Se ha intentado salvar como sea… No se ha metido tijera suficiente como para hacerlo viable. Y aquí seguimos sin saber si se podrá pagar, aunque muchos intuimos que no… Lo malo es que nos hemos acostumbrado a muchas cosas gratis; lo peor, hay mucha gente que no puede pagar por nada de lo que recibe…
El estado del bienestar y la redistribución en el tiempo
El estado del bienestar es un instrumento de redistribución entre personas y grupos sociales. Unos pagan más impuestos y cotizaciones sociales para que otros disfruten de mejores prestaciones sociales, educación o atención sanitaria. Pero es también un mecanismo de redistribución en el tiempo. Y esto es importante.
Pensemos, por ejemplo, en las pensiones públicas. Pagamos un impuesto sobre nuestros salarios, para tener el derecho a recibir una pensión el día de mañana, cuando nos jubilemos: son, pues, como un salario diferido, que quizás nosotros deberíamos hacer voluntariamente, pero que el Estado nos obliga a hacerlo, nos guste o no. Y esto con todas sus incertidumbres, también contribuyendo a que otros tengan una pensión más generosa de la que pueden conseguir con sus aportaciones. Pero esta idea de que el estado del bienestar mueve recursos a lo largo de la vida, de las épocas buenas en ingresos a las que presentan más necesidades, sea porque se ha dejado de trabajar, o porque las necesidades de atención sanitaria o social son más amplias, es también importante.
Y se justifica porque viene a cubrir un fallo del mercado: no existe, por ejemplo, un mercado de segurso privados contra el desempleo, porque estaría sujeto a un riesgo muy probable: la tentación de decirle a mi empleador “despídame, que quiero pasar unos mses viviendo a costa del seguro de desempleo”. Ese seguro no sería viable; por eso el Estado interviene con un seguro pagado entre todos, con contribuciones obligatorias para todos. No es perfecto, pero es mejor que no tener protección para el paro. Me decía, hace unos años, en pleno auge de la economía española, un director de personal de una empresa grande: lo primero que me preguntan los chicos jóvenes cuando vienen a una entrevista de trabajo es: ¿cuánto tiempo tengo que trabajar para cobrar el seguro de desempleo? Aprendemos muy pronto a abusar del estado del bienestar…
Martin Wolf se hacía eco en el Financial Times del pasado 31 de marzo de un reciente estudio del Institute for Fiscal Studies, un think tank británico, sobre los efectos redistributivos del estado del bienestar a lo largo del tiempo. He aquí algunas conclusiones, que, me parece, pueden aplicarse, más o menos, también a nuestro país:
+ La renta de las personas es menos desigual a lo largo de la vida que en un momento determinado. Lógico: un joven que está en su primer trabajo tiene una renta mucho menor que la de alguien que cumple los cincuenta, pero él mismo tendrá una renta más alta cuando llegue a esa edad; cuando comparamos los ingresos totales a lo largo de la vida de dos personas, las diferencias son menores.
+ Más de la mitad de la redistribución de la renta mediante impuestos y beneficios sociales (pensiones, salud, educación, etc.) se consigue a lo largo de la vida, más que entre distintas personas.
+ A lo largo de la vida, solo el 7% de las personas recibe más beneficios que lo que pagó, aunque el 36% de las personas recibe en un año determinado más beneficios que costes, lo que quiere decir que unos años nos toca ganar y otros perder.
+ Los beneficios recibidos en el trabajo aportan aproximadamente la mitad de todos los beneficios que recibe una persona de bajos ingresos a lo largo de toda su vida; la otra mitad corresponde a beneficios recibidos fuera del trabajo. Pero los primeros tienen menos efectos negativos sobre el empleo.
+ Los jóvenes reciben la mayor parte de sus transferencias a través del sistema educativo, y los mayores, a través de las pensiones, como era de esperar.
Wolf concluye su artículo diciendo que el estado del bienestar es, a la vez, un seguro contra las adversidades de la vida, y una hucha para el futuro. Y que es importante que el sistema de diseñe cuidadosamente, para que tenga muchos efectos positivos y pocos negativos.
Abrazos,
PD1: Una de las medidas que ayudan a este nivel de paro descomunal que tenemos es haciendo autónomos a los desempleados… ¿Qué proporción tenemos entre autónomos y asalariados?
PD2: Interesante ver los datos de déficit y deuda pública de Alemania que convergen a lo estipulado: cero déficit y menos del 60% de deuda s/PIB. Mira las enormes diferencias entre unos países y otros:
¿Para qué sirve el Pacto de Estabilidad? Para cumplirlo, que por eso reformamos la Constitución con ZP:
Mientras en España no conseguimos ajustar el déficit que sigue disparado:
Lo hemos ajustado, pero tan despacio, que trasmiten la sensación de que no se puede hacer más…, que no se puede meter más tijera al “estado del bienestar”
Y los ingresos, nada de nada: ni subiéndolos, ni bajándolos…
PD3: Este sábado estuvimos en la Catedral asistiendo a la ordenación de 13 nuevos curas. Fue muy bonita la ceremonia. Conocíamos a 3 de ellos, uno que estaba de diácono en la parroquia al lado de casa donde voy a Misa a diario; otro en la otra parroquia donde vamos los fines de semana; y el tercero el hijo de la catequista que durante 3 años trató de enseñar el Catecismo a mi hija pequeña…, que anda por Vallecas.
El Cardenal Carlos Osoro hizo una homilía extraordinaria. Les incitó a salir a la calle, a contar la Buena Nueva, a enseñar el mensaje de Amor del Señor. Les pidió que fueran a por todos, a los fáciles y a los difíciles, mostrando siempre la misericordia de Dios…
Al final gran manteo en las escaleras, muchos abrazos y besamanos a los nuevos curas y mucha alegría entre los familiares y amigos… Es una suerte que siga habiendo vocaciones en este mundo complejo que vivimos…
Ahora a ver si pillo a alguno de mis nuevos curas conocidos y me confieso con él. Qué gran tarea tienen entre manos, consagrar y confesar…