28 septiembre 2020

la volatilidad seguirá en los próximos dos meses...

 Hay dudas de lo que va a pasar en EEUU. ¿Quién ganará las elecciones? ¿Aceptará Trump una derrota? La política casi nunca mueve los mercados, pero esta vez creo que sí que va a haber más vaivenes…

Lío garantizado

menos de cuarenta días de las elecciones presidenciales estadounidenses el foco de los inversores se centrará, cada vez más, en el análisis de los distintos posibles resultados electorales y sus consecuencias.

En condiciones normales el análisis sobre el impacto de las elecciones en sectores y empresas, en función de las políticas anunciadas en campaña por cada candidato, se realiza sobre dos posibles escenarios: triunfo del candidato republicano o victoria del candidato demócrata.

En esta ocasión el escenario es sensiblemente más complicado. Dadas las declaraciones de uno y otro lado, la probabilidad de que el día posterior a las elecciones el candidato perdedor reconozca el triunfo del teórico ganador de las elecciones es mínima. Hace menos de un mes Hillary Clinton instaba a Biden a no aceptar la derrota si el recuento le daba como perdedor por un reducido margen (ver vídeo). Mencionaba que los abogados del partido demócrata ya están trabajando en dicha eventualidad. Ayer mismo, Trump ponía en duda un traspaso pacífico de poderes y daba casi por seguro la necesaria intervención del Tribunal Supremo para determinar quién es el vencedor último de las elecciones.

La disputa del voto por correo hará, previsiblemente, que no se sepa con certeza el ganador hasta pasadas unas cuantas semanas desde el día electoral. La probabilidad de impugnación, solicitud de nuevos recuentos e incluso la no aceptación del resultado por el partido perdedor es muy elevada.

Sólo se han vivido dos situaciones similares en la historia de las elecciones presidenciales estadounidenses. La primera tuvo lugar en 1876, cuando sólo se reconoció al ganador apenas dos días antes de la fecha de toma de posesión. La segunda ocasión, más cercana en el tiempo, aconteció en el año 2000 cuando se impugnó el recuento de votos en Florida y no se conoció el ganador hasta mediados de diciembre, tras una decisión del Tribunal Supremo. En aquella ocasión, la incertidumbre sobre si el presidente finalmente sería Al Gore o Bush provocó una caída del 11% en el S&P.

A diferencia del año 2000, cuando sólo hubo discusión en el recuento de votos de un estado (Florida), ahora la controversia puede producirse en un elevado número de estados, prolongando en el tiempo la incertidumbre. Es muy factible que el ganador con el recuento inicial de los votos presenciales sea un candidato y, finalmente, tras el recuento del discutido voto por correo, el ganador final sea el candidato contrario.



Si nada lo remedia, EE.UU. va camino de enfrentarse a una crisis institucional sin precedentes. Teniendo en cuenta que la bolsa americana se encuentra cerca de los máximos históricos, muy apoyada por el sector tecnológico, un periodo de incertidumbre prolongado tras las elecciones previsiblemente provocaría retrocesos como ocurrió en el año 2000 hasta que se conoció el ganador (Bush) y el perdedor (Al Gore) reconoció la derrota.

De igual modo, al igual que el año 2000, si el Tribunal Supremo determina un ganador y el candidato perdedor acepta la derrota antes del 20 de enero, fecha de la toma de posesión del nuevo mandato, la calma debería volver a los inversores. La probabilidad de un aumento considerable de la volatilidad en los próximos meses es elevada.

Abrazos,

PD1: Siete claves para vivir. Sólo siete, no está mal.