Se suelen equivocar, pero se
leen sus previsiones siempre. Los de GMO son optimistas con los emergentes y
pesimistas con el resto a 7 años. Estas son sus previsiones a 7 años, los
rendimientos reales:
GMO's 7-Year Asset Class Forecasts Still Favor Emerging
Markets Over U.S. Stocks
Our forecasts continue to favor emerging
markets in both the equity and credit markets, says GMO Asset Allocation team
member John Thorndike. As of the end of September, the spread between our
forecasts for emerging markets equities and large cap U.S. stocks was nearly
8.5%. You have to go back to 2003 to find a wider spread in favor of EM.
At
the other end of the investment spectrum, the continued rise in short-term
interest rates has pushed our forecast for U.S. cash to 1% real, which provides
a tailwind for investors who hold short-term investments in their portfolios.
The
most recent forecast is available in the chart below.
© GMO LLC
Y ojo, el resto, caquita de la
vaca… Abrazos,
PD1: Y así lo ven los de
Franklin Templeton:
Últimamente,
se ha producido una confluencia de factores que ha deteriorado la actitud de
los inversores en los mercados emergentes, como las tensiones comerciales a
nivel mundial, el crecimiento del dólar estadounidense y los problemas
idiosincrásicos de Turquía y Argentina.
Según nuestros profesionales de
inversión, que se encuentran sobre el terreno en muchas de estas regiones, no
todo se reduce a los datos que aparecen en los titulares, aunque algunos de
ellos puedan resultar desconcertantes.
Para Franklin Templeton
Emerging Markets Equity, cabe recordar que los mercados emergentes no son
homogéneos y que los países que predominan en los nefastos titulares en este
momento representan una parte muy pequeña del universo de los mercados
emergentes. El equipo señala cuatro razones que respaldan el mayor positivismo
de su visión respecto a la clase de activos en conjunto.
Los mercados emergentes han sido capaces de
lidiar con la subida de los tipos de interés de los EE. UU.
El crecimiento del dólar
estadounidense ha sido uno de los principales factores del varapalo de los
mercados emergentes en los últimos meses, al mismo tiempo que la subida de los
tipos de interés y las consecuencias a corto plazo de las reformas tributarias
de los EE. UU. han contribuido a impulsar esta fortaleza del dólar.
Sin embargo, ¿deben preocuparse
realmente los inversores de que la subida de los tipos de interés empañe los
mercados emergentes? Quizás no. Los últimos cuatro ciclos de endurecimiento de
la Reserva Federal estadounidense (Fed) no desencadenaron espirales bajistas a
largo plazo en la renta variable de los mercados emergentes, como muestra la
gráfica que figura a continuación.
Además, la gráfica revela que
el anterior ciclo de endurecimiento de la Fed, que se extendió desde junio de
2003 a junio de 2007, tuvo una repercusión limitada en las divisas de los
mercados emergentes.
Los mercados emergentes permanecen a la cabeza
del crecimiento mundial
Pese a
que se ha prestado gran atención al sólido crecimiento económico de los
EE. UU., la realidad es que los mercados emergentes llevan muchos años
siendo el auténtico motor del crecimiento mundial.
Además, Manraj Sekhon, director
de inversión de Franklin Templeton Emerging Market Equity, señala un cambio en
los motores de crecimiento del producto interior bruto (PIB).
«No solo estamos presenciando
un cambio en el epicentro geográfico del crecimiento del PIB hacia el este,
sino que también en los mercados emergentes ha habido una transformación de los
factores clave del crecimiento. Por ejemplo, hace varios años China superó a
los Estados Unidos y Japón en lo que se refiere a patentes totales registradas,
y este es solo uno de los muchos indicadores del cambio hacia la innovación, la
tecnología y, de manera más general, hacia la nueva economía que está teniendo
lugar». Manraj Sekhon, 19 de septiembre de 2018.
En la tabla siguiente, se
muestra cómo el crecimiento del PIB de los mercados emergentes ha superado el
de los mercados desarrollados en general, una tendencia que, según el Fondo
Monetario Internacional (FMI), se mantendrá durante este año y durante el próximo.[1]
El comercio de los mercados emergentes no
depende de Estados Unidos
Si bien
a lo largo del verano la relación entre los Estados Unidos y China ha acaparado
todas las miradas en lo que a aranceles comerciales se refiere, se ha prestado
menos atención a la estrategia de China de establecer relaciones comerciales
con otros socios. Según Sekhon, el comercio dentro de los mercados emergentes
ha prosperado y ha superado en exportaciones a las economías desarrolladas.
«En el último decenio, China ha
adelantado a los Estados Unidos para convertirse en un mercado de exportación
bastante más importante para la mayoría de las principales economías emergentes
(entre otras razones, gracias a su creciente mercado de consumidores); por consiguiente,
ahora el crecimiento comercial proviene fundamentalmente de la demanda interna
de los mercados emergentes. El aumento del proteccionismo en los países
occidentales puede seguir dirigiendo la atención hacia los acuerdos regionales;
de hecho, parece que China está impaciente por sustituir el liderazgo de los
EE. UU. en Asia en este ámbito». Manraj Sekhon, 19 de septiembre de 2018.
La siguiente gráfica muestra el
crecimiento del comercio interior de Asia y un alejamiento general de la
dependencia de los mercados desarrollados como destino de las exportaciones.
La deuda de los mercados emergentes parece
razonable
Desde
la crisis financiera asiática de la década de 1990, la financiación pública
mediante deuda externa ha ido disminuyendo. Aunque ha crecido ligeramente en
los últimos años, las gráficas siguientes muestran que, en realidad, la carga
de la deuda pública de los mercados desarrollados es considerablemente mayor.
Además, los hogares de los mercados emergentes también cuentan con unos índices
de ahorro más sólidos que los de los mercados desarrollados.
PD2: ¿Creemos en la
predestinación, como creen otras religiones?. ¡No!: los cristianos creemos que
Dios nos tiene reservado un destino de felicidad. Dios quiere que seamos
felices, afortunados, bienaventurados. Fijémonos cómo esta palabra se va
repitiendo en las enseñanzas de Jesús: «Bienaventurados, bienaventurados,
bienaventurados...». «Bienaventurados los pobres, los compasivos, los que
tienen hambre y sed de justicia, los que creerán sin haber visto» (cf. Mt
5,3-12; Jn 20,29).
Dios quiere nuestra felicidad,
una felicidad que comienza ya en este mundo, aunque los caminos para llegar no
sean ni la riqueza, ni el poder, ni el éxito fácil, ni la fama, sino el amor
pobre y humilde de quien todo lo espera. ¡La alegría de creer! ¡La alegría
después de amar, a todos!