23 febrero 2022

a punto...

Ya se ha empezado… Reconocimiento de dos zonas y movilización del ejercito a ellas. Las sanciones primeras que se les han impuesto a los rusos son tibias, solo a personas de la Duma, para que no viajen fuera. Y aprovechando, a los pastosos que tienen sus bienes en el extranjero… Estarán aterrorizados, o serán quizás los testaferros de Putin…

Es una realidad ya, y por eso la volatilidad ha sido clara. Aunque la profundidad de las caídas ha sido muy baja. Y quizás, muchas de estas bajadas son debidas a los excesos de 2021.

Lo que queda claro es que con estos riesgos, la subida de tipos puede quedarse en menos de lo estimado…

Riesgos cambiantes

En cada momento hay un riesgo que acapara la atención de los medios de comunicación y de los inversores. Sorprendentemente, muchos de estos riesgos, sin haber desaparecido, pasan a un segundo plano o incluso se olvidan por completo cuando surgen otras preocupaciones más acuciantes.

Hace tres años, los conatos de guerra comercial entre EE.UU. y China eran el foco de principal de atención. Finalmente, en enero de 2020, y tras un largo periodo de tensiones geopolíticas, se firmó el acuerdo comercial entre EE.UU. y China, por el que China se comprometía a incrementar sus importaciones de productos americanos de determinados sectores en más de $400.000 millones entre 2020 y 2021. Adicionalmente, China se comprometía a abrir su sector financiero, y a mejorar la protección de la propiedad intelectual de las empresas occidentales.

Dos años después de la firma del acuerdo, las importaciones chinas sólo han cubierto el 57% de las cifras comprometidas. Aunque la pandemia indudablemente ha influido, China está lejos de cumplir numerosos puntos de dicho acuerdo comercial. Sin embargo, ni los medios de comunicación, ni los inversores parecen ahora preocuparse por uno de los principales riesgos geopolíticos de un par de años atrás. Otros riesgos han ido tomando el relevo.

Ahora toda la atención está centrada en el riesgo de guerra en Ucrania. Aunque el sorprendente anuncio de Biden señalando el miércoles 16 de febrero como el día de la invasión de Ucrania por parte de Rusia se haya demostrado errado, los efectos de la actual situación de incertidumbre previsiblemente se mantendrán durante largo tiempo con consecuencias económicas para Europa.

Las tensiones entre Rusia y Ucrania no son nuevas. Tienen raíces históricas. Desde 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea y comenzó la guerra del Donbás en el este de Ucrania, con la autoproclamación de dos territorios, Donetsk y Lugansk, como estados independientes, las hostilidades han sido permanentes con mayor o menor intensidad. La Unión Europea tras la anexión de Crimea impuso sanciones a Rusia que todavía se mantienen.

Europa tiene una gran dependencia energética de Rusia. El 30% del gas importado y entre el 50-60% del diésel y gasoil importado por Europa procede de Rusia. Esto hace que cualquier posibilidad de represalias económicas sobre Rusia que ponga en riesgo el suministro de estas importaciones desde Rusia, mantenga elevados los precios de los productos energéticos, incluso con alzas adicionales. Además, los elevados precios del gasque se han multiplicado por cuatro en el último año, a pesar de haber caído el 50% desde los máximos de diciembre, provocan elevados precios de la electricidad, con subidas de más del 200% en Alemania, Francia, España y Reino Unido.

Aunque en el último año el suministro de gas ruso a Europa se ha reducido en un 40% en volumen, el incremento de precios ha compensado con creces el importe recibido por Rusia en sus exportaciones.

De producirse un conflicto militar, se impondrían sanciones a Rusia, entre otras, limitaciones a sus exportaciones. Desafortunadamente para Europa, sufriría los efectos secundarios de dichas sanciones al ser el importador de muchas de las exportaciones rusas, especialmente de productos energéticos. En el caso de un corte en el suministro energético, sería difícil para Europa sustituir totalmente todas las importaciones de Rusia, además de asistir a considerables subidas de precios. Incluso sin producirse un conflicto militar abierto entre Rusia y Ucrania, la actual situación de tensión sobre los precios energéticos se mantendrá durante largo tiempo. Aunque los precios del gas y la electricidad no suban más desde los niveles actuales, será difícil asistir a un descenso considerable de los mismos. Aunque no haya inflación de precios, los precios seguirán elevados.

Esta misma semana, la Duma Estatal rusa ha aprobado un proyecto de resolución en el que apela a Putin para que reconozca a Donetsk y Lugansk como estados independientes. De producirse dicha eventualidad, algo muy probable, las hostilidades pueden enquistarse, prolongando la situación actual de incertidumbre sobre los precios energéticos.

En cualquier caso, la tensión geopolítica y las expectativas de subidas de tipos mantendrán, previsiblemente una correlación negativa. Es decir, a mayor incertidumbre geopolítica, menor probabilidad de un tensionamiento rápido de los tipos de interés.

Abrazos,

PD1: No debemos quejarnos por todo. Si nos duele algo, se ofrece y se toma una pastilla. Si duele mucho, se va al médico. Pero si las quejas son porque no conseguimos algo, porque no soportamos el trabajo, porque los hijos no hacen lo que nosotros querríamos…, entonces hay que rezar para que se corrija esto. O dar gracias a Dios de lo malo que nos manda, que será por algo bueno para alguien.