La banca tiene bula, y Rajoy un grave problema
Carlos Sánchez.
La retención de bulas es una figura jurídica ya en desuso; aunque en otro tiempo fue moneda de uso corriente. Se conoce con este nombre -también con el de ‘pase regio’- la facultad que tenían los reyes españoles de examinar las bulas papales llegadas de Roma. Estas bulas eran de obligado cumplimiento, pero ocurría que cuando los reyes consideraban que lesionaban sus derechos, lo que hacían era retenerlas para evitar su aplicación. Por el contrario, cuando estimaban que no les perjudicaban, permitían la ejecución de las normas en sus reinos. Es decir, una especie de ley del embudo.
Debido a esta práctica, no todo el Derecho canónico emanado de Roma -ahora hablaríamos de Bruselas- rigió en España, lo que contribuyó a crear un ordenamiento legal de carácter nacional. Ni que decir tiene que esta actitud provocó todo tipo de privilegios en favor de unos pocos (los más cercanos al poder absoluto del rey).
Eso es, en cierta medida, lo que ha pasado en los últimos años en el caso de la banca. El anterior Gobierno fue incapaz de poner pie en pared, y hoy, casi cinco años después del estallido de las célebres hipotecas subprime, este país continúa mareando la perdiz sobre qué hacer con un sistema financiero agujerado por el ladrillo: casi 400.000 millones entre promoción inmobiliaria y construcción. Mientras que en otros países se nacionalizó parte del sistema financiero o se le recapitalizó ‘manu militari’, en España se aprobaban normas y normas incapaces de identificar la naturaleza del problema.
Este privilegio de la banca española -prácticamente la única que continuó repartiendo fuertes dividendos tras el desplome de Lehman Brothers- explica buena parte de los problemas actuales. Estamos ante una especie de bula de nueva tipo que recuerda a aquella que publicó el papa Bonifacio VIII en la que afirmaba la superioridad del poder espiritual (léase el financiero) sobre el poder político
Existe, en este sentido, un esclarecedor documento del profesor Tano Santos, de la Universidad de Columbia, en el que se relatan una a una las medidas tomadas en los últimos cuatro años -al menos catorce de cierta transcendencia incluidas varias intervenciones- que demuestra cómo ninguna de ellas ha ido al fondo del problema, que no es otro que sacar el ladrillo de los balances para que las entidades se dediquen a lo suyo: prestar dinero en un marco de competencia.
Este privilegio de la banca española -prácticamente la única que continuó repartiendo fuertes dividendos tras el desplome de Lehman Brothers- explica buena parte de los problemas actuales. Estamos ante una especie de bula de nuevo tipo que recuerda aquella que publicó el papa Bonifacio VIII en la que afirmaba la superioridad del poder espiritual (léase el financiero) sobre el poder político.
La gran mentira de los beneficios
Sería injusto, sin embargo, generalizar o ponzoñar la parte sana del sistema (que la hay); pero es más que evidente que la timorata actuación de los poderes públicos con una parte del sistema financiero -en particular ciertas cajas de ahorros- justifica las presiones que están ejerciendo en las últimas semanas el FMI, el BCE y las cancillerías de media Europa sobre Rajoy para que España resuelva de una vez por todas sus problemas bancarios. Aunque ello suponga que algunas entidades declaren fuertes pérdidas. Es lo que ha ocurrido en otros países (ING, Societé Générale, Crédit Agricole, Deutsche Bank, Royal Bank, Commerzbank…) y no ha sucedido nada, más allá del daño patrimonial a sus accionistas. Pero aquí hasta la CAM daba beneficios horas antes de ser intervenida con un agujero mil millonario.
Por supuesto que los responsables últimos de tanto disparate no son las propias entidades. Si hay un sector regulado es el financiero, por lo que por pura coherencia cabe pensar que quienes han permitido llegar a esta situación -el orden es lo de menos- son el Ministerio de Economía y el Banco de España, que han pasado más miedo que Cagancho en Almagro a la hora de sanear los balances bancarios. El ministro De Guindos lo intentó con la primera reforma del sistema financiero, pero es algo más evidente que ha fallado. Ya se sabe que el infierno está empedrado de buenas intenciones.
Básicamente porque ha intentado salvar los muebles bancarios impulsando una nueva ronda de fusiones, sin duda necesaria, pero no en estos momentos. Es un error que la economía española está pagando en términos de empleo y de crecimiento. Las entidades insolventes deben ir a la quiebra.
Es obvio que no hay sistema financiero capaz de enfrentarse al mismo tiempo a un aumento de los requerimientos de capital (Basilea dixit), a un proceso de fusiones en el sector y a un saneamiento de sus balances, aunque sea parcial (52.000 millones de euros).
Y todo ello en un contexto macroeconómico dramático en el que la demanda de crédito solvente se ha deteriorado de forma importante, y que obliga a los bancos –aunque sea de forma bien remunerada- a comprar deuda pública a espuertas. Algo que provoca un efecto perverso. La crisis de ingresos del Estado penaliza sus balances al producirse una depreciación del valor de sus activos en renta fija; lo cual, a su vez, contagia al propio Gobierno, sacudido por los mercados ante los problemas de su sistema financiero. En suma una especie de círculo vicioso que ningún Gobierno -se ha abusado del gradualismo a la hora de abordar este problema- ha sido capaz resolver. Y eso que los problemas vienen de lejos.
Expurgar los balances bancarios
En este sentido, no estaría de más rescatar el comentario que hizo un lector de este periódico el 30 de enero de 2009 -sí han leído bien- cuando proponía lo más inteligente: expurgar los balances bancarios. Este era el comentario de ‘burgondio’:
“El problema de fondo es que los bancos no quieren dar un valor actual de mercado, a los activos que responden de los préstamos que concedieron. Si los precios se actualizaran, bajarían considerablemente y eso pesaría en el balance de los bancos. El galopante aumento del paro, con su consiguiente efecto en el impago de las hipotecas, va a provocar un aumento cada vez mayor del índice de morosidad. Los bancos, llegará un momento, en el que no tendrán más remedio que subastar los pisos, para cobrar lo que puedan de la deuda, ante una cada vez mayor falta de liquidez. Esto se va a reflejar en el balance de los bancos”.
Se desconoce si alguna autoridad económica leyó el comentario, pero parece obvio que un buen diagnóstico de la situación hubiera evitado, por ejemplo, que muchas empresas hubieran cerrado por falta de crédito o que se hubiera pinchado la propensión al consumo de las familias por el desplome de los valores bursátiles. La renta de las familias, ya se sabe, está muy condicionada por la confianza en la economía y por la evolución de los mercados.
No es menos obvio que el tiempo apremia, y que en la economía más bancarizada de Europa -una sucursal en cada esquina y un nivel de endeudamiento feroz-, es mejor un mal rescate externo del sistema financiero que condenar al país a reptar por el suelo trimestre tras trimestre. Para lo cual es condición indispensable desconectar el endeudamiento público de los balances bancarios
Ahora, el nuevo Gobierno, timorato en esta materia más allá de guiños populistas como regular el sueldo de los banqueros, tiene sobre la mesa la oportunidad de hacerlo, y lo lógico es concederle el beneficio de la duda. Pero no es menos obvio que el tiempo apremia, y que en la economía más bancarizada de Europa -una sucursal en cada esquina y un nivel de endeudamiento feroz-, es mejor un mal rescate externo del sistema financiero que condenar al país a reptar por el suelo trimestre tras trimestre. Para lo cual es condición indispensable desconectar el endeudamiento público de los balances bancarios.
Y parece evidente que la creación de un banco malo o de un vehículo de similares características es la solución más eficaz -aunque sea con dinero del FMI o de la UE- para evitar que la economía engendre lo que podría denominarse la maldición de Aristóbulo de Juan, que se produce cuando los problemas de insolvencia se resuelven a medias (mediante fusiones artificiales) y el sistema resultante es frágil con el riesgo de quedar poblado de instituciones enfermas. Como ha dicho De Juan, uno de los ‘padres’ de la reconversión bancaria de los 70 y los 80, “cuando se fusionan entidades enfermas, se dificulta la afloración de situaciones de insolvencia, privando de base jurídica a la necesaria intervención. Sin contar con que se mantienen los administradores y los gestores anteriores”.
Y la prueba del nueve no es otra que la concesión de créditos, que continúa en niveles inconsistentes con las necesidades del país. Emilio Botín, que tiene mucho que ver con lo mal que ha afrontado este país la crisis, se equivoca cuando sostiene que España “no necesita un banco malo, y punto”. Lo que no es bueno para el Santander, a veces es bueno para España
Y de Bankia que quieres que te diga: ha tenido malos gestores que la han llevado a la ruina, daban créditos a gente que no podía devolver, luego engañaron a muchos con las obligaciones preferentes (hoy han perdido un 50% con la conversión obligatoria), luego con la OPV de sus acciones (¡400.000 accionistas enganchados con pérdidas de un 40% a fecha de hoy y lo que le queda por caer, si es que vale algo cosa que dudo…(si la nacionalizan no valdrá nada)). Ha engañado a todos, mintiendo en la representación prudente y fiable de sus cuentas (el año pasado todavía dio beneficios y dividendo en vez de sanear y purgar… su pufo) Ha engañado al Gobernador MAFO, no es difícil hacerlo, al Ministro de Economía actual y pasado… Nadie se ha librado… Y ahora vamos a socializarle las pérdidas a los señoritos… ¡Anda ya, a paseo…!. Si te queda algún producto en Bankia, véndelo y vete de esa entidad, te estarán engañando seguro. Menudos getas son… Yo sigo creyendo que veremos en España colas en las puertas de los bancos. Ayer estuvimos bastante cerca. Hasta Rubalcaba tuvo que animar a la gente que dejara la pasta en Bankia, que él tenía su cuenta y tal…, ¡Mentiras!
Hay mucha gente que defiende a capa y espada a Rato, es muy simpático y educado…, no es como los demás políticos… Cuidado con las apariencias. La actual crisis se la debemos a los 7 años mal gestionados de ZP (2004-2011), pero no mires los años previos de éste, que al principio ZP no hacía más que continuar, siguiendo con las políticas de Rato (1996-2004)…, que no eran tan buenas como ahora hemos visto. La herencia que tuvo ZP de Aznar no fue como para tirar cohetes. El PP se equivocó en muchas recetas para estimular la economía y sobre todo, puso todas sus esperanzas en vendernos la idea de que la aportación de la construcción/inmobiliaria era para siempre y nunca bajarían los pisos, miau. La responsabilidad de la actual crisis es compartida por ZP y el equipo económico de Aznar. No dieron alternativa, basaron el modelo de crecimiento exponencial en la construcción y ha sido un fiasco. No sigas equivocado respecto a Rato….
Un abrazo
PD1: Para que te mires el bolsillo. Banif te va a cobrar una comisión sólo por tener fondos de inversión, algo que nadie cobramos…, ni vamos a cobrar. Al final, son un 0,24% que se suma al palo que ya te meten de comisión de gestión de carteras, más la comisión del propio fondo. Trágala…, o vente con nosotros.
Banif instaura un cobro de comisión de custodia para los fondos que distribuye
La entidad de banca privada cobrará el 0,18% semestral del patrimonio para los fondos y sicav que comercializa y el 0,24% para los no comercializados que solicita el cliente.
Una nueva comisión llega al mercado español. Desde el 1 de abril, Banif cobra una comisión por concepto de custodia y mantenimiento de IIC que asciende al 0,18% semestral del patrimonio para aquellos fondos y sicav comercializadas a través de la entidad y del 0,24% para los productos no comercializados que solicita el cliente. Esta comisión se trata de un concepto nuevo en las tarifas que aplica la entidad, uno de los gigantes de la banca privada española. Según ha podido saber Funds People, otras entidades podrían estar planteándose aumentar sus comisiones en esta línea.
Banco Banif, perteneciente a Grupo Santander, asesora actualmente activos por valor de 33.500 millones de euros de sus clientes de banca privada (a partir de 300.000 euros). Cuenta con 240 banqueros y una red de 170 agentes.
La obligatoriedad que ha impuesto CNMV de ofrecer a los clientes la clase de acción de los fondos más adecuada a su perfil inversor está provocando un cambio desde las clases retail a las de banca privada. Esto está teniendo, a su vez, su reflejo en las cuentas de las entidades comercializadoras. La clase de banca privada, que es la que más se ajusta a este tipo de entidades, tiene menor comisión que la clase retail y, por tanto, la retrocesión cobrada por el distribuidor de la gestora se reduce consecuentemente.
Desde CNMV aseguran que tan sólo una entidad ha solicitado la autorización para cobrar comisiones por este concepto y, de hecho, desde el regulador se requirió a Banif que se aclarara el concepto a los clientes. De ahí, la carta remitida a todos los clientes de la entidad, fechada a mediados de marzo, en la que se aclara que las tarifas se aplicarán “por la custodia y registro de acciones y/o participaciones de sicav, fondos de inversión españoles representados mediante anotaciones en cuenta e instituciones de inversión colectiva extranjeras representadas mediante cuentas globales, en las que Banco Banif realiza la custodia de dichas acciones y/o participaciones”, así como por “la custodia y registro de participaciones de fondos de inversión españoles con participaciones representadas a través de certificados y que sean custodiados por Banco Banif a través de cuentas globales, siempre que el folleto informativo del fondo de inversión correspondiente mencione el posible cobro a los partícipes de la comisión de custodia”.
En definitiva, se trata de una comisión por el trabajo de Banif de tener a sus clientes en cuentas ómnibus. Como, en la actualidad, no hay fondos españoles que trabajen con esa figura (que no está regulada en el reglamento español) el cobro queda reducido a fondos extranjeros, ETF y sicav.
Las entidades se enfrentan ahora al reto de explicar bien las nuevas comisiones al cliente. Los fondos de inversión ya cobran una comisión en concepto de custodia de los activos en cartera, que nada tiene que ver con esta nueva tarifa que ha empezado a aplicar Banif y que retribuye la custodia de los activos por parte del distribuidor. La aplicación de la comisión no supone en ningún caso un aumento de las comisiones para el cliente, ya que pasa a contar con unos fondos más baratos en su cartera.
Por otro lado, la decisión de Banif pone en igualdad de condiciones el incentivo para comercializar fondos de inversión y ETF, ya que en ambos casos se aplica la misma comisión. Al cobrar por IIC se engloban ambos tipos de producto (además de sicav) y de esa manera se reduce el incentivo que suelen tener las redes de vender fondos frente a ETF por la mayor comisión que dejan a la entidad.
PD2: La bolsa rebotará, es muy manipulable, siempre lo ha sido. Pero no refleja la realidad económica, nunca lo ha hecho. Volvemos a deteriorarnos y a juntarnos con los peores países del mundo. Tenemos un 35% de probabilidades de quebrar… Si así lo hiciéramos, será con nocturnidad y alevosía
PD3: Los mejores depósitos. ¡Qué curioso, “la crème de la crème”, las entidades más solventes!. Cuidadito con los depósitos. Cuando se líe, que se liará, pillará a la gente porque se hará en un fin de semana, sin poder actuar. Llevamos años avisando de que hay que preservar el capital. Insisto una vez más. Ha habido tantos engaños que la gente sigue sin aprender. La lista de abajo es para salir corriendo, por mucho que estén intervenidos por el Estado Español, que curiosamente no es muy solvente tampoco…
PD4: El BCE ha prestado tanto a los bancos españoles que no tiene gana de prestarles nada más. Lo ha dicho. Ahora es la banca española la que tiene que salvar a su propio estado español, más tieso que la mojama… Lleva el BCE 8 semanas consecutivas sin comprar bonos públicos españoles (ni italianos tampoco). El BCE soltó una millonada de euros (dos paquetes de LTRO a 3 años al 1%) y con eso está el sistema español servido… Bueno están servidos los bancos que, acojonados, compraron deuda española en primera instancia, para tirar la toalla y hacer la peseta, as usual… Pobre de Guindos, no le cambio su trabajo por todo el oro del mundo… Ahora no sólo les tenemos que devolver los dos paquetes de LTRO al BCE en menos que canta un gallo, sino que tenemos que sobrevivir solitos…, sin los guiris:
Cuidadito con Italia que no está muy boyante tampoco… Aunque a ella le perdonarían más que a España…:
PD5: El amor es lo que define la religión católica. Amor a Dios y amor entre nosotros, al prójimo. Y es en esto primero en lo que fallamos, no amamos mucho a Dios. Amamos a las mujeres, amamos a nuestros hijos, amamos a ciertas cosas (mis hijos aman la Blackberry y se piensan que van a sacar de ella algo vital de ella, que les va a solucionar la vida ¿?…). Hay gente que ama a equipos de fútbol, otros a la comida y la bebida, otros la música, otros la naturaleza… Unos se cansan de amar a su pareja y la cambian por otra…, siempre estamos buscando amar y ser amados.
Pero amar a Dios todos los días no es fácil. Hay que esforzarse, hay que querer… Muchas veces cometemos acostumbramiento en los actos de amor que hacemos (ir a la Misa, rezar el Rosario, ofrecer el día…). Como es algo que hacemos todos los días no lo hacemos poniendo toda nuestra voluntad, lo hacemos a veces con rutina, quizás, sin amor…También es cierto que al prójimo a veces le tenemos descuidado. Un gruñido matinal, un hacer lo que a mí me apetece, un ponernos nosotros y nuestros gustos por encima…
Es por eso por lo que cuando vemos a gente que lo deja todo y se dedica a amar a Dios nos impresiona sobremanera. O la gente que tiene un trabajo social u hospitalario en ayuda de los más necesitados… Son ejemplos muy buenos. Aunque lo mejor es cuando te encuentras a uno que no sólo ama a Dios con mucha intensidad, sino también a sus prójimos en su vida corriente… Ese es el que más nos llena, sin aislarse, con la gente de tu entorno, familia y amigos, muy metido en Dios. A esos son a los que me gustaría imitar.