01 febrero 2022

Ucrania

Es imposible que Putin de orden de que vuelvan sus soldados instalados en la frontera sin hacer nada. No es por su autoestima, es por el famoso “qué dirán” de sus compatriotas. Suena a invasión y lo único que está esperando es que se celebre la sesión inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno en China que está invitado… Días después, se cruzará la frontera, habrá sanciones, amenazará con cortar el gas, y pasaremos unos cuantos meses de dudas… No habrá guerra alguna, se intentará por la vía diplomática convencerles de que no lo hagan, pero tiene mala pinta…

Cómo nos afecta Ucrania

En cada momento el foco de atención de los medios de comunicación y de los inversores se centra principalmente en un riesgo potencial en concreto. En las últimas semanas dicho riesgo es la tensión geopolítica en la frontera de Ucrania con Rusia. Las tensiones en dicha frontera no son nuevas. Han sido constantes desde 2014. En dicho año se produjo la anexión de Crimea por parte de Rusia y se comenzó a vivir una situación de guerra en el este de Ucrania (guerra del Donbás). Desde entonces, las tensiones han sido permanentes con mayor o menor intensidad.

Al margen de la crisis humanitaria que provoca cualquier conflicto bélico, la importancia de las consecuencias del actual contencioso en Ucrania, tiene su foco principal en la dependencia energética de Europa del gas ruso. Del total de las importaciones de gas que realizan los países de la Unión Europea, el 41% procede de Rusia. Además, dos terceras partes de dicho gas atraviesa Ucrania antes de llegar a suelo europeo. La dependencia del gas ruso es especialmente relevante para Alemania. Con datos de 2016, el 61% del gas consumido por Alemania procedía de Rusia. Desde entonces Alemania ha ido cerrando progresivamente centrales nucleares, sin disponer de una fuente alternativa de energía propia que sustituyera a la energía nuclear. Acaba de cerrar tres de estas centrales y las tres últimas en activo se cerrarán antes de fin de año.

Ya en abril de 2021, el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que, en caso de una invasión de Ucrania por parte de Rusia, instaba a interrumpir inmediatamente las importaciones de petróleo y de gas desde Rusia y a desconectar a Rusia del sistema internacional de pagos SWIFT.

Esta misma semana, ha sido Rusia quien ha amenazado con no exportar petróleo, gas y minerales a Europa si es desconectado del sistema SWIFT. Esta situación de zozobra, y la creciente dependencia europea de suministro de energía del exterior, se plasma en dos problemas: la escalada de precios del gas y, peor aún, el temor a la disponibilidad de fuentes de energía suficientes para evitar "apagones eléctricos", principalmente en Alemania y otros países del norte de Europa.

El precio del gas en Europa se ha multiplicado por seis en el último año, aunque ha caído casi un 50% desde el pico que se alcanzó en diciembre. En caso de inicio de hostilidades abiertas en Ucrania el precio del gas se dispararía aun más. Por el contrario, si Alemania aprobara la apertura del gaseoducto Nord Stream II, que une Rusia con Alemania sin pasar por Ucrania, el precio del gas se desplomaría.

Aunque España no importe gas ruso, los efectos nocivos de la situación actual nos afectan. La demanda de gas de otras procedencias se incrementa, provocando subidas de precios. Adicionalmente, el precio del gas es el que marca el precio de la electricidad en Europa (explicado aquí). Como consecuencia, un incremento del precio del gas implica un aumento del precio de la electricidad. A su vez, la subida de precios de la electricidad genera más inflación y pérdida de competitividad para la industria europea intensiva en energía, poniendo en peligro el crecimiento económico.

Para los ciudadanos europeos es impensable asistir a situaciones de "apagones eléctricos" generalizados. Mientras funcione correctamente el suministro de gas desde Rusia nada hace pensar que puedan producirse. No obstante, hay que recordar que el año pasado China sufrió serios problemas de apagones en más de 20 provincias tras haber suspendido las importaciones de carbón de Australia como represalia por las disputas entre los dos países.

Esta misma semana Turquía ha sufrido apagones eléctricos por la interrupción del suministro de gas desde Irán, presuntamente por problemas técnicos. Como consecuencia, algunas fábricas como la de Renault han anunciado la paralización de la producción durante quince días. Otros países de Asia Central, Kazakistán, Uzbekistán y Kirgistán, todos ellos interconectados eléctricamente con Rusia, han tenido apagones durante esta semana, afectando a millones de hogares y miles de fábricas.

Teniendo en cuenta que el presupuesto militar ruso equivale a apenas 36 días del presupuesto militar anual de EE.UU. y que un conflicto bélico hundiría en una profunda recesión a la economía rusa, lo más razonable es pensar que prevalecerá la corduraDe ser así, se salvarán muchas vidas, se evitará sufrimiento innecesario, la economía real lo agradecería y los mercados financieros lo celebrarían.

Dios lo quiera.

Abrazos,

PD1: Hace unos días el Señor mandaba a sus discípulos, de dos en dos, a que la gente conociera lo que había pasado. Es la misión que tenemos todos los que hemos recibido el Bautismo. No contaban, no contamos las normas, lo que se puede o no se puede hacer, lo prohibido y lo permitido… Contamos nuestra experiencia de amor, lo que nos ha transformado, lo que hacemos todos los días y lo que nos va bien…

Cuando hacemos apostolado, no les contamos a nuestros amigos los mandamientos o las oraciones que tiene que hacer… Intentamos trasmitirles el amor y nuestra experiencia de cuando nos llegó la fe. Les intentamos enseñar a rezar, a hacer oración mental, porque nos ha servido a nosotros… Les contamos nuestra experiencia vital en el trato con el Señor.