Con una muy baja inflación del -0,9%, que incluso puede que sea más baja este diciembre por el petróleo, las pensiones han subido un 0,25% con esa ley tan rara que hizo el Gobierno hace unos meses… Como cada vez hay más pensionistas, ya representan el 23% de todo el Presupuesto General del Estado, esa subida no es moco de pavo… y genera más a pagar, ahora y el acumulado a futuro…
Es absurdo…, ya que se sabía que íbamos a tener inflación negativa y les hemos dado más y más…
Con una inflación negativa como hemos tenido este año y sin expectativas de que la inflación se torne en positivo dada la bajada del crudo, es un disparate la nueva ley de actualización de las pensiones del 0,25% arriba. Ya sé que ganan muy poco los pensionistas, pero dudo que nos lo podamos permitir, ni siquiera ese escueto 0,25%, que dado el elevado número de pensiones, nos encarece su coste de nuevo…
El Estado del sistema público
La aprobación en 2013 de la Ley del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social supuso no sólo un paso importante para asegurar su sostenibilidad presupuestaria, sino también un avance significativo en términos de información sobre su salud financiera. La revalorización de las pensiones se calcula teniendo en cuenta la evolución estructural (tendencial) de todos los ingresos y gastos en pensiones. Por esta razón, la Ley incluía una disposición que obliga a una aplicación transparente del índice de revalorización, por lo que debe publicarse anualmente el valor de las variables que intervienen en su cálculo. Esta transparencia era un elemento central de la propuesta que hicimos en el Informe del Comité de Expertos sobre el factor de sostenibilidad. La sociedad debe conocer de forma sencilla y clara cuánto aumentan las pensiones y por qué lo hacen. Una regla predecible junto con una información transparente introducen certidumbre para que la sociedad, a través de sus instituciones, y los ciudadanos, a nivel individual, puedan anticiparse al futuro.
Esta anticipación proviene de que la revalorización obliga a contar con previsiones sobre la evolución del sistema de pensiones. La revalorización se hace teniendo en cuenta su evolución tendencial, para evitar los sesgos que a corto plazo pueda generar el ciclo económico. En la práctica, la evolución estructural se aproxima mediante medias de 11 años para todas las variables. Para la revalorización de las pensiones del próximo año, estas medias se calculan con información de 2010 a 2015 y previsiones de ingresos y gastos de 2016 a 2020. Estas previsiones del Gobierno, además de ser públicas, requieren de una valoración de las mismas por parte de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). La transparencia, las previsiones y su evaluación permiten que, a mi juicio, España se convierta en un referente internacional en el diseño y aplicación de factores de sostenibilidad y revalorización de las pensiones.
En este primer año de puesta en marcha del índice, la mayor parte de la información necesaria para su cálculo la hemos conocido a través de la opinión que la AIReF acaba de emitir. Como la Autoridad Independiente de la Responsabilidad Fiscal recomienda, sería deseable que en los próximos años la disponibilidad de la información vaya mejorando con la publicación de toda información en el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado. De esta manera se facilitará la comparación de las estimaciones con la ejecución presupuestaria de cada nuevo ejercicio y de las previsiones respecto a las utilizadas el año anterior.
¿Cuál es el valor teórico del índice para 2015 y por qué en la práctica la subida de la pensiones será del 0,25%? La regla del índice de revalorización es sencilla. El crecimiento de las pensiones previsto para 2015 viene dado por la tasa media de crecimiento de 2010 a 2020 de los ingresos del sistema (2,5%), menos las tasas medias del número de pensiones (1,4%) y de la pensión media (1,6%) por el efecto sustitución de pensiones que causan baja por otras nuevas que se dan de alta. Esta diferencia de tasas de crecimiento (igual a -0,5%) se ajusta por una corrección gradual y equivalente a la cuarta parte del déficit o superávit estructural del sistema. Con las previsiones del Gobierno este déficit representa un 2,7% del gasto total, por lo que la corrección implica un efecto negativo de 7 décimas sobre el índice de revalorización. Este déficit estructural está lejos del 8% del gasto en pensiones que supuso el déficit corriente en 2013, en su mayor parte por razones cíclicas, y se irá reduciendo en los próximos años a medida que aumenten el empleo y las cotizaciones. Si el resultado del índice es inferior a un mínimo (0,25%) o superior a un máximo (la inflación más 0,5%), la revalorización se determina con estos límites.
Con las tres tasas medias anteriores y el ajuste para corregir gradualmente el déficit estructural se obtiene que el índice de revalorización teórica para 2015 es igual a -1,2%. Al estar por debajo del límite inferior que establece la Ley, la revalorización efectiva será el mínimo previsto, es decir, el 0,25%, con una inflación subyacente que actualmente se sitúa en el -0,1%. Para una pensión de 1.000 euros al mes, la sostenibilidad del sistema requeriría una pequeña reducción de 12 euros. Sin embargo, la pensión aumentará en 2,5 euros.
Como se indicaba en el Informe del Comité de Expertos sobre el factor de sostenibilidad del sistema público de pensiones, tan importante es que los ciudadanos conozcan las razones de los ajustes que sufren como la magnitud de los beneficios que reciben. Puesto que la financiación de las pensiones con un déficit permanente no es una opción, esta diferencia de 14,5 euros entre la revalorización teórica y la efectiva deberá compensarse en el futuro mediante una combinación de las alternativas que se describen a continuación.
La primera es la aportación de financiación adicional y permanente. O, lo que es equivalente, sacando del sistema algún régimen para que sea financiado con otros impuestos o sea compensado con la reducción permanente de gasto en otros capítulos. Como es evidente, esta solución no le sale gratis a la sociedad ya que, en definitiva, requiere permanentemente más impuestos o menos gasto público.
La segunda es la mejora de la eficiencia en el funcionamiento del sistema para aumentar la recaudación o reducir el gasto. Esto se está consiguiendo mediante la lucha contra el fraude, la ampliación de bases o los nuevos sistemas de liquidación. Y deberá seguir en el futuro con la aplicación del factor de sostenibilidad en 2019 y con nuevas medidas para eliminar regímenes especiales o incentivar el retraso voluntario de la edad de jubilación, aprovechando el capital humano y experiencia de las personas de mayor edad.
La tercera alternativa es mediante subidas menores de las pensiones futuras que las que permita la recuperación de los ingresos de la Seguridad Social, a medida que la economía mejore de manera estructural y permanente, gracias a las reformas en marcha y otras nuevas que tendrán que ir adoptándose. Dependiendo de cómo sea este crecimiento y de cuán intensa sea la reducción de la tasa de paro, mayor será la revalorización de las pensiones y menor la brecha entre la pensión media y el salario medio. Lo que el índice de revalorización pone de manifiesto es que un sistema de pensiones de reparto como el español no puede entenderse como algo aislado, sino como un elemento del Estado de bienestar totalmente integrado con el mercado de trabajo.
Las pensiones se revalorizarán en función de lo que podamos permitirnos y de lo que estemos dispuestos a pagar por ellas. La aplicación del nuevo índice de revalorización no sólo facilita la sostenibilidad del sistema de pensiones sino que nos permitirá tener cada año previsiones a medio plazo, que darán una información muy útil sobre su salud presupuestaria. Con ellas podremos anticiparnos al futuro y adoptar decisiones graduales, tanto públicas como privadas, con las que afrontar los potenciales desequilibrios que puedan producirse y mejorar el nivel de bienestar tras la jubilación.
Pero como vivimos más años, necesitaremos más dinero que necesitaban antes cuando se jubilaban. Nuestro cuerpo está más sano, y la gente le encanta irse al cine, de viaje, comprar de todo…, ¿habrá pasta para todos, para los que nos jubilemos en unos años?
¿Cuánto dinero necesitaré cuando me retire?
Los gastos que una persona tiene a los 40 años difieren mucho de los que tendrá a los 70
Calcule que ya jubilado sus gastos se reducirán entre un 20% y un 30%
A la mayoría de nosotros nos preocupa nuestra jubilación mucho o bastante, en concreto, al 58% de los consultados en la segunda edición de la encuesta Las pensiones y los hábitos del ahorro en España, elaborada por el Instituto BBVA de Pensiones, una preocupación que es más acusada a medida que se incrementa la edad o baja la clase social de los encuestados.
Pero, ¿qué es exactamente lo que nos intranquiliza? Los aspectos económicos concretos, es decir, la cuantía de nuestra pensión pública, la edad con la que podremos jubilarnos o el poder adquisitivo que tendremos al momento de retirarnos.
Para contrarrestar esos temores, nada mejor que ponerse a ahorrar para lograr un futuro lo más acomodado posible. Pero, ¿cuánto? Tratemos de ser precisos y calcular cuánto dinero cree que necesitará cuando se retire para tener un nivel de vida confortable. No podrá planificar bien el ahorro si no determina cuál es su objetivo.
Si usted ahora tiene entre 40 y 50 años y está agobiado con los recibos, quizás estará pensado que necesitará el mismo dinero que ahora (actualizado con la inflación, eso sí), pero eso no es del todo cierto. Los gastos que una persona tiene a esa edad difieren mucho de los que incurrirá a los 70 años.
En ese momento quizás tenga hijos y esté pagándoles todas sus necesidades diarias de ropa, educación, ocio, etc., y seguramente soporte también sobre su espalda la mensualidad de una o incluso dos hipotecas. Sin embargo, en pocos años dejará de tener esos gastos e incurrirá en otros nuevos, mayores o menores.
Muy mal tiene que seguir la economía española para que no se hayan independizado sus hijos cuando a usted le toque jubilarse. Seguramente tenga ya pagada su casa, pero es posible que prevea irse a vivir a otra más pequeña, o con jardín, o al borde del mar, o a una residencia asistida. También es probable que su ocio sea menos oneroso que en otras fases de su vida y, asimismo, dejará de asumir los costes asociados a trabajar –desplazamientos, comidas, ropa, etc–.
Por el lado contrario, quizás su salud y cuidado acabe repercutiendo en su bolsillo. Tenga en cuenta las variables mencionadas y el tipo de vida al que aspira para estimar cuánto dinero necesitará.
Agrupando todos estos aspectos, los expertos suelen calcular que le harán falta entre el 70% y el 80% de los ingresos previos a la jubilación. Es decir, si uno tiene, por ejemplo, un sueldo de 40.000 euros brutos anuales antes de jubilarse, le harán falta entre 28.000 y 32.000 euros para mantener el mismo estilo de vida después.
Una vez que haya hecho sus cálculos, mire a ver si con la pensión pública le será suficiente –recuerde que la máxima será este año 2.560,88 euros mensuales– y si no lo es, vaya tomando cartas en el asunto cuanto antes.
Y no olvide revisar sus cálculos periódicamente para así poder adaptar su tasa de ahorro actual a los resultados que busque lograr, teniendo en cuenta, por ejemplo, que la esperanza de vida en España aumenta en cinco horas cada día, lo que significa que cada vez necesitaremos más capital para hacer frente a más años de vida
Hacerse un plan privado no es sólo reducir impuestos, es preparase para la jubilación…
¿Contribuir a un plan de pensiones es sólo una cuestión fiscal?
Es bastante probable que cuando nos jubilemos las pensiones que recibamos sean sólo de mínimos. Esto se debe principalmente a que el actual sistema de pensiones en España es un sistema de reparto, que quiere decir que los que están trabajando pagan la pensión de los que se han jubilado.
Actualmente hay 3,3 personas en edad de trabajar por cada persona que no trabaja, pero ese ratio está decreciendo y en 2050 será de 1,08 personas en edad de trabajar por cada persona que no trabaja.
¿A qué se debe este descenso?
1. Nacen menos niños
La tasa de fecundidad era de 3 niños por mujer en los 70 y ahora se sitúa en 1,3 hijos por mujer, por debajo de la media europea situada en 1,7 hijos y por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1 niños.
2. Vivimos más y por tanto necesitamos cobrar pensiones durante más años.
La esperanza de vida en 1960 era de 69,5 años, actualmente está en 80 y en 2050 será de 89,9 para las mujeres y 84,3 para los hombres. Hemos pasado de jubilarnos y vivir 5 años a jubilarnos y vivir 15 años de media.
3. Trabajamos menos años en nuestra vida laboral
La edad de acceso al trabajo ha pasado de los 20 años en la década de los 70 a los cerca de los 30 años actualmente. Por contra a pesar de vivir muchos más años, la edad efectiva de jubilación se ha adelantado a los 62 años, mientras que en los años 60 se situaba en los casi 70 años.
¿Te hemos convencido ya de que contar con un dinero ahorrado para la jubilación va a ser crítico?
Desde Fintonic te recomendamos:
1. Formarte de manera continuada para mantenerte actualizado laboralmente y poder retrasar la edad de jubilación si lo consideras oportuno. La formación es tu mejor seguro, y probablemente también tu mejor inversión.
2. Realizar una buena gestión de tu dinero, gastar si, malgastar no, tu mejor aliado aquí es usarFintonic. Sin invertir nada en esfuerzo, la aplicación llevará al día la información de todos tus bancos y tarjetas, avisándote al instante cada vez que ocurra algo: un recibo duplicado, cobro de comisiones, saldos bajos en cuenta evitando descubiertos… ¡También de cosas buenas! Transferencias, ingresos en nómina.
3. Elegir bien donde inviertes tu dinero. Lo más eficiente fiscalmente son los planes de pensiones, ya que Hacienda te permite deducirte de los ingresos brutos teniendo presente que hay un límite financiero y otro fiscal:
El límite financiero es de 10.000 euros para menores de 50 años y de 12.500 euros para mayores de 50 años.
El límite fiscal se refiere a la menor de las siguientes cantidades:
a. El 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas. Este porcentaje será del 50% para las personas mayores de 50 años.
b. 10.000 euros anuales . Para contribuyentes mayores de 50 años este importe se aumenta hasta 12.500 euros.
Todo esto viene a decir, por ejemplo, que si tributas al 35% marginal e inviertes 1.000 euros en fondos de pensiones, hacienda te "regala" 350 euros.
¿Qué aspectos he de tener en cuenta a la hora de elegir un buen plan de pensiones?
1. Las comisiones: Los planes de pensiones tienden a ser caros, pero los hay unos más caros que otros. Es muy importante comparar, pero para que no te vuelvas loco, te damos una pista: las comisiones del 1,5% en renta variable y del 1% en renta fija son buenas referencias. Por encima de esto te recomendamos encarecidamente mirar en el banco de enfrente.
2. Rentabilidad: Fíjate en la rentabilidad anual, pero no sólo la del año en curso, sino también en la de los últimos 3 y 5 años, eso te dará una mejor perspectiva de cómo ha ido evolucionando el fondo.
3. Riesgo que estás dispuesto a asumir: A largo plazo la renta variable es el activo más rentable para invertir, pero también es el que está más sometido a los vaivenes del mercado. Si eres de los que te quedan muchos años para la jubilación la renta variable debería ser lo que más pese en tu cartera. A medida que te vayas acercando a la jubilación necesitarás mayor certeza y, por tanto, la renta fija deberá pesar más.
Desde Fintonic esperamos haberte ayudado con este asunto que a veces parece tan lejano, sobre todo, nos quedaremos satisfechos si te hemos hecho reflexionar sobre la importancia de cosechar hoy para recoger mañana
Abrazos,
PD1: En EEUU también tendrán problemas quien no se prepare y haga planes individuales… Mira los datos que acumulan, que pobres son.
Todos los países van a necesitar concienciar a la gente de que las pensiones deben ser complementadas con un esfuerzo privado durante muchos años.
Ticking away the moments that make up a dull day
You fritter and waste the hours in an offhand way.
Kicking around on a piece of ground in your home town
Waiting for someone or something to show you the way.
Kicking around on a piece of ground in your home town
Waiting for someone or something to show you the way.
Tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain.
You are young and life is long and there is time to kill today.
And then one day you find ten years have got behind you.
No one told you when to run, you missed the starting gun.
You are young and life is long and there is time to kill today.
And then one day you find ten years have got behind you.
No one told you when to run, you missed the starting gun.
I stumbled across two mind blowing charts yesterday that had me pondering how generations of Americans had frittered their lives away, spending money they didn’t have on things they didn’t need, utilizing easy to acquire debt, and saving virtually nothing for their futures or a rainy day. We are a nation of Peter Pans who never grew up. While I was driving home from work, one of my favorite Pink Floyd tunes came on the radio and the lyrics to Time seemed to fit perfectly with the charts I had just discovered.
We were all young once. Old age and retirement don’t even enter your thought process when you are young. Most people aren’t sure what they want to do for the rest of their lives when they are in their early twenties. Slaving away at your entry level low paying job, chasing the opposite sex, getting drunk, and having fun on the weekends is the standard for most young people. But you eventually have to grow up. Because one day you find ten years have got behind you. No one tells you when to grow up. And based on the charts below, tens of millions missed the starting gun.
I graduated college in 1986 and started my entry level CPA firm job, making $18,000 per year. I did live at home for a year and a half before getting an apartment with a friend. I was able to buy a car, pay off my modest student loan debt, go out on the weekends, and still save some money. I was in my early 20’s and had opened a mutual fund account at Vanguard. Anyone who entered the job market from the mid 1970s through the mid 1980’s, which would be the late Baby Boomers and early Generation Xers, had job opportunities and the benefit of low stock market valuations.
P/E ratios of the market were single digits in the late 70s and early 80s, versus 20 today. Dividend yields on stocks averaged 5% for the S&P 500, versus 1.9% today. The Dow bottomed out at 759 in 1980, while the S&P 500 bottomed at 98. A 20 year secular bull market was about to get under way. Baby Boomers and Generation Xers had the opportunity of a lifetime. Even after six years of the bull, when I graduated from college the Dow stood at 1,786 and the S&P 500 stood at 521. I had just begun to invest when the 1987 crash wiped out 20% in one day. It meant nothing to me. I didn’t have much to lose, so I just kept investing.
The 20 year bull market took the Dow from 759 to 11,722 by January 2000. The S&P 500 rose from 98 to 1,552 by March 2000. You also averaged about a 3% dividend yield per year over the entire 20 years. Your average annual return, including reinvested dividends, exceeded 17%. Anyone who even saved a minimal amount of money on a monthly basis, would have built a substantial nest egg for retirement. If you had invested in 10 Year Treasuries, your annual return would have exceeded 11% over the 20 years. Even an ultra-conservative investor who only put their money into 5 year CDs would have averaged better than 7% per year over the 20 years.
Even with the two stock market collapses since 2000, your average annual return in the stock market since 1980 still exceeds 11%. That’s 34 years with an average annual total return of better than 11%. Every person who had a job over this time frame should have accumulated a decent level of retirement savings. That is why the chart below is so shocking. Over 15% of all people 60 and older and 23% of people 45 to 59 years old have NO retirement savings. None. Nada. Zilch. This means 25 million Boomers and Xers are stuck living off a Social Security pittance and choosing between keeping the heat on or eating a feast of Ramen noodles and Friskies. It seems they let 30 years get behind them. They missed the starting gun.
I’m not shocked that over 50% of 18 to 29 year olds have no retirement savings. With the terrible job market, declining real wages, massive levels of student loan debt, two stock market crashes in the space of eight years, and 4% annual returns since 2000, young people today have neither the means nor trust in the system to save for retirement. Their elders had no such excuse. Just a minimal amount per paycheck saved over the last 30 years would have compounded to well over $100,000, even at modest salary levels. It is disgraceful that 25 million people over the age of 45 have saved nothing for their retirement. Far more disgraceful is the median household retirement balance of $3,000 for all working age households. There are 122 million households in this country and 61 million of them have $3,000 or less in retirement savings.
The far worse data points are the $12,000 median retirement balance of aged 55 to 64 households and the $10,100 median retirement balance of aged 45 to 54 households. These people are on the edge of retirement and have less than one year’s expenses saved. There is no legitimate excuse for this pitiful display of planning. These people had decades to save, strong financial market returns, and if they worked for a decent size organization – matching contributions to their retirement accounts. They didn’t need a huge salary. They didn’t need to save 20% of their salary. They didn’t have to be an investing genius. A savings allocation of just 3% to 5% would have grown into a decent sized nest egg after a few decades of compounding.
We know from the data in the chart, it didn’t happen. The concept of delayed gratification is unknown to the millions of nearly broke Boomers and Xers, shuffling towards an old age of poverty, misery and regret. A 64 year old has a life expectancy of about 20 years. They’ll have to budget “very” frugally to make that $12,000 last. The question is how did it happen. I don’t buy the load of crap that you can’t judge people as groups. I judge people by their actions, not their words. I know you can’t lump every Boomer and Xer into one box. Individuals in every generation have bucked the trend, lived within their means, saved for the future, and accumulated significant nest eggs for their retirement. But the aggregate numbers don’t lie. The majority of those over the age of 45 have squandered their chance at a relatively comfortable retirement. These are the people who most vociferously insist the government do something about their self created plight. It’s their right to free healthcare, free food, subsidized housing, free utilities, higher minimum wages, and a comfortable government subsidized retirement. They are wrong.They had a right to life, liberty and the pursuit of happiness. It was up to them to educate themselves, get a job, work hard, and accumulate savings.
The generations of live for today, don’t worry about tomorrow Americans over the age of 45 have no one to blame but themselves. They bought those 4,500 sq foot McMansions with negative amortization 0% down mortgages. They had to keep up with the Jones-es by putting in granite counter-tops, stainless steel appliances, home theaters, Olympic sized swimming pools, and enormous decks. They have HDTVs in every room in their house and must have every premium cable channel along with the NFL package. They upgrade their phones every time Apple rolls out a new and improved version. They pay landscapers to manicure their properties. They lease new BMWs every three years. They have taken exotic vacations on an annual basis. They haven’t packed a lunch for themselves since they were 16 years old. Eating out for lunch and dinner has been a staple of their existence for decades. That morning Starbucks coffee is a given. A new wardrobe of name brand stylish clothes for every season is a requirement because your neighbors and co-workers are constantly judging you. Nothing proves you’re a success like a Rolex watch, Canali suit, Versace boots, or Gucci handbag. The have it now generations got it then and have virtually nothing now because they acquired all of these things with debt.
Real cumulative household income is up 10% since 1980. Consumer debt outstanding has risen from $350 billion in 1980 to $3.267 trillion today. That is a 933% increase. We’ve had decades of faux prosperity aided and abetted by Wall Street shysters, corrupt politicians, mega-corporation mass merchandisers, and Madison Avenue maggots trained in the methods of Edward Bernays to convince willfully ignorant consumers to consume. And consume we did. Saving, not so much. You can blame the oligarchs, bankers, retailers, and politicians for the fact you didn’t save, but it rings hollow. No matter how much propaganda is spewed by the ruling class, we are still individuals with free will. The older generations had choices. Saving money requires only one thing – spending less than you make. Most Boomers and Xers chose to spend more than they made and financed the difference. When the average credit card balance is five times greater than the median retirement account balance, you’ve got a problem. The facts about our consumer empire of debt are unequivocal as can be seen in these statistics:
+ Average credit card debt: $15,593
+ Average debt: $153,184
+ Average student loan debt: $32,511
+ $11.62 trillion in total debt
+ $880.3 billion in credit card debt
+ $8.05 trillion in mortgages
+ $1.12 trillion in student loans
I don’t blame those in their 20’s and 30’s for not having retirement savings. Anyone who entered the workforce around the year 2000 has good reason to not trust the system or their elders. There have been two stock market collapses and every asset class is now extremely overvalued due to the criminal machinations of the Federal Reserve. There are far less good paying jobs. Real wages keep declining. They were convinced by their elders to load up on student loan debt, leaving them as debt serfs. The Wall Street/Federal Reserve scheme to boost home prices and repair their insolvent balance sheets has successfully kept young people from ever being able to afford a home. So you have young people unable to save, invest or spend. You have middle aged and older Americans with little or no savings, mountains of debt, low paying service jobs, and an inability to spend. The only people left with resources are the .1% who have captured the system, peddle the debt, and reap the rewards of consumption versus saving. They may be able to engineer a stock market rally to further enrich themselves, but they can not propel the real economy of 318 million people. Our consumer society is dying – asphyxiated by debt – shorter of breath and one day closer to death.
I’d love to offer some sage advice on how to fix this problem, but it’s too late. Too many people missed the starting gun. More than ten years got behind them. No one is going to come to the rescue of people who never saved for their future. The Federal government has already made $200 trillion of entitlement promises it can’t keep. State governments have made tens of trillions in pension promises they can’t keep. They can’t tax young people who don’t have jobs. Older generations who think the government is going to rescue them from their foolish shortsighted choices are badly mistaken. Their benefits are likely to be reduced because the unsustainable will not be sustained. The 45 to 64 year old cohort who chose not to save can run and run to try and catch up with the sun, but it’s too late. It’s sinking. Their plans have come to naught. They are destined for lives of quiet desperation. There is nothing more to say.
PD2: La OCDE se pronuncia sobre España:
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tiene las cosas muy claras en relación a la demografía de nuestro país, ya que según cifras de 2012 ha señalado que los españoles no tenemos hijos, pero vivimos mucho. Esto se debe a que somos el país de la Unión Europea (UE) con mayor esperanza de vida, pero con menor tasa de fertilidad.
En su informe sobre la sanidad en Europa, la OCDE ha destacado que en España la esperanza de vida era de 82,5 años, por delante de países como Italia (82,4 años), Francia (82,1), Suecia (81,8), Luxemburgo (81,5) y Holanda (81,1). Un cambio, respecto a 1990, cuando era de 77 años y ocupaba el quinto puesto de la UE. Además las mujeres son las que tienen mayor esperanza de vida (85,5 años), mientras que los hombres están en la tercera posición, con 79,5 años.
Respecto a la fertilidad, nuestro país presentaba una tasa de 1,32 hijos por mujer en edad fértil, por debajo de la media de la UE para 2012 (1,56 hijos por mujer). En este indicador, Irlanda (2,02), Francia (2), Reino Unido (1,92) y Suecia (1,91) estaban en los primeros puestos. La cifra española fue muy similar a la de 1990 (1,36) y mejor que la de 2000 (1,23), aunque supone una gran diferencia con lo que sucedía hace 40 años, cuando nuestro país tenía una tasa de fertilidad de 2,9 hijos por mujer.
Con todo este panorama, no hay duda de que los españoles estamos inmersos en un fiasco demográfico, pues envejecemos sin remedio y sin relevo generacional. Esto es preocupante y supone que cada mes se registren nuevos récords, tanto en número de pensionistas como en gasto, que plantean un incierto futuro para las pensiones.
De esta manera parece que peligra la sostenibilidad del Sistema, aunque no lo vea así el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, para el que no hay peligro, aunque en 2015 “habrá más pensionistas que nunca” (9,4 millones). Pero no es el único, pues el Gobierno no se plantea ni por lo más remoto aplicar el cuotas por IVA, es decir, sustituir a las cotizaciones sociales por el impuesto indirecto sobre el consumo para pagar las pensiones y las prestaciones por desempleo, tal y como hacen en Dinamarca.
PD3: Nace enseguida. Si no has hecho nada estos días, aún estás a tiempo. Estate alegre, muy alegre…, contágialo a los demás, que no te turben las perezas, las reuniones familiares… Bendice antes de comer la cena de Nochebuena, vete a la Misa del Gallo…, sonríe.
Veo el interior de este pobre albergue rocoso que María y José comparten con los animales. La pequeña hoguera está a punto de apagarse, como quien la vigila a punto de quedarse dormido. María levanta su cabeza desde la especie de lecho y mira. Ve que José tiene la cabeza inclinada sobre el pecho como si estuviese pensando, y está segura que el cansancio ha vencido su deseo de estar despierto. María se sienta, y luego se arrodilla. Reza. Es una sonrisa de bienaventurada la que llena su rostro. Ora con los brazos abiertos no en forma de cruz, sino con las palmas hacia arriba y hacia adelante, y parece como si no se cansase con esta posición. Luego se postra contra el heno orando más intensamente. Una larga plegaria.
José se despierta. Ve que el fuego casi se ha apagado y que el lugar está casi oscuro. Echa unas cuantas varas. La llama prende. Le echa unas cuantas ramas gruesas, y luego otras más, porque el frío debe ser agudo. Un frío nocturno invernal que penetra por todas las partes de estas ruinas. El pobre José, como está junto a la puerta llamemos así a la entrada sobre la que su manto hace las veces de puerta debe estar congelado. Acerca sus manos al fuego. Se quita las sandalias y acerca los pies al fuego. Cuando ve que éste va bien y que alumbra lo suficiente, se da media vuelta. No ve nada, ni siquiera lo blanco del velo de María que formaba antes una línea clara en el heno oscuro. Se pone de pie y despacio se acerca a donde está María. « ¿ No te has dormido? » le pregunta. « ¿ Te hace falta algo? » « Nada, José. » « Trata de dormir un poco. Al menos de descansar. » « Lo haré. Pero rezar no me cansa. » « Buenas noches, María. » « Buenas noches, José».
María vuelve a su antigua posición. José, para no dejarse vencer otra vez del sueño, se pone de rodillas cerca del fuego y ora. Ora con las manos juntas sobre la cara. Las mueve algunas veces para echar más leña al fuego y luego vuelve a su ferviente plegaria. Fuera del rumor de la leña que chisporrotea, y del que produce el borriquillo que algunas veces golpea su pesuña contra el suelo, otra cosa no se oye. Un rayo de luna se cuela por entre una grieta del techo y parece como hilo plateado que buscase a María. Se alarga, conforme la luna se alza en lo alto del cielo, y finalmente la alcanza. Ahora está sobre su cabeza que ora.
María levanta su cabeza como si de lo alto alguien la llamase, nuevamente se pone de rodillas. Yo sólo veo que a su alrededor la luz aumenta, aumenta, aumenta. Parece como si bajara del cielo, parece como si manara de las pobres cosas que están a su alrededor, sobre todo parece como si de Ella procediese. La luz crece cada vez más. Es irresistible a los ojos. En medio de ella desaparece, como absorbida por un velo de incandescencia, ... y de ella emerge la Madre.
Sí. Cuando soy capaz de ver nuevamente la luz, veo a María con su Hijo recién nacido entre los brazos. Un Pequeñín, de color rosado y gordito, que gesticula y mueve Sus manitas, y Sus piececitos; que llora con una vocecita trémula, como la de un corderito que acaba de nacer, abriendo Su boquita y que enseña una lengüita que se mueve contra el paladar rosado; que mueve Su cabecita tan rubia que parece como si no tuviese ni un cabello, una cabecita redonda que la Mamá sostiene en la palma de su mano, mientras mira a su Hijito, y lo adora ya sonriendo, ya llorando; se inclina a besarlo no sobre Su cabecita, sino sobre Su pecho, donde palpita Su corazoncito, que palpita por nosotros.
El buey, que se ha despertado al ver la claridad, se levanta dando fuertes patadas sobre el suelo y muge. El borrico vuelve su cabeza y rebuzna. Es la luz la que lo despierta. José que oraba tan profundamente que apenas si caía en la cuenta de lo que le rodeaba, se estremece, y por entre sus dedos que tiene ante la cara, ve que se filtra una luz. Se quita las manos de la cara, levanta la cabeza, se voltea. El buey que está parado no deja ver a María. Oye que la Virgen grita: « José, ven. » José corre. Y cuando ve, se detiene, presa de reverencia, y está para caer de rodillas donde se encuentra, si no es que María insiste: « Ven, José», se sostiene con la mano izquierda sobre el heno, mientras que con la derecha aprieta contra su corazón al Pequeñín. Se levanta y va a José que camina temeroso, entre el deseo de ir y el temor de ser irreverente. A los pies de la cama de paja ambos esposos se encuentran y se miran con lágrimas llenas de felicidad.
« Ven, ofrezcamos a Jesús al Padre» dice María. Y mientras José se arrodilla. Ella levanta a su Hijo entre los brazos y dice: « Heme aquí. En Su Nombre, ¡ oh Dios! te digo esto. Heme aquí para hacer Tu Voluntad. Y con El, yo, María y José, mi esposo. Aquí están Tus siervos, Señor. Que siempre hagamos a cada momento, en cualquier cosa, Tu Voluntad, para gloria Tuya y por amor Tuyo. »
Luego María se inclina y dice: « Tómalo, José» y ofrece al Pequeñín. « ¿ Yo? ¿ Me toca a mí? ¡ Oh, no! ¡ No soy digno! » José está terriblemente despavorido, aniquilado ante la idea de tocar a Dios. Pero María sonriente insiste: «Eres digno de ello. Nadie más que tú, y por eso el Altísimo te escogió. Tómalo, José y tenlo mientras voy a buscar los pañales. » José, rojo como la púrpura, extiende sus brazos, toma ese montoncito de carne que chilla de frío y cuando lo tiene entre sus brazos no siente más el deseo de tenerlo separado de sí por respeto, se lo estrecha contra el corazón diciendo en medio de un estallido de lágrimas: « ¡ Oh, Señor, Dios mío! » y se inclina a besar los piececitos y los siente fríos.
Se sienta, lo pone sobre sus rodillas y con su vestido café, con sus manos procura cubrirlo, calentarlo, defenderlo del viento helado de la noche. Quisiera ir al fuego, pero allí la corriente de aire que entra es peor. Es mejor quedarse aquí. No. Mejor ir entre los dos animales que defienden del aire y que despiden calor. Y se va entre el buey y el asno y se está con las espaldas contra la entrada, inclinado sobre el Recién nacido.
María abrió ya el cofre, y sacó ya lienzos y fajas. Ha ido a la hoguera a calentarlos. Viene a donde está José, envuelve al Niño en lienzos tibios y luego en su velo para proteger Su cabecita. «¿ Dónde lo pondremos ahora?» pregunta. José mira a su alrededor. Piensa... « Espera » dice. « Vamos a echar más acá a los dos animales y su paja. Tomaremos más de aquella que está allí arriba, y la ponemos aquí dentro. Las tablas del pesebre lo protegerán del aire; el heno le servirá de almohada y el buey con su aliento lo calentará un poco. Mejor el buey. Es más paciente y quieto. » Y se pone hacer lo dicho, entre tanto María arrulla a su Pequeñín apretándoselo contra su corazón, y poniendo sus mejillas sobre la cabecita para darle calor.
José vuelve a atizar la hoguera, sin darse descanso, para que se levante una buena llama. Seca el heno y según lo va sintiendo un poco caliente lo mete dentro para que no se enfríe. Cuando tiene suficiente, va al pesebre y lo coloca de modo que sirva para hacer una cunita. « Ya está » dice.
María, con su dulce caminar, lo trae, lo coloca, lo cubre con la extremidad del manto; le envuelve la cabecita desnuda que sobresale del heno y la que protege muy flojamente su velo sutil. Tan solo su rostro pequeñito queda descubierto, gordito como el puño de un hombre, y los dos, inclinados sobre el pesebre, bienaventurados, lo ven dormir su primer sueño, porque el calor de los pañales y del heno han calmado Su llanto y han hecho dormir al dulce Jesús.
Visiones de María Valtorta (Escrito el 6 de junio de 1944)