Sigo con lo mismo, con lo difícil que en estos días es PRESERVAR EL PATRIMONIO, pero que es lo que hay que hacer. Hoy que tenemos a la bolsa bajo mínimos y la prima de riesgo de nuevo tensa, con un euro flojeando, debilitándose, a la espera del abismo presupuestario de EEUU, con una Alemania que no puede con los PIGS, con una Grecia lista para sentencia…, no te lo cuento yo, lo hace otro:
La dificultad de preservar el patrimonio. El riesgo existe
La rentabilidad sin riesgo ha desaparecido, si es que alguna vez existió. La deuda pública ha dejado de ser el activo “libre de riesgo”. Esta es una de las principales consecuencias de la actual crisis iniciada hace ya cinco años para la gestión de cualquier tipo de inversión financiera. En consecuencia, es imprescindible analizar y gestionar todos los riesgos a los que se enfrenta cualquier inversor o ahorrador, priorizando los objetivos de protección sobre los mismos.
Los riesgos a los que se enfrenta cualquier inversor europeo son múltiples: riesgo de ruptura del euro; riesgo de dilución monetaria, riesgo de represión fiscal, riesgo de divisa, riesgo de solvencia, riesgo de depositaría, riesgo de iliquidez o riesgo de valoración.
La percepción de riesgo de ruptura del euro ha provocado un desplazamiento de inversiones en deuda pública de países periféricos hacia inversiones en bonos soberanos de los países centrales del euro, principalmente alemanes. El análisis de las consecuencias de esta eventualidad no deja de ser pura futurología. Aunque todos los socios del euro decidieran mañana liquidar la moneda única, nadie sabe cómo se podría llevar a la práctica, ni cómo liquidar el balance de más de tres billones de euros del Banco Central Europeo.
En el eventual, e improbable caso de ruptura del euro, las inversiones en bonos alemanes en euros no necesariamente protegen a los inversores. Ya existen informes al respecto (Paul De Grauwe, Yuemei Ji), considerando la posibilidad de que Alemania sólo convirtiera en nuevos marcos alemanes las cantidades provenientes del vencimiento de bonos soberanos propiedad de ciudadanos alemanes. Los inversores extranjeros recibirían el principal de los bonos a su vencimiento en euros devaluados. Por tanto, la única protección frente al riesgo de ruptura del euro es invertir en otra divisa distinta a la moneda única.
Riesgo divisa. Ante el temor al futuro del euro se puede elegir invertir en otra divisa. Sin embargo, las oscilaciones de las cotizaciones de las divisas pueden ser muy significativas, de tal forma que las pérdidas latentes pueden llegar a ser cuantiosas. La cotización del euro respecto al dólar ha pasado del 1,18 dólares por euro en mayo de 2010, momento del primer rescate a Grecia, a 1,29 dólares por euro actual, pasando por una cotización de 1,49 dólares por euro en mayo de 2011.
Los inversores que actualmente buscan refugio en activos como los bonos alemanes, franceses o suizos, corren un elevado riesgo de “dilución monetaria”. Con la rentabilidad de sus bonos a dos años en niveles cercanos al cero y una inflación europea del 2,6%, la inversión en este tipo de activos garantiza una pérdida por dilución monetaria de al menos el 5% en sólo dos años. Quien desee protegerse del riesgo de dilución monetaria, inevitablemente ha de elegir activos con mayor rentabilidad que la inflación que proporcionan otro tipo de riesgos.
La inexistencia de activo libre de riesgo implica que existe un riesgo de solvencia, es decir, de no recuperar el importe de la inversión por insolvencia del emisor. Este riesgo se ha materializado en el caso de las preferentes y de los bonos subordinados, bien aplicándose directamente una quita, o bien canjeando dichos bonos por otros convertibles en acciones con el consiguiente riesgo de mercado. Asistiremos a más procesos de reestructuración de deuda, aunque de forma camuflada.
Riesgo de iliquidez. Con frecuencia los valores de renta fija se consideran más seguros que los valores de renta variable. No obstante, como demostró el comportamiento de los mercados financieros tras la quiebra de Lehman Brothers, el único mercado que proporciona liquidez permanente, aún a costa de reducciones significativas de precios es la bolsa. Intentar hacer líquidas inversiones en renta fija en momentos de tensión de los mercados puede ser misión imposible.
La inversión sin riesgo no existe. Toda protección tiene un coste y anticiparse demasiado en la protección puede elevar significativamente dicho coste. No existen fórmulas mágicas. La mayoría de los riesgos se pueden cubrir con protecciones domésticas, nada costosas. Numerosas de las fórmulas “sofisticadas” de protección ofrecidas actualmente, pueden conllevar gastos elevados, menor capacidad de maniobra y la aparición de otros riesgos distintos a los que se pretendían cubrir. Priorice los riesgos que le preocupan y actúe en consecuencia. Es imposible cubrirlos todos. Elija qué riesgo está dispuesto a asumir.
Para centrarlo, apuesta por que los riesgos mayores que seguimos teniendo son los de default del Reino de España que conllevará quitas y bancarrotas bancarias. No inviertas en activos cuyo emisor, aunque haya sido muy solvente como siempre lo fuera el Reino de España o los grandes bancos españoles, pudiera dejar de serlo… Opta por invertir en economías emergentes. El refugio del mercado de bonos de el núcleo duro de Europa o de EEUU puede petar también. Demasiado dinero allí refugiado que debe volver a su origen… Y sobre todo, la inflación, la bestia negra… por culpa de:
Obama Means More Spending, More Money Printing And More Debt. It’s going to be more inflation, more money printing, more debt, more spending…
Abrazos,
PD1: El profesor del IESE, Antonio Argandoña, vuelve a dar en el clavo. Lo explica mejor él:
Sobre la necesidad de las reformas, pero en serio
Esta mañana he hablado sobre la situación económica internacional y española en el marco del Encuentro de Automoción que tiene lugar cada año en el IESE, en Barcelona. Dejando de lado la parte descriptiva (recesión, paro, endeudamiento, saldo exterior, déficit público, situación de los bancos,…) y explicativa (crisis de la burbuja, de la deuda soberana, financiera, etc.), he puesto énfasis en la necesidad de tomarnos muy en serio la necesidad de cambiar el modelo económico con el que operamos. Y no me refiero a lo abandonar el ladrillo, que eso ya está hecho, sino a la necesidad urgente de cambiar los condicionantes institucionales, legales y organizativos de nuestra economía.
Tenemos un mercado de trabajo vergonzoso. La tasa de paro del 25% no es la consecuencia de una recesión que, sumando todas las caídas del PIB desde 2008 no llega al 7%. Se debe a unas estructuras laborales obsoletas, injustas, inadecuadas y perjudiciales, que podían tener sentido cuando murió Franco (no lo tenían, pero al menos se justificaban por la paz social), pero no en el siglo XXI, en una economía en una crisis grave, que no puede hacer frente a sus deudas frente al exterior y que no es capaz de asegurar a sus jóvenes un futuro mínimamente prometedor. Y eso es culpa de todos. Primero, de los gobiernos, del presente y de los pasados, que no han hecho gran cosa para solucionarlo. Segundo, de los sindicatos, que defienden sus intereses particulares y, en todo caso, los de los trabajadores con contrato indefinido y en ciertos sectores protegidos, a costa del bienestar de todos los demás. Tercero, de las empresas, que no tienen ningún interés en pelearse por un mercado de trabajo eficiente, y se limitan a pedir aumentos de productividad (o sea, la reducción de sus costes laborales unitarios), sin atender a lo que pasa a su alrededor. Y luego de todos nosotros, de la sociedad, que se queja porque le hacen pagar un euro por receta y no es capaz de salir a la calle a clamar contra un mercado de trabajo tercermundista, ineficiente e injusto.
Tenemos un modelo fiscal hecho de retales: hoy subo un impuesto, mañana bajo otro, que ha ido perdiendo su función recaudadora, su neutralidad y su contribución a la eficiencia económica. Tenemos un sistema educativo de pena, con resultados peores que los de casi todo el mundo civilizado, otra vez porque la desidia de los políticos, la coacción de los sindicatos y la apatía de la sociedad. Necesitamos urgentemente una reforma de los mecanismos de incentivación a la eficiencia, la innovación, la internacionalización y el crecimiento. Tenemos una estructura y un nivel de gasto público insostenibles e ineficientes, y una función pública que no se compagina con lo que debe hacer un Estado avanzado. Tenemos un sistema de partidos políticos propenso a la corrupción, clientelista, ineficiente, que invade a la sociedad civil y la bloquea. Tenemos un sistema de pensiones que avanza, rápida y eficientemente, hacia un colapso, y al que no nos atrevemos a poner un remedio duradero (que los hay, como muestra el ejemplo de otros países). Tenemos una formación profesional poco útil, incapaz de contribuir al crecimiento económico y a la generación de empleo,…
Somos expertos en pegar patadas a los problemas, dejando las soluciones para mañana. En quejarnos y no en trabajar para encontrar soluciones. En defender nuestros cocidos particulares, y en echarle la culpa a otros. Tenemos muchos detalles de altruismo y generosidad privados, pero, cuando se trata de los problemas sociales, pedimos que sea el Estado el que los resuelva. ¿Hasta cuándo?
PD2: Una empresa sobrevive si se gasta dinero en I+D+i, o dicho en inglés en R+D. Mira las mayores empresas, las que más gastan. ¿serán las que sacan productos más novedosos y que tienen a sus clientes enganchados? Seguro…
PD3: Hablando de cenizos, mira como lo ven de mal estos: EFECTO DOMINO y su cascada
PD4: En España las ventas al por menor siguen fatal. Esa mierda de nuevo de ver brotes verdes donde no hay más que basura. Aún recuerdo las mentiras de ZP diciendo lo mismo en 2009. Esto es un asco. Políticos, ¡qué profesión!
Debe ser aquí donde ven esos inexistentes brotes, camelistas de la porra:
O quizás sea de nuevo en el número de unidades de viviendas iniciadas de España. En Francia no sufrieron nuestra agonía. Nosotros purgamos y purgamos. A alguien le tenemos que vender el parque de viviendas vivo…, que nadie quiere a estos precios…
De 750.000 unidades empezadas en 2006 hasta las actuales…
PD5: Las diferencias entre derechas e izquierdas son cada día más pequeñas. Al final, los matices entre unos y otros son mínimos. Cada vez más, los que se dicen de izquierdas viven como si fuesen de derechas. Y, al revés, los que se dicen de derechas piensan como si fuesen de izquierdas. De hecho el pensamiento único liberal se impone como lo políticamente correcto… No, no lo he dicho yo, lo ha dicho José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián. Pero lo podía haber dicho yo, o tú. La diferencia entre uno de derechas y otro de izquierdas es pírrica. Es en la gestión, en saber hacer las cosas, en tratar de no derrochar, de hacer las cosas con sentido común, con cabeza, de luchar contra la corrupción de las personas y de ideas, o no hacer esos megaproyectos faraónicos sin sentido… Todo esto no lo consiguen ni unos ni otros. Son personas sujetas a las tentaciones de la vida…, que se equivocan como nos equivocamos todos. Muchos lo intentan y muy pocos pasan a la historia como grandes políticos que hicieron increíbles gestas, o que su labor realizada fue encomiable… Sí, una pena, aquí seguimos haciendo peanuts (quitar la mitad del parque móvil…), ¿para cuándo las cosas grandes, las cosas necesarias...?