No hizo los deberes el anterior
gobierno, no redujo el déficit público lo que se tenía que haber hecho. Nunca
les parece suficiente a los políticos en materia de gasto. Son como los
particulares que son incapaces de ahorrar y se gastan todo lo que ingresan sin
dejar nada por si acaso…
Y el actual gobierno tampoco…
Todo son promesas electorales imposibles de cumplir, no hay forma de contentar
a todos. Ha habido mucha necesidad, tenemos un paro estructural que nunca bajó
de los 3 millones de personas…
Ahora Bruselas libera a los
estados miembros del “plan de Estabilidad”, esa senda que nos conducía a un
déficit público contenido y que nunca fue muy ambicioso por mor a darle tiempo
a los más rezagados como nosotros…
¡Qué va a ser de nosotros como
se les ocurra gastar lo que no se tiene ni se tendrá nunca! La primera derivada
es que el BCE no va a tener dinero suficiente para estabilizar las primas de
riesgo que subirán… La segunda es la insolvencia, la tercera, ya la sabes, la
falta de pago… Por esto la ministra Calviño no acaba de lanzar las medidas
aprobadas la semana pasada…
Los expertos creen que el parón
de la economía provocado por la epidemia trae consigo una caída abrupta de
ingresos y un incremento de gastos que España no está en condiciones de
afrontar. Los recortes volverán a ser inevitables.
Como si fuera una maldición, la
historia vuelve a repetirse. En 2008, José Luis Rodríguez Zapatero negó la
desaceleración y la crisis le pilló de lleno sin haber hecho los deberes y en
2009 la economía retrocedió un 3,8% y el déficit se disparó hasta el 11%. Y
ahora, la crisis del coronavirus pone de nuevo a un Gobierno socialista en la
difícil tesitura de afrontar otra grave situación sin haber aprovechado la
bonanza de estos últimos años para corregir desequilibrios fiscales. Pedro
Sánchez ha preferido estos dos últimos años consolidarse personalmente antes
que sanear el país para afrontar un invierno que no esperaba. Es la fábula de
la cigarra y la hormiga trasladada a la política española.
La duración de la crisis es el
primer elemento fundamental que va a condicionar la salida de Sánchez y de
España de la difícil tesitura en que se encuentran. Si el Gobierno consigue que
la epidemia se controle en unas pocas semanas (menos de un mes) y que la gente
vuelva a recuperar la confianza la economía que ahora está anestesiada
recuperará el pulso casi con la misma celeridad con la que lo perdió. Los
expertos consideran que durante estas semanas de reclusión las familias
españolas que no hayan perdido sus ingresos van a incrementar su tasa de
ahorro.
En cuanto se supere el miedo al
agente patógeno, es previsible que los españoles salgan a consumir con fuerza y
ceben la bomba del crecimiento .
Pero hay otra visión no tan
optimista a la que se empiezan a sumar cada vez un mayor número de economistas
a la vista de los acontecimientos. Si la crisis se alarga en el tiempo España
no podrá financiar su Estado de Bienestar y los temidos recortes que ya se
vivieron a raíz de la crisis desatada en 2008 volverán con más virulencia si
cabe. El discurso esta semana del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
anunciando un impulso a lo público a raíz de la crisis del coronavirus, no se
sostiene en términos de la ortodoxia económica que Europa volverá a exigir en
cuanto todo se calme (los apoyos económicos y estímulos lanzados por el Banco
Central Europeo no tienen de momento fecha de caducidad, pero están diseñados
para hacer frente a un problema que debe ser coyuntural, de ninguna manera para
propiciar una huida hacia delante del populismo).
Y Nadia Calviño, es dentro del
Gobierno, la garante de esa ortodoxia. De ahí que no le haya gustado demasiado
que el presidente de pábulo a la demagogia, apuntándose al menos de boquilla a
las tesis derrochadoras de Pablo Iglesias. Varias son las razones por las que
España va a tener que afrontar un ajuste si quiere que la crisis económica no
se lleve por delante los pilares del Estado de Bienestar. La naturaleza de esta
crisis sanitaria afecta sobremanera a sectores que, como el turismo o la
hostelería, son vitales en la economía española.
El temor para muchos es que una
medida coyuntural como es la paralización de estos sectores durante varios meses
acabe teniendo consecuencias estructurales y provoque la desaparición de un
buen número de empresas. Se puede llegar a dar un fenómeno de histéresis por el
que una medida coyuntural como es la congelación de la economía puede tener
consecuencias estructurales. Según la duración de la crisis, los expertos
prevén contracciones del PIB que podrían estar entre el 5% y el 15%, lo que
provocará un brusco recorte de ingresos, acompañado de un mayor gasto provocado
por la propia crisis. En esta tesitura el déficit podría a final de año superar
de nuevo el 10% del PIB.
Los economistas coinciden en
que en estos momentos hay suficiente liquidez en el mundo, pero la cuestión es
si la va a haber cuando las principales economías del planeta emitan la colosal
deuda para financiar las medidas que les permitan superar la crisis del
coronavirus. El Tesoro español tendrá que competir en los mercados con
Alemania, Francia y demás países cuyas economías van a ofrecer mayor
credibilidad a los inversores. ¿Por qué? Pues porque España, además de
arrastrar en todo momento un déficit estructural del 2%-3%, es el país más
endeudado de la tierra y apenas tiene margen fiscal ahora para hacer frente a
esta emergencia. En los últimos años la economía española ha conseguido
incrementar su producto interior bruto, con crecimientos que en algunos casos
han rondado el 3% anual, ha conseguido reducir su tasa de paro, aunque aún está
próxima al 14%, pero su deuda exterior aún representa el 80% del PIB -en Italia
por ejemplo la deuda exterior apenas representa el 17% del PIB-. La decisión de
la madrugada del pasado jueves del Banco Central Europeo de comprar deuda por
750.000 millones de euros alivia al menos de momento la presión que el Gobierno
español va a tener para financiar sus necesidades. Nadie cuestiona las medidas
para inyectar liquidez, aunque los 200.000 millones anunciados por Pedro
Sánchez la pasada semana son de momento más un ejercicio virtual que una
realidad porque se traducen en avales que sólo se materializarán si las cosas
van mal. Y de momento, todo apunta a que será así.
Sólo va a haber dos formas de
financiar ese déficit al que estamos abocados: Deuda o subida de impuestos.
Para la primera tenemos hay poco margen y la subida de impuestos amenaza con
ser como un obús en la línea de flotación del sector productivo español.
Los economistas consideran que
hay que salvaguardar la competitividad de la economía española. Con una
economía interior muy dañada por el confinamiento, buena parte de la
recuperación se fiará al sector exterior. España cuenta con una de las
economías más abiertas del mundo, con más del 67% del PIB entre importaciones y
exportaciones. Subir impuestos al tejido empresarial dañaría seriamente la
competitividad del sector exterior . Sería matar la gallina de los huevos de
oro y, posiblemente, provocaría según los expertos una deslocalización de
algunos sectores. Los recortes serán inevitables.
Y si ligas la situación de
España con un gobierno populista, que llega tarde a todo, que genera una
desconfianza grave en los inversores extranjeros, tenemos el resultado: nadie
de fuera quiere invertir en la bolsa española, los de dentro lo hacen porque se
canaliza en la fuerte red bancaria española que hace fluir el dinero hacia las
propias acciones de los bancos…
¿Invertirías tu en Venezuela?
Ni de coña. Pues lo mismo le podemos preguntar a los guiris, ¿invertirían en la
bolsa española? Pues tampoco. No quieren ni siquiera Inditex, que sufre un
fuerte varapalo a pesar de que es una de las compañías más ágiles del mercado
(hará un ERTE a partir del día 18 si no se sale del confinamiento… y está
globalmente diversificada). De los bancos no te cuento: nadie quiere una banca
tipo BBVA ni Santander que sabemos tendrán que bajar sus dividendos, si no
anularlos, ante la avalancha de mora que van a recibir los próximos meses. Por
cierto, antes del virus tampoco los quería nadie… Ni las constructoras…, ni
Telefónica, ni nada.
Hay un cierto temor a que nos
llegue la segunda derivada del conflicto. ¿Recuerdas los miedos de 2012, cuando
se pensó que no sobreviviría el sector bancario español, que habría efecto
dominó que afectaría la solvencia de España y que se vería obligada por las
circunstancias a hacer un default? Pues eso, ahora no tendremos al BCE detrás
como tuvimos en 2012, ahora nos tendremos que salvar solitos por no existir ni
la UE, ni nadie que nos eche un capote…
Así que si sigues teniendo esa
sensación de que los bancos no pueden quebrar, quítatela de encima. Acuérdate
del Banco Popular. Y eso fue fácil ya que solo era un banco de una vez. Ahora
tocará sanear la mora de todos los bancos con un dinero que no tenemos. El
paquete de medidas de los 200.000 millones de euros es para dar préstamos
nuevos a empresas con el aval del Estado. Pero los préstamos viejos se van a
derrumbar, va a haber mucha mora, salvo que cambien las medidas aprobadas
inicialmente y sea como en la crisis de 2008, cuando entró en mora el 83% de
los nuevos avales que concedió el ICO y que se los tragó España.
¿Cuál es la diferencia entre
que se meta un rejón de 200.000 euros a la banca en nueva mora, o se meta un
rejón al estado de 200.000 millones de euros en mayor déficit público para
dejarlo en el 120% del PIB? En ambos caso la solvencia, la capacidad de repago,
tanto del Estado como de la banca… Es grave lo que podría venir…, quizás se
debería no ayudar a la banca y tal. En cualquier caso vamos a ver una situación
paradójica de un gobierno populista salvando a los bancos que por cierto, se
aproximan a cotizar por debajo de un euro…
Y los guiris lo saben y salen
de España con prisa y a cualquier precio. Además dudo que entren en los rebotes
que se lo dejarán para los inversores locales:
En este mercado muy volátil,
hoy toca rebote, mañana veremos, pero si vas a comprar, que es lo que estoy
recomendando desde hace una semana, elige bien donde pones el dinero, que las
diferencias para los próximos 5 años, serán muy grandes. Abrazos,
PD1: Y otros grandes valores
también han sido muy castigados:
INDITEX:
TELEFONICA:
ACS:
PD2: Este
fin de semana me desesperó estar en casa sin poder ayudar a nadie. La cantidad
de gente volcada en hacer cosas útiles para combatir el virus, la encomiable
labor de los sanitarios, la policía y el ejército, la cantidad de ayudas de
tantos que se han puesto a fabricar mascarillas, de los políticos que supongo
harán lo que puedan y sepan, la de la gente que sigue trabajando para el
bienestar de todos (supermercados, fábricas, el campo…). Y yo metido en casa
mano sobre mano, me reconcomía. Al menos le eché unas cuantas oraciones, que
creo hacen falta muchas… Así que te animo a que si te pasa como a mí, que no se
te ocurre nada por ayudar, échale rezos que seguro no caen en saco roto…