Esto es lo que nos vamos a gastar, con financiación privada, en los próximos 3 años para estimular la economía y que el crecimiento sea mayor… Aunque, solucionar problemas de fondo con medidas coyunturales es una mala estrategia. España se llevará un cacho de esta cantidad. Representamos un 12% de la UE, así que es lo que nos deberá tocar, más o menos. Guindos ya ha dicho que quiere gastarse la pasta, a través de empresas privadas, en potenciar la unión de España y Francia en materia de conectividad energética…, vamos, que podamos comprarles energía nuclear sin traba alguna… Y yo me pregunto cuánta gente vamos a colocar, a sacar del paro, si nos centramos en la unión de ambos países energéticamente… Los empleados que montan las torretas de Red Eléctrica están de suerte, va a haber mucho trabajo en las alturas… ¡Que no se caiga ninguno, please!
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker presentó hace algunos días un plan para fomentar la inversión en las economías del continente. El problema existe, sin duda. Los datos indican que la inversión en Europa está lejos de haber recuperado los niveles anteriores a la crisis; y, por ello, la Comisión quiere poner en marcha un plan de relevancia cuya cuantía podría superar los 300.000 millones de euros. No se trata de que las Administraciones Públicas de los países miembros vayan a desembolsar tal cantidad. Lo que se plantea es la creación de un Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas que –con una dotación de 21.000 millones de euros– ayudaría al Banco Europeo de Inversiones a incrementar su capacidad de financiar nuevas inversiones en sectores considerados “estratégicos” por la Comisión, sin poner en riesgo la solvencia del banco, ya que el Fondo actuará como garante frente a las posibles pérdidas que experimenten los proyectos de inversión financiados.
La mayor parte de la inversión deberá realizarla, por lo tanto, el sector privado. No se trata, en consecuencia, de un plan de grandes obras públicas con cargo a los presupuestos de la Unión Europea o de los Estados, por lo que no debería afectar a los déficit públicos, que siguen creando dificultades a bastantes países. Y esto ha permitido, entre otras cosas, que el Gobierno alemán haya dado su visto bueno al proyecto. A pesar de eso, la propuesta de la Comisión Europea plantea muchas dudas.
Supongamos que han conseguido los fondos. La cuestión importante sería, entonces, decidir cuáles son los proyectos que se van a financiar. La idea es que el Banco Europeo de Inversiones cree un comité de expertos que analice cada uno de los proyectos presentados dentro de los sectores de inversión preferentes. Por poner un ejemplo, la Comisión ha anticipado que ve oportunidades de inversión en España en I+D, energía y “mercado laboral”, expresión no especialmente clara, por cierto. Pero, sean cuales sean los sectores elegidos, en nuestro país o en otro, hay que preguntarse si los funcionarios de la Unión Europea y los técnicos del BEI están especialmente cualificados para elegir los proyectos de inversión. El problema no es nuevo, desde luego. En todos los programas de inversión en los que las administraciones públicas deciden cuáles son los campos de inversión con mejor futuro y mayores posibilidades de lograr una alta rentabilidad se plantea un problema importante de información. ¿Qué garantía podemos tener de que quienes adoptan las decisiones tienen conocimiento suficiente de los mercados como para saber si un determinado sector productivo se desarrollará de una u otra manera? Y el tema se complica si entramos –como quiere la UE– en nuevos sectores o en la incorporación de nuevas tecnologías a la producción o la comercialización de productos ya conocidos. Es importante señalar que la UE no solo contribuirá a financiar los proyectos, sino que, a través del mencionado Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas y del BEI, asumirá riesgos; lo cual significa que, en cierta forma, se convertirá en empresario de capital-riesgo. Y caben serias dudas con respecto a la posibilidad de que las administraciones públicas puedan desempeñar esta función con la eficiencia necesaria.
¿Incentivo suficiente?
Pero las mayores dudas se plantean con respecto a los efectos que un plan como éste pueda tener en el relanzamiento de la economía europea. El tema está siendo debatido en diversos ámbitos. Algunos expertos insisten en que la medicina es demasiado suave y la inyección de inversión que realmente necesita la economía europea es mucho mayor. Otros apuntan la idea de que el papel de las Administraciones Públicas debería ser más relevante y que éstas tendrían que realizar directamente inversiones cuantiosas. Otros, por fin, aplauden que el plan tenga un coste relativamente pequeño para las arcas públicas y, por tanto, para los contribuyentes.
Pero las mayores dudas se plantean con respecto a los efectos que un plan como éste pueda tener en el relanzamiento de la economía europea. El tema está siendo debatido en diversos ámbitos. Algunos expertos insisten en que la medicina es demasiado suave y la inyección de inversión que realmente necesita la economía europea es mucho mayor. Otros apuntan la idea de que el papel de las Administraciones Públicas debería ser más relevante y que éstas tendrían que realizar directamente inversiones cuantiosas. Otros, por fin, aplauden que el plan tenga un coste relativamente pequeño para las arcas públicas y, por tanto, para los contribuyentes.
Parece haberse dejado en lugar secundario, sin embargo, una cuestión que muchos economistas consideramos fundamental: el problema más importante de las economías de muchos de los países miembros de la Unión Europea no es una caída coyuntural de la actividad económica a la que se puede hacer frente con medidas de política macroeconómica a corto plazo. Lo que realmente ocurre es que el modelo diseñado a partir de los años cincuenta no funciona. Es posible que el modelo actual de estado del bienestar lleve en sí mismo su propia crisis y no sea sostenible en ningún caso. Pero no cabe duda también de que la internacionalización de la economía que se ha producido en las últimas décadas lo ha hecho inviable ya. Y la crisis en la que vivimos desde 2007-2008 lo ha puesto de manifiesto. Tratar de solucionar problemas de fondo con medidas coyunturales es siempre una mala estrategia. En esta situación, planes de inversión como el presentado por la Comisión Europea tienen poco que aportar.
Abrazos,
PD1: La recuperación económica de España ha vuelto a dejar de ser fruto de las exportaciones, como te he dicho muchas veces. Ese afán por camelarnos diciendo que el sector exterior nos iba a sacar las castañas del fuego, era un gran camelo…
Volvemos a depender de que los consumidores tiren del carro, como cuando en la bonanza montamos la burbuja crediticia… ¿No hay otras alternativas?
Más aún cuando nuestro crecimiento potencial sigue siendo negativo. Tenemos de todo ya hecho, hay una sobrecapacidad de aúpa..
Y los demás periféricos andan igual: Portugal, Italia, Grecia…
PD2: Nuestras exportaciones son fundamentalmente a nuestros vecinos, somos incapaces de cambiar de clientes, y Francia e Italia andan muy pachuchos…
Los demás países europeos exportan más fuera de la UE.
PD3: Y para colmo de males, tenemos que quitar la cruz para que no se enfaden los musulmanes… Todo por la pasta. ¡Qué vergüenza!