto políticas como económicas o demográficas, de muy complicado cálculo. John Maynard Keynes siempre recelaba de este tipo de planteamientos tan prolongados en el tiempo, y replicaba que “a largo plazo, todos muertos”. Pero el informe El futuro de las pensiones en España, aunque hace cábalas hasta 2080, deja claro que el efecto de la normativa y la evolución económica y demográfica esperada sobre las cuantías de las pensiones es inmediato, con bajadas sensibles en el poder de las pensiones ya en los próximos años.
En solo cinco años, el poder real de las pensiones de la Seguridad Social habrá descendido en un 6,3% en todos los tramos de cuantías, y la pérdida se elevará al 8,9% en 2025, dentro de únicamente nueve años. Así, la pensión máxima de 2.561 euros al mes por 14 pagas habrá descendido a 2.399 euros de hoy en 2020 y a 2.333 euros de hoy en 2025.
La pérdida se intensifica a medida que pasan años, con una merma del poder de compra de algo más de un 14% en 2035, dentro de 20 años, y de un 29,8% en 2050, un escenario temporal muy alejado para quienes ahora llegan a la jubilación, pero real para quienes tienen 40 años o menos. La merma de poder de renta de las pensiones afecta a todos los tramos de cuantías, incluidas las mínimas, pues también a ellas es aplicable el factor de sostenibilidad financiera aprobado en la última reforma de la Seguridad Social. Así, la pensión mínima de 634 euros mensuales se reduciría en 40 euros al mes (un 6,3%) en 2020; en 56 euros (un 8,8%) en 2025, o en 189 euros al mes (un 29,8%) en el ecuador del siglo.
Llevados hasta su extremo temporal, los cálculos de los profesores Díaz-Giménez y Díaz-Saavedra revelan que las pensiones reales sin cambios normativos adicionales se reducirían casi a la mitad en el año 2080. En concreto, la pensión máxima descendería desde los 2.561 euros mensuales actuales a los 1.580, con un descenso de 981 euros al mes; nada menos que una pérdida de poder de compra del 38,3%. En el caso de la pensión mínima, descendería desde los 634 euros mensuales a los 391,5. El descenso sería de 243 euros al mes, un 38,3%.
Evolución de la pensión media
Si la pensión media actual está en torno a los 1.000 euros al mes por 14 pagas, su evolución en los próximos años no supondrá cambios, y se mantendrá en esos términos hasta 2050. Este cálculo se realiza igualmente teniendo en cuenta que no se introduzca ningún tipo de modificación normativa en el sistema público de pensiones y que se respete la aplicación del factor de sostenibilidad financiera, que está previsto que entre en vigor a partir de 2019 y que afecte a todos los tramos de pensiones.
Si la pensión media actual está en torno a los 1.000 euros al mes por 14 pagas, su evolución en los próximos años no supondrá cambios, y se mantendrá en esos términos hasta 2050. Este cálculo se realiza igualmente teniendo en cuenta que no se introduzca ningún tipo de modificación normativa en el sistema público de pensiones y que se respete la aplicación del factor de sostenibilidad financiera, que está previsto que entre en vigor a partir de 2019 y que afecte a todos los tramos de pensiones.
Este factor de sostenibilidad tendrá en cuenta el crecimiento de la economía, los precios, la estimación de ingresos y los gastos, la evolución demográfica y la esperanza de vida de quienes se jubilan cada año.
El milagro del interés compuesto
El ahorro que todo cotizante debe hacer si se mantiene en activo durante 45 años y quiere disponer de una renta del 60% de su último sueldo durante 25 años es del 25% de su renta. En concreto, para un mileurista (sueldo de 1.000 euros mensuales) que empiece a trabajar a los 25 años y se jubile a los 70, la cantidad a ahorrar debe ser de 250 euros cada mes. Ese ahorro puede configurarse tanto como aportación al sistema público de pensiones, como aportación a un sistema privado o como financiación de activos líquidos o liquidables en el momento del retiro. En el caso de una persona con una renta de 10.000 euros al mes, debería hacer también una aportación del 25% de su sueldo, unos 2.500 euros cada mes.
Este ensayo de aportaciones está diseñado para el caso de que el ahorro no estuviese sometido a ningún tipo de rentabilidad, en el caso de que si fuere un ahorro financiero, el tipo de interés de retorno fuese del 0%. Dado que una buena parte del ahorro tiene carácter financiero y se pone en manos de profesionales para obtener la máxima rentabilidad, un estudio de los profesores J. Díaz-Giménez y J. Díaz-Saavedra señala que con una rentabilidad de un 1%, se reduciría notablemente el ahorro necesario para lograr disponer de la renta señalada al principio (60% del sueldo); en concreto, solo sería preciso ahorrar el 20,98%. Este sacrificio se reduciría hasta el 17,26% si los tipos de interés fuesen de forma constante del 2%, y al 11% si fuesen del 4%. Es lo que los economistas llaman el milagro del interés compuesto.
Este tipo de interés debe considerarse después de restar los rendimientos que los gestores de los fondos percibirían por la gestión, así como la merma en la renta que provocarían los impuestos.
Abrazos,
PD1: Se debe ahorrar para complementar la pensión…
Cuánto ahorrar para mantener el nivel de vida después de jubilarse
Los pensionistas precisan el 60% del último sueldo
Para disponer tras la jubilación del mismo nivel de renta real que cuando se está trabajando (un 60% de los ingresos de activo, según la OCDE) hay que contabilizar tanto la pensión que recibe de la Seguridad Social como aquella que haya ahorrado de forma particular. En el caso de España, la Seguridad Social solo proporciona el nivel del 60% citado para mantener el nivel de vida a los cotizantes que en media hayan tenido rentas iguales o inferiores a los 22.000 euros. Quienes ganen por encima de esa cantidad tendrán que generar fuentes alternativas y complementarias de ingresos para utilizarlas en el retiro.
Dando por hecho que cada cotizante lo es durante 45 años y que puede estar jubilado durante 25 años, el sistema público de pensiones proporciona unas tasas de sustitución (retorno vía pensión pública sobre el último sueldo) superiores al 100% (125,9%) para quienes ganan unos 10.000 euros, y de hasta un 63% para quienes ganan unos 20.000 euros anuales. Pero una vez sobrepasados los citados 22.000 euros al año de remuneración, las tasas de sustitución no llegan a los niveles óptimos marcados por la OCDE para los países occidentales y se hacen decrecientes a medida que crece la renta de los cotizantes.
Con 40.000 euros de salario solo se puede satisfacer un 31,4% de renta de sustitución tras jubilarse; un 25%, con sueldos de 50.000 euros, o un 12,2% para rentas anuales de 100.000 euros. Es decir, todos los colectivos de cotizantes con estos sueldos tienen que buscar fórmulas de ahorro adicional con retornos también crecientes si quieren mantener su nivel de vida. Un informe elaborado por los profesores Javier Díaz-Giménez (IESE) y Julián Díaz-Saavedra (Universidad de Granada) ha determinado cuál es el nivel de ahorro para cada colectivo, y revela que quienes ganan 30.000 euros anuales deben ahorrar además un 9,1% de su renta cada año, un ahorro creciente a medida que se eleva el nivel de remuneración. Quienes ganan 50.000 euros deben aportar a mecanismos complementarios un 16,3% de su renta cada ejercicio, y hasta un 21% si el cotizante es de los que tiene la suerte de percibir unos 100.000 euros anuales.
El sistema de Seguridad Social de reparto español, como la mayoría de los modelos europeos, tiene límites a la aportación y límites a la prestación, y es por ello que la inmensa mayoría de los niveles de renta, aunque cuantitativamente sean menos numerosos, no ven cubiertas las expectativas de renta en el retiro y tienen necesidad de complementarla. Y tienen necesidad de hacerlo porque el ahorro que generan cotizando al sistema público es decreciente e inversamente proporcional al nivel de la renta de los cotizantes. Si la base máxima de cotización (43.272 euros en 2015) a un tipo universal del 28,3% (el resto de aportaciones son para contingencias especiales, no para la pensión) genera una aportación de 12.246 euros (entre la cotización empresarial y la cotización laboral), los ahorros efectivos de cada nivel de renta son muy diferentes, y oscilan entre el 22,9% para quienes ganan hasta 40.000 euros anuales, hasta el 11,1% para quienes están en la barrera de los 100.000 euros al año.
El informe de los dos profesores citados concluye que el ahorro proporcionado por el sistema español es muy bajo, sobre todo para quienes tienen niveles de renta que superan la base máxima de cotización, que se ha elevado en los últimos años muy por encima de la inflación. Llegan al detalle de asegurar que la rentabilidad no compensa para rentas de más de 24.000 euros, mientras que tiene unos niveles aceptables para quien gana menos de esa cantidad.
Concluyen igualmente que una combinación de los tipos efectivos de cotización y de ahorro efectivo que se logra con ellos para cada tramo de renta para ejercer la solidaridad dentro del sistema público evidencia que el modelo es especialmente gravoso para quienes ganan más de los citados 24.000 euros y hasta quienes tienen rentas de 50.000 euros anuales, y que se alivian a partir de ese nivel.
Pagar el mínimo legal para tener la pensión más rentable
La rentabilidad del ahorro que proporciona la cotización al sistema público, si no hay cambios legales, es de un 1,44% para quien aporte durante 45 años la cotización máxima (1.020 euros al mes) y percibiese la prestación durante 25 años. Si el periodo de aportaciones se hubiere reducido a 40 años, la rentabilidad sería de un 2,18%, y si se reduce hasta 35 años, la rentabilidad anual sería del 3,19%. Pero las rentabilidades reales de las aportaciones a la Seguridad Social se disparan si la cotización se produce por un periodo mínimo legal (15 años) y una base de cotización mínima legal. Así, quien más rentabilidad obtendría sería quien pagase en esas condiciones y percibiese durante 25 años la pensión mínima (634 euros), y llegaría al 21,9%. Tal tasa es imposible de obtener para el sistema de capitalización.
PD2: Don't make decisions when you're angry. Don't make promises when you're happy.