El déficit público, el déficit de la Seguridad Social y el déficit exterior… Si no se meten mano a los tres, tendremos muchos problemas de pago en el futuro…
1.- DEFICIT PUBLICO: La semana pasada lo conocimos. Nos hemos desviado un montón y siendo un año muy bueno de crecimiento, no hemos sido capaces de encauzarlo… Gastamos 56.600 millones más de lo que ingresamos. Esto es un imposible…, con un déficit primario (gastos corrientes) del 2,9%!!!
Los pésimos datos de déficit conocidos ayer han herido de gravedad la ya maltrecha credibilidad presupuestaria de España y derribado el mito de que el partido del gobierno es un buen gestor y piloto de la economía. Tenemos el mayor desequilibrio fiscal de la UE, lo que refuerza nuestra dependencia de los mercados, a los que necesitamos para financiar un agujero entre ingresos y gastos que alcanzó el año pasado 56.600 millones de euros (un 5,24% del PIB) y la refinanciación de una deuda pública de 1,07 billones, equivalente al 99% del PIB.
Además, la vulnerabilidad de las finanzas públicas puede agudizarse este año. La economía crecerá menos que en 2015, ralentizando la corrección del déficit. Esta desaceleración podría acentuarse por el inestable entorno internacional. Así que pese a los famosos vientos de cola y el paraguas del BCE, no podremos cumplir el objetivo sin medidas adicionales de ajuste (subidas de impuestos o recortes del gasto). Y, entretanto, seguimos sin gobierno.
Gráfico 1: Evolución del déficit público por subsectores (como % del PIB)
Repasemos los datos principales. España registró un déficit del 5,8% del PIB en 2014 que debía reducir al 4,2% en 2015 y al 2,8% este año, lo que permitiría salir por fin de la supervisión reforzada de Bruselas (el llamado Protocolo de Déficit Excesivo). Es decir, el ajuste comprometido en 2015 era de 1,6 puntos del PIB, unos 17.000 millones. En su lugar, ha sido de 0,6 puntos, menos del 40% de lo pactado. Los 17.000 millones de ajuste se han quedado en menos de 7.000.
La píldora mensual de “cumpliremos el objetivo” de los ministros económicos nunca resultó convincente ni para la agencia fiscal independiente (AIReF) ni para los analistas o la Comisión Europea, que esperaban un déficit del 4,7%, que ahora sabemos era demasiado optimista. Mientras, el gobierno desoyó las reiteradas advertencias de estos organismos. Sorprendentemente, incluso el presidente del gobierno difundió hace un mes que el déficit había sido del 4,5%, una cifra aceptable, endulzando el desmadre que se ha registrado al final. Así que Bruselas, que esperaba un desfase frente al objetivo de menos de 7.000 millones se encuentra ahora con uno de más de 10.000. Para hacerse una idea: estos 10.000 millones equivalen a todo lo que gasta el Estado en servicios de empleo, dependencia, protección familiar, becas y pensiones no contributivas. O a los recursos de los ministerios de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Fomento y Educación juntos.
Era previsible que el Sr. Montoro echara la culpa a las autonomías, que tenían que haber reducido su déficit más de un punto, desde el 1,75% en 2014 al objetivo del 0,7%, y que se han quedado en un 1,7% sin haber ajustado casi nada. Pero lo cierto es que el gobierno no echó mano durante el año de los mecanismos de control y corrección de la Ley de Estabilidad Presupuestaria sobre las CCAA incumplidoras, algo que pretende hacer ahora. También estaba en el guión subrayar los gastos no recurrentes, que no serán un problema para ajustar este año. El problema es que siempre los hay -¿recuerdan la devolución el famoso céntimo sanitario en 2014?-, por lo que en realidad la “posición de partida” este año no es tan buena como quiere hacernos creer.
Lo que en realidad ocurre es que el gobierno no actuó como garante del cumplimiento de las metas del conjunto del sector público. No embridó a las CC.AA. ni tampoco a la Seguridad Social, de quien es su único responsable. Es más, en contra de lo que suele creerse, el gobierno no ha reducido su déficit durante la legislatura, sino que lo ha aumentado. Así, CC.AA. y Ayuntamientos han corregido su déficit conjunto en 4,7 puntos del PIB (desde el 5,9% en 2011 al 1,2% en 2015). En cambio, la Administración Central y la Seguridad Social lo han agravado en 0,7 puntos, desde el 3,2% al 3,9%.
Hasta aquí hemos llegado por una mezcla de contabilidad creativa y electoralismo presupuestario. El ejecutivo estimó en el presupuesto de 2015 que el consumo público caería un 1,0%. Pero creció un 2,7%. Estimó que los ingresos por cotizaciones se dispararían un 6,8% -¡cuatro veces más que el empleo, algo mágico dada la caída de los salarios!, pero solo han crecido un 1,7%. Y lo que es más increíble: apenas corrigió ambas estimaciones el pasado verano al elaborar los presupuestos actuales, extendiendo estos errores nuevamente a 2016.
La historia fue más grave, por supuesto. Pese a la contabilidad creativa, el déficit pudo haberse cumplido. Una mejor campaña antifraude, el menor gasto en intereses de la deuda y la propia marcha de la economía, que creció un 3,2% (y no el 2,0% previsto en el presupuesto) hubieran bastado para llevar el déficit al objetivo, décima arriba abajo. Pero el gobierno anunció una rebaja fiscal a familias y empresas, relanzó la inversión y devolvió pagas a los funcionarios. Incluso adelantó en verano la rebaja del IRPF correspondiente a 2016. De esos polvos, estos lodos. Estos regalos, claro está, los financiaron los mercados y los pagaremos en forma de mayor deuda.
El gobierno dilapidó la oportunidad de corregir el déficit cuando la recuperación exhibía un dinamismo mayor al anticipado, consiguiendo lo que cualquier libro de texto recomienda: una política fiscal anticíclica. Pero en lugar de ajustar aprovechando que la economía mejoraba, se las arregló para hacer todo lo contrario: dio un acelerón, al calor de los comicios, sin preocuparse de que el vehículo rozaba la reserva.
Hace unos meses se esperaba que la UE fuera comprensiva ante una desviación manejable, máxime viendo que la legislatura no echaba a rodar por el bloqueo institucional. En cambio, ahora la situación es mucho menos halagüeña. España se expone a sanciones, algo que sería inédito. La presión y el mal humor de Bruselas serán el precio a haber resquebrajado la reputación fiscal con que se contaba. Además, las perspectivas han empeorado. El gobierno encontrará difícil volverse rigorista con las CC.AA., sobre todo estando en funciones. Evitará remendar la desviación con nuevos ajustes si hay que convocar nuevas elecciones. Y observará que las cuentas no mejoran como había anticipado, dado que la economía se está frenando más de lo que pronosticó. Esto último ya lo atestiguan ya los datos de enero y febrero, que no han corregido nada el desfase acumulado en 2015 (son ya 18.000 millones excluyendo el superávit de los ayuntamientos).
Remendar una política presupuestaria irresponsable resulta poco probable y atractivo, porque exigir a empresas y familias los ajustes para cumplir el objetivo pondría en jaque la recuperación y sería políticamente suicida. Pero sigue quedando la baza de las reformas. Un impulso reformista genuino, inmediato y ambicioso podría ablandar a las autoridades europeas de cara a una nueva renegociación de los objetivos, al tiempo que serviría para sustentar y equilibrar la recuperación y elevar el potencial de crecimiento de la economía española.
Gráfico 2: Evolución del déficit público (acumulado a 12 meses, como % del PIB)
2.- DEFICIT SEGURIDAD SOCIAL: Hemos generado empleo, pero no cotizaciones sociales suficientes que paguen las pensiones…
el peor déficit de la Seguridad Social en España desde el comienzo de la crisis
Algunos gráficos lo dicen todo. El déficit registrado por la Seguridad Social en España en el año 2015 ha sido el peor desde el comienzo de la crisis.
La reciente mejoría de la economía española en términos de PIB no ha sido motivo suficiente y las cuentas presupuestarias de los fondos de la Seguridad Social han reflejado un nuevo agujero presupuestario, a pesar de las cerca de 500.000 nuevas afiliaciones de trabajadores registradas en 2015.
Desde el año 1999 y hasta 2009 la Seguridad Social española registró resultados de superávit, iniciándose en 2010 el primer déficit presupuestario de una serie que ya alcanza seis años consecutivos en números rojos.
El déficit del año 2015 ha sido el dato más deficitario en términos absolutos de la serie y se ha cuantificado enel 1,26% del PIB, según datos de la Contabilidad Nacional aportados en nota de prensa del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.
Tanto la evolución de las cotizaciones empresariales -ingresos- como la del conjunto de las prestaciones sociales -gastos- no han constituido los principales argumentos explicativos del empeoramiento de las cuentas de la Seguridad Social, puesto que sus registros en 2015 han aumentado, en el primero de los casos, o se han mantenido en un entorno similar, en el segundo de ellos.
Sin embargo, uno de los conceptos más volátiles y que mayor peso ha aportado en el acrecentamiento del déficit de la Seguridad Social observado en el gráfico inicial ha sido el de las transferencias corrientes entre Administraciones Públicas, cuyo resultado en 2015, un total de 23.424 millones de euros, se ha reducido en 4.235 millones de euros con respecto al ejercicio anterior.
No conseguimos tantas cotizaciones sociales como pensiones tenemos que pagar:
Las cotizaciones sociales sólo cubrieron el 93% del gasto en pensiones en 2015
La mejoría del empleo no reduce la brecha entre ingresos y gastos del sistema
Hace ya cuatro años, desde el año 2012, que los ingresos por las cotizaciones sociales no bastan para cubrir todo el gasto en pensiones, de ahí que se haya optado por vaciar el fondo de reserva de la Seguridad Social para tapar el agujero. En 2015, a pesar de la mejoría del empleo, las cotizaciones sociales ingresaron 100.492 millones de euros, lo que supone un 92,86% de lo que se gastó en pensiones: 108.225 millones de euros, es decir, un desfase de 7.732 millones de euros.
Con ello, la brecha entre cotizaciones y pensiones se incrementó a pesar de la mejoría del empleo. En 2014, la diferencia entre unas y otras fue de 5.489 millones de euros, es decir, los ingresos por cotizaciones representaron el 94,76% del gasto en pensiones del mismo ejercicio.
El año anterior, 2013, fue el que registró mayor brecha entre unas y otras, ya que las pensiones supusieron 108.564 millones de euros por los 98.210 millones que recaudaron las cotizaciones. Es decir, una brecha de más de 10.000 millones entre unas y otras.
Crece un 4,5% el gasto en pensiones
Lo cierto es que las reformas de pensiones apenas han frenado la subida del gasto y la crisis sí ha frenado el incremento de los ingresos por cotizaciones. El año pasado es, sin ir más lejos, un buen ejemplo de ello: las pensiones crecieron un 3,38%, mientras que las cotizaciones sociales lo hicieron en un 1,30%, a pesar de los empleos creados.
La evolución de las primeras muestra un gasto imparable, ya que, a pesar de las dos reformas en vigor desde 2012, el gasto en pensiones ha crecido un 4,5% desde entonces. Por su parte, los ingresos por cotizaciones remontan muy despacio debido en parte a la devaluación salarial. En el año 2015 el número de afiliados alcanzó el nivel del año 2011 y, sin embargo, los ingresos fueron 5.000 millones de euros menores.
Para 2016, la previsión del Gobierno es que los ingresos por cotizaciones sumen 117.242 millones de euros, que prácticamente cubrirían las pensiones contributivas, que ascenderán a 118.941 millones de euros. Será el quinto año consecutivo en el que las cotizaciones no basten para cubrir las pensiones.
3.- DEFICIT EXTERNO: ¿Podremos pagar todo lo que debemos? Lo dudo. Ay del doble déficit que tantas veces te he comentado…
La deuda externa subió en 2015 hasta los 1,8 billones de euros
Al cierre de 2015, algo menos de una cuarta parte del total dependió de la deuda de las administraciones con el exterior
La reactivación de la economía no ha sido suficiente para que España redujera su deuda exterior en 2015. El país debe a sus acreedores más de 1,8 billones de euros, lo que supone la mayor cifra de cierre de año jamás alcanzada y coloca a España como uno de los países del mundo con mayor deuda externa. Los datos, publicados ayer por el Banco de España, revelan por otro lado un repunte de la entrada de capitales en el país, mientras que la balanza de pagos por cuenta corriente registró en enero un déficit de 700 millones de euros.
El volumen de la deuda externa española rompió en 2015 por primera vez la barrera de los 1,8 billones de euros. Pese a que a lo largo del año la andadura de la deuda fue oscilante, su valor acabó consolidándose por encima de este umbral. Ya en el primer trimestre de 2015, España debía a sus acreedores 1,824 billones, y cerró el ejercicio en 1,815 billones, unos 80.600 millones más que al cierre del año anterior, según los últimos datos de la balanza de pagos elaborada por el Banco de España. Se trata de una cifra que equivale al 167% del PIB, lo que sitúa a España entre los países más endeudados del mundo frente al exterior.
El incremento de la deuda externa en 2015 fue solo inferior al registrado en 2014, cuando la deuda externa creció casi en 100.000 millones de euros. Las administraciones públicas coparon la mayor parte de la deuda. Al cierre de 2015, más de 551.000 millones, algo menos de una cuarta parte del total, dependió de la deuda de las administraciones con el exterior. Otros 440.000 millones correspondieron a la deuda de instituciones financieras como los bancos privados, mientras que el Banco de España tuvo un saldo de 330.512 millones, y los otros sectores residentes (principalmente las empresas españolas) debían más de 303.000 millones a acreedores de fuera de España.
Con respecto al cierre de 2014, la deuda de la administración pública creció un 10%, mientras que el endeudamiento de institutos financieros privados y de las empresas privadas se redujo entre un 5,7% y un 5,8%. El incremento del endeudamiento del Banco de España fue mayor: su deuda hacia el exterior creció el año pasado un 33%, casi 75.000 millones más que en 2014.
Balanza de pagos
Con respecto al cierre de 2014, la deuda de la administración pública creció un 10%, mientras que el endeudamiento de institutos financieros privados y de las empresas privadas se redujo entre un 5,7% y un 5,8%. El incremento del endeudamiento del Banco de España fue mayor: su deuda hacia el exterior creció el año pasado un 33%, casi 75.000 millones más que en 2014.
La balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias registró otro déficit. Esta vez de 700 millones, frente a los 400 millones de enero de 2015, según los datos del Banco de España.
En particular, los pagos de los segmentos de bienes y servicios aumentaron a un ritmo interanual superior al de los ingresos (3,7% y 2,2%), hasta los 24.900 millones y 25.500 millones, respectivamente. Del componente de servicios, la rúbrica de turismo y viajes registró un superávit de 6.800 millones, 200 millones más, mientras que el saldo de servicios no turísticos se redujo en 400 millones en el cuarto trimestre, hasta los 3.800 millones.
ENTRAN MÁS CAPITALES PESE LA INCERTIDUMBRE
La entrada de capitales extranjeros en España se disparó el pasado enero. Los inversores inyectaron 16.000 millones de euros, más del doble que los 7.800 millones que invirtieron en enero de 2015. Este repunte se debe a la entrada de 7.900 millones en inversiones de cartera, así como al ingreso de 9.500 millones que llegaron mediante préstamos y depósitos.
El repunte de las inversiones extranjeras refleja el hecho de que, pese a la incertidumbre política generada por la incapacidad de llegar a un acuerdo de Gobierno, aún no se ha quebrado la confianza en la economía española. Esta entrada contrasta con los más de 70.000 millones que los inversores retiraron de España en el conjunto de 2015.
Luego no te extrañe de que el Ibex esté donde está y la prima de riesgo no se ha disparado gracias a Mario Draghi, que otro gallo cantaría, o cantará… Abrazos,
PD1: Estamos haciendo una generación de vagos que se quedan a la sopa boba paterna, so pretexto de que no hay trabajo. Me cuesta entenderlo. La culpa la tienen los padres en ese afán de sobreproteger a los hijos… ¿No sería mejor animarles a que se buscaran un curro, de lo que fuera, mientras estudian? ¿No sería mejor que se pagaran sus estudios con cualquier chapucilla que pudieran hacer? Y chapucilla le llamo yo a hacer babysitting, trabajar de camarero, pintar casas, ofrecerse a ordenar oficinas, mudanzas… Lo que sea, aunque no sea su especialidad, o lo que están estudiando… Valorarán más su vida ya que conocen el esfuerzo por conseguir algo…
Pero no, seguimos con un severo problema, que los alemanes no tienen. Hay que animar a los jóvenes a que se muevan y trabajen en lo que sea:
Tasa de paro menores 25 años feb-2016:
Alemania 6,9%
UK* 13,4
Francia 24,6
Portugal 30
Italia 39,1
España 45,3
Grecia* 48,9
*(en dic-2015)
Y si no fuera por los trapicheos que se hace cuando son mayores de 25 años, estaríamos viendo en la calle a muchos desesperados. No es vida tener a un 20% de la población sin trabajo, sobre todo para los que lo sufren…
Tasa de paro feb-2016:
Alemania 4,3%
USA 4,9%
UK* 5%
Francia 10,2%
Italia 11,7%
Portugal 12,3%
España 20,4%
Grecia* 24%
*(dato de dic-2015)
¿Por qué no podemos ser como los alemanes, los británicos, los estadounidenses? ¿Por qué no podemos ser como los franceses o los italianos al menos? ¿Por qué nos tenemos que parecer tanto a los griegos…? Y que conste que la culpa de los parados no la tiene ellos, sino que la culpa es de los empresarios que no se animan a emprender +, de gobiernos que no facilitan la contratación o el hacerse autónomo, de la economía sumergida, que los oculta y les deja sin pensión futura… No, no es cristiano ese severo problema social y su precaria solución… ¿Hasta cuándo estaremos así?