De hecho, pueden generar muchas
pérdidas conforme suban de rentabilidad… Se ha terminado el efecto Draghi:
En Italia:
Y eso que el BCE está
trabajando de lo lindo:
Y son los únicos compradores
posibles:
Menos mal que no se contagia
España. El spread entre el bono italiano y el español:
Aunque todo se andará…, como en
2012, y de forma virulenta, como entonces… ¡Pobres bancos españoles!
En EEUU lo mismo, a defenderse
de la inflación:
Mala cosa…
Conceptos equivocados
Veinte
años después de la entrada
en vigor del euro, algunas de las implicaciones que lleva consigo
la moneda única no han sido todavía totalmente asimiladas. La renuncia de
todos los países integrantes del euro a sus propias divisas nacionales iba
asociada a la cesión
de la política monetaria desde los bancos centrales
nacionales al Banco Central Europeo.
Con el euro, el único con
capacidad para emitir moneda es el BCE. Los bancos centrales nacionales y, en
consecuencia, sus Estados correspondientes renunciaron a dicha posibilidad.
Este cambio acontecido hace dos décadas, tiene un evidente impacto en la
consideración del activo sin riesgo.
Se entiende como activo libre de riesgo aquel
que ofrece una rentabilidad predeterminada y no tiene riesgo de impago por
parte del emisor. Con anterioridad al euro, se consideraba que
el activo libre de riesgo en España eran las letras del Tesoro y los Bonos del
Estado. El Banco de España, al igual que los restantes bancos centrales de los
distintos países, podía emitir, en su caso, la cantidad necesaria para hacer
frente al pago de las letras y bonos emitidos por el Tesoro. Este era el motivo
principal de considerar a los Bonos del Estado y letras del Tesoro como activos
libres de riesgo. Aun así, en la historia ha habido repetidos impagos de la
deuda pública.
Una vez que cada Estado ha
perdido la capacidad de emitir moneda, la posibilidad
de un impago en sus instrumentos de deuda pública, bonos y
letras, es
real. Ya no tienen la garantía de devolución del principal,
aunque fuera en una moneda devaluada por la emisión elevadas cantidades de
"moneda nacional" (pesetas, liras, pesos...) para hacer frente a
dicho pago.
Los bonos del Estado se
encuentran en la misma situación que los bonos emitidos por distintas CC.AA.:
sus instrumentos de deuda están denominados en una moneda sobre la que no
tienen capacidad de emisión. Evidentemente la solvencia de la mayoría de las
CC.AA. es sustancialmente inferior a la del Estado y, por tanto, su riesgo de
impago mayor.
Sólo la entrada en
funcionamiento del discutido Fondo
de Liquidez Autonómica (FLA), que de facto proporcionó
un aval del Estado a la deuda autonómica, ha evitado el impago de bonos emitidos por algunas CC.AA. El
peligro para los inversores a futuro es considerar que el rescate del Estado a
la deuda autonómica sienta un precedente que se repetirá en el futuro.
De forma análoga, la compra de
bonos de los distintos estados por parte del BCE a partir del famoso "whatever it takes" de
Draghi puede llevar a pensar que los instrumentos de deuda pública de los
distintos países miembros de la Eurozona no tienen riesgo. No es correcto, como
demostró la quita
a los bonos soberanos griegos.
Dos décadas no han sido
suficientes para cambiar determinados conceptos. Entre ellos el de activo libre
de riesgo. De hecho, hoy en Europa no existiría ninguno, siendo el más
asimilable el bono alemán. Aun así, la normativa europea de consumo de capital de los bancos sigue
considerando las letras y bonos del estado de cada país como activo sin riesgo
que no consume capital. De no ser así, los bancos se verían
obligados a reducir sus balances y los distintos Estados tendrían más
dificultades en financiarse.
Esta reflexión no pretende
insinuar que vaya a ocurrir en un futuro cercano un impago de instrumentos de
deuda pública de algún Estado miembro de la Eurozona. No obstante, seguir
considerando los bonos del Estado como activo libre de riesgo es un error desde
que existe el euro.
Abrazos,
PD1: "La tristeza a veces
se expresa con mal humor." Hay que preguntarse de vez en cuando por qué
estamos tristes… Y poner remedio en cuanto identifiquemos el problema. La
alegría de los cristianos, fruto de la fe, es el mejor remedio, la esperanza…,
el darnos a los demás y no pedir nada a cambio, generosamente…