El profesor Antonio Argandoña
recoge de forma breve las problemas del virus:
Recojo
aquí una conjunto de ideas, tomadas de distintas fuentes, acerca de los
problemas con que nos enfrentamos a corto plazo, para la salida de la
pandemia actual, con algunos comentarios míos.
Reacción
tardía de las autoridades, que no supieron reaccionar rápidamente a las
primeras noticias que llegaban de fuera.
Proceso
de decisión lento, probablemente por no tener un buen esquema de toma de
decisiones ante una emergencia -algo que toda institución debe tener claro,
también las empresas.
Coordinación
escasa entre las autoridades, los expertos y los que tenían que poner en
práctica las medidas, entre ellos las empresas.
Poca
confianza en el apoyo científico. Aquí me parece que influye el «mindset» de
nuestra sociedad, que tiende a juzgar las posturas de acuerdo con
predisposiciones políticas o ideológicas.
Austeridad
previa, fruto de la crisis de 2008 y la manera de hacerle frente en España, que
se traduce en falta de recursos sanitarios.
Problemas
con la información pública. Las cifras han sido confusas, imprecisas y no
debidamente actualizadas.
Descentralización
inadecuada. Hay que saber qué se puede decidir a nivel local (si pueden abrir
los cines de la ciudad o no), regional (si se pueden trasladar los ciudadanos
de una localidad a otra), nacional (cómo coordinar el tratamiento de las
medidas entre diversas comunidades autónomas) e internacional.
Condiciones
especiales de la ciudadanía: alta movilidad y elevada densidad de
población en algunas zonas.
Inmigración,
que es una forma de movilidad que hay que controlar (sin discriminaciones
innecesarias), porque esos colectivos tienen más dificultades para controlar su
situación sanitaria.
Envejecimiento
de la población, que supone un aumento de la población de riesgo, que se
combina con
Falta
de preparación de las residencias de tercera edad.
¿Y qué
pueden hacer las empresas con esas informaciones? Es verdad que la mayoría de
las decisiones han de ser tomadas fuera del ámbito de la organización, pero al
menos conviene tener en cuenta esas limitaciones, porque son el marco -muy
lejano del ideal- en que las empresas toman sus decisiones.
Y un pariente mío, de mucho
prestigiom se queja con razón:
Resumiendo, todo son mentiras.
Hemos llegado a un punto donde la pérdida de credibilidad de los políticos es
total. No nos fiamos de ellos y sabemos que no nos va a ir bien en el futuro.
Luego no compramos nada, no invertimos, no nos queremos gastar nada. Dudamos de
tener empleo en el futuro. Dudamos de que nuestros negocios vayan a subsistir.
Y los mensajes de Calviño de
que el rebote será fuerte en el último trimestre sabemos que son falsos, que
son más mentiras para animar el cotarro… Sigo muy pesimista con España.
Abrazos,
PD1: Ayer fue el día de la
exaltación de la Cruz de Cristo. Todo pasa por la Cruz. Todos la tendremos que
pasar, en mayor o menor medida. No debemos tener miedo al futuro, al dolor, a
la muerte… No será muerte, sino que será una nueva vida, será el momento de ver
a Dios, de hacer cuentas, de decirle en persona que le queremos, que le hemos
querido toda nuestra vida…