21 septiembre 2020

De Guindos dice que hay mucha incertidumbre...

Tono pesimista macro. Si no vuelve la confianza, la recuperación tardará…

Elevadísimo nivel de incertidumbre

"Elevadísimo nivel de incertidumbre". Con esta expresión Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, expresaba este jueves su visión sobre el futuro económico de la Eurozona. Dicha visión coincide con las previsiones económicas de la OCDE a nivel global, y las previsiones del Banco de España sobre la economía española, ambas dadas a conocer esta semana. El común denominador de las previsiones es una recuperación económica incierta, desigual e incompleta.

La clave para la velocidad de la recuperación es la confianza. La incertidumbre sobre el futuro ha provocado un aumento significativo del ahorro preventivo de las familias. Que parte de dicho ahorro se traslade, al menos en parte, a consumo depende en gran medida de la evolución del mercado laboral. Desde la perspectiva de las empresas, la incertidumbre provoca que se ralenticen o se frenen inversiones, dificultando a su vez la recuperación del mercado de trabajo.

Ante la elevada incertidumbre actual, las previsiones económicas se presentan con un escenario central y uno o varios escenarios alternativos. La clave que marca uno u otro escenario es la distinta evolución de la crisis sanitaria del Covid-19, las medidas adoptadas respecto a la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas.

Así, la OCDE considera que, en caso de un rápido control de la pandemia, sin segunda oleada o con un tratamiento farmacológico efectivo o con una (discutible) vacunación masiva, la confianza de empresas y consumidores mejoraría sensiblemente. En dicho supuesto la recuperación económica sería más rápida. Las recientes imágenes de normalidad en China, con concentraciones de miles de personas sin contagios posteriores y la ausencia total de nuevos casos en el gigante asiático, invitarían al optimismo.  

Por el contrario, el escenario negativo se basa en una extensión temporal del periodo de incertidumbre sanitaria por una segunda oleada de la pandemia acompañada de medidas de restricción de la movilidad que limitan la actividad económica, incluso sin un segundo confinamiento. De darse esta situación, la confianza de consumidores y empresas seguiría siendo muy frágil, traduciéndose en una menor recuperación económica. Teniendo en cuenta que entramos en el otoño, periodo propicio para la propagación de la gripe común, junto con la muy cuestionada fiabilidad de los test del Covid-19, la incertidumbre sobre la situación sanitaria parece garantizada, independientemente de la situación real de la pandemia.

El tiempo hasta lograr una cierta normalización económica es muy relevante. Las medidas de choque como los ERTEs, los programas de préstamos bancarios con avales de los estados (el ICO en España) o los programas "de emergencia" de compra de deuda pública por parte del BCE europeo son medidas temporales que, mientras estén en funcionamiento, ejercen de anestesia impidiendo calibrar adecuadamente el daño causado por las medidas adoptadas con motivo de la pandemia. Aunque el daño es desigual por sectores y por empresas, cuanto más tiempo transcurra hasta lograr una actividad económica normalizada, más empresas se verán obligadas a cerrar y mayor será el paro.

Incluso en el mejor de los escenarios, la pandemia del Covid-19 dejará efectos estructurales en las economíasmayor deuda y mayor paro. En países como España e Italia, el endeudamiento público se incrementará, al menos, en veinte puntos del PIB. En el caso de las empresas, los programas de préstamos avalados les permiten hacer frente a parte de las pérdidas generadas por el parón económico, pero a costa de un incremento del endeudamiento.

Tanto el aumento del endeudamiento público como privado ha ido encaminado a cubrir gastos corrientes, no a inversiones que generen crecimiento futuro (en esta situación difícilmente podría haber sido de otra forma). El mayor nivel de deuda limita el crecimiento futuro y, consecuentemente, el aumento del empleo.

Como menciona el BIS (Banco de Pagos Internacionales), los mercados financieros han subido a pesar de la moderada recuperación económica desde los mínimos. El convencimiento de tipos de interés mínimos o incluso negativos durante un prolongadísimo periodo de tiempo, junto con la confianza de que los bancos centrales seguirán inyectando liquidez en caso de accidentes en los mercados han dado un considerable soporte a las bolsas y a los mercados de bonos.

En palabras del BIS, "el precio de los activos de riesgo se ha desconectado de la perspectivas económicas" (risky asset prices had disconnected from the underlying economic Outlook). La liquidez y los tipos mínimos seguirán presentes durante mucho tiempo, pero difícilmente será suficiente para nuevas subidas, o incluso para mantener los niveles actuales, si la economía no se recupera y los beneficios de las empresas cotizadas no aumentan.

Abrazos,

PD1: "Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz". A pesar de los pesares, a pesar de que no se tenga ganas, hay que seguir regalando sonrisas…